Pecco Bagnaia pone orden, Marc Márquez se queda a las puertas del podio

Pecco Bagnaia empieza la nueva temporada de MotoGP donde lo dejó en 2023, erigiéndose como referencia absoluta e incontestable del certamen. Aunque Jorge Martín, el rey de los sábados, le puso la mosca detrás de la oreja con la pole y el triunfo en la carrera al sprint, el bicampeón del mundo y puntal de Ducati contestó con un domingo marca de la casa. Él ha sido el gran dominador de las carreras largas estos dos últimos años, una calculadora infalible, y en el GP de Qatar demostró que mantiene intacta su capacidad para gestionar el ritmo y tirar enfrente mejor que nadie.

El turinés, que partía quinto, salió como un poseso cuando se apagaron los semáforos y en apenas tres curvas se colocó al frente de la prueba, una posición que ya no abandonó hasta cruzar la línea de meta. Ni Brad Binder, segundo con la KTM, ni Martín, tercero después de un intenso toma y daca con el sudafricano, pudieron replicar su velocidad bajo los focos del desierto. “Trabajamos en silencio, y conocemos bien nuestro potencial”, presumió Bagnaia en el parque cerrado. Metódico y estudioso como pocos, su mente ya se fue a la siguiente cita del certamen en Portugal, de aquí a dos semanas. “Nos vamos a Portimao después de haber dado otro gran paso adelante”, comentó sobre los ajustes realizados a la Desmosedici GP24, una máquina que amenaza con arrasar de nuevo al resto de competidores y que, aparentemente, tiene todavía mucho margen de mejora.

Mientras Bagnaia dio un golpe encima de la mesa, Marc Márquez no estuvo tan lejos de terminar en el podio en su primer gran premio con la fábrica de Bolonia. El catalán fue recibido entre aplausos en el garaje del Gresini, y él no escondió su sonrisa. Penalizado por la menor velocidad punta de la GP23, la moto que fue campeona hace menos de cinco meses, el ocho veces campeón del mundo hizo una gran salida, se permitió un par de adelantamientos en el tramo inicial de carrera y luego supo conformarse con una cuarta posición que sabe a gloria tras partir sexto. Con las manías de 11 años pilotando la indomable Honda, el instinto todavía le obliga a pensar más de la cuenta sobre su nueva máquina.

“He intentado tener el podio a la vista, gestionando los neumáticos, y cuando he querido ir al ataque no tenía más”, comentó en DAZN el ocho veces campeón del mundo. Más maduro, a sus 31 años, parece haber encontrado el sosiego necesario para no forzar y querer hacerlo todo a la primera de cambios. “Siento que aún tengo margen con la moto, pero hasta entonces debo tener paciencia”, agregó.

Pedro Acosta fascina, pero paga la novatada

El otro gran protagonista del fin de semana, el que más espectáculo dio sobre la pista de largo, fue Pedro Acosta. El irreverente novato de 19 años de GasGas, en su debut, dio un recital de pilotaje agresivo e hizo más adelantamientos que nadie a lo largo de la carrera. Tras partir octavo y caer a la décima posición en la salida, llegó a remontar hasta la cuarta plaza en el ecuador de la prueba. La ambición desmedida del campeón de Moto3 y Moto2, que en tan solo 30 meses ha completado el ciclo formativo para llegar a la máxima categoría, le hizo pagar la novatada.

Después de subir como la espuma, Acosta se deshizo como un azucarillo, no sin antes meterle la moto sin miramientos a Marc Márquez, con quien todo el mundo le compara. El desgaste brutal de sus neumáticos y cierta tirantez física hicieron que perdiera de golpe el tren de la carrera cuando llegó a pensar en el podio. Finalizó noveno, aunque nadie en Lusail se quedó con el resultado, sino con las sensaciones. “Olé, se aprende así, dándolo todo. Tiene un pilotaje muy agresivo y espectacular”, le aplaudió Márquez. El chaval dará mucho que hablar ya en 2024.

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