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Álex Mumbrú: “Me gusta que mis jugadores vayan al límite, quiero un equipo duro”

El entrenador español habla sobre su fichaje como seleccionador de Alemania, el combinado campeón del mundo de baloncesto

Álex Mumbrú
Mumbrú, en su presentación como seleccionador de Alemania.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)
Juan Morenilla

La primera experiencia en el extranjero de Álex Mumbrú (Barcelona, 45 años) será entrenar a la selección campeona del mundo de baloncesto, Alemania. Quien fuera alero del Real Madrid, el Joventut (en ambos clubes en dos etapas) y Bilbao Basket, y técnico del conjunto vasco y del Valencia, acaba de ser elegido para sustituir a Gordie Herbert al frente del equipo que se coronó hace un año como rey del planeta y que este pasado verano fue cuarto en los Juegos Olímpicos de París. Mumbrú fue destituido en abril de este año como entrenador del Valencia tras quedarse sin opciones de estar en las eliminatorias de la Euroliga y estudiaba planes de futuro cuando le llamó Alemania. Será el segundo técnico al mando de una selección en la élite mundial, tras Jordi Fernández en Canadá, y parte de un baile de banquillos que afecta curiosamente a los cuatro semifinalistas olímpicos (Steve Kerr deja EEUU, como Svetislav Pesic no seguirá en Serbia y Vincent Collet en Francia). Mumbrú, que debutará el 22 de noviembre contra Suecia en la clasificación para el Eurobasket 2025, es un caso atípico entre la generación dorada del baloncesto español por su ambición por ser entrenador.

Pregunta. ¿Cómo llega la oferta de Alemania?

Respuesta. Me llamaron y tuvimos una reunión informal para conocerme como persona. Ellos ya se habían informado sobre mí. Querían a alguien con hambre, ganas e ilusión de llevar a una selección muy grande. Yo estaba hablando con algún club, pero me hacía ilusión entrenar a los campeones del mundo. Es un reto apasionante que me motiva. Me preguntaron los objetivos. Cuando ya han sido los mejores, el reto es igualarlo. Hay que seguir esa línea.

P. ¿Como jugador pudo haber probado en el extranjero?

R. Siempre tuve ofertas de la Liga española, buenos equipos. Cuando tuve la opción de salir vino el Madrid a buscarme. Estando en Bilbao también hubo muchos problemas y estuve a punto de ir al extranjero, pero se solucionaron y me quedé. Las carreras no se deciden, van cogiendo un camino u otro.

P. ¿En qué ha cambiado desde su debut como entrenador?

R. Las ganas son las mismas. Si no, lo dejaría. Me ha venido bien este parón después de Valencia para recuperar energías. Un entrenador debe transmitir la pasión, la entrega, en el día a día. Es algo que tenía antes y sigo teniendo. En la entrevista hice hincapié en lo que yo podía aportar, fui yo.

Alex Mumbrú
Mumbrú, con el Valencia Basket.Miguel Ángel Polo (EFE)

P. Cuando era jugador tomaba notas de sus entrenadores en una libreta. ¿La sigue consultando?

R. Sí, siempre vuelvo. El baloncesto no deja de ser un juego con unos conceptos básicos, además de la gestión de un vestuario. Ya no apunto en la libreta, sino en el iPad. Los básicos son los mismos, aparte de la garra y la lucha que has de hacerles sentir a los jugadores. Un equipo necesita química, y a veces caer de pie en un grupo y en una afición.

P. ¿Sus virtudes?

R. Soy un tío bastante crítico conmigo mismo. Te diría más defectos que virtudes. Mi virtud es haber sido jugador, sé lo que les pasa por la cabeza, la manera de decirles las cosas en el partido, que me entiendan, ser comprensivo con ellos. Defectillo, a veces soy impulsivo. Hay que tener paciencia y a la impulsividad hay que tenerla más controlada. Como jugador vas a 200 pulsaciones y a mí me gusta que mis jugadores vayan al límite, que lo den todo, y eso me exige estar también a ese nivel.

P. ¿Cómo ha de ser su equipo?

R. Duro. Es un dicho que se juega como se entrena, pero es así. Me gusta que mis equipos sean duros, físicos, que jueguen con contacto, que entrenen duro cada día. Quiero entrenar con ritmo y que mi equipo sea aguerrido, con una identidad de lucha. Cuando digo dureza, hablo del carácter, de la dureza mental del día a día. Es importante que el grupo sepa asumir las derrotas y que continúe trabajando en las victorias. Debe estar unido, no partirse.

P. ¿Qué es jugar bien al baloncesto?

R. Compartir el balón, los detalles bien hechos, un esfuerzo defensivo por cada balón muerto. Hay unos mínimos de esfuerzo y dureza mental. Luchar uno por el otro. Hay jugadores que anotan más y se llevan las luces, pero el entrenador ha de hacer que todos se sientan importantes con su rol. Los pequeños esfuerzos deciden en el baloncesto. Eso define al equipo que gana.

P. ¿Cuál es su personalidad?

R. Cada entrenador tiene su estilo, ni mejor ni peor. He tenido entrenadores que me gritaban más, otros que eran más profesores. ¿Lo mejor? Cada uno elige su fórmula porque todo el mundo gana partidos. Hay muchas maneras de ganar. Yo me considero un entrenador exigente en pista, que durante el partido sé lo que es estar ahí con la tensión, la afición, el arbitraje. Intento apoyar a mis jugadores, pero está claro que si no hacen las cosas bien se van a llevar una bronca, a lo mejor no con aspavientos por mi parte, pero se van a enterar de que no hacen lo que el equipo necesita.

P. ¿Eso es mano dura?

R. Todo el mundo tiene la mano dura. Luego cada uno tiene su talante para decir las cosas. Yo no diría que soy de mano dura, pero sí de exigencia. Es hacer las cosas bien, no salirte del guión, hacer lo que cada día entrenas. Eso es trabajo del entrenador, ser estricto y que el equipo no se escape.

P. ¿Ha visto jugadores con talento no aprovechado?

R. Sí, a veces condicionados por las lesiones o por la parte mental. He visto chicos con talento que podían haber llegado a más y no han sido lo suficientemente exigentes y mentalmente duros. A veces el esfuerzo puede superar al talento. El talento necesita esforzarse para ser mejor.

P. Uno de sus maestros ha sido Aíto, que entrenó cuatro años al Alba Berlín. ¿Han hablado sobre el baloncesto alemán?

R. Sí. Me enseñó mucho como jugador y entrenador. Muchas veces fue pionero en muchas cosas, como en las rotaciones. Cuando un jugador estaba 38 minutos en pista él empezó a hacer rotaciones que entonces no se entendían. Es un referente.

P. ¿Sueña con entrenar a la selección española?

R. A cualquier jugador que ha estado en la selección le gustaría estar ahí. Ahora estoy muy centrado con Alemania, sabemos de la dificultad que nos viene.

P. Los dos finalistas del último Mundial, Alemania y Serbia, son europeos, como tres de los cuartos semifinalistas olímpicos (se suma Francia). ¿Estados Unidos está más cerca que nunca?

R. Sí, pero sigue ganando. El baloncesto europeo lleva muchos años compitiendo a un gran nivel en la NBA y en las selecciones. Los dos mundos se acercan mucho más cuando antes había una brecha mucho más grande en todo, desde el físico a la técnica.

P. ¿Ha hablado con Dirk Nowitzki, mito alemán?

R. Aún no. Hablaré con él, le conozco, hemos jugado desde los 17 años en contra uno del otro en campeonatos. Alemania es su selección, con la que ha tenido un compromiso total. Cuando le vea, recordaremos batallitas.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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