_
_
_
_
_

La libreta de Alex Mumbrú

El técnico del Valencia Basket reflexiona sobre su carrera, el salto al banquillo y su filosofía de juego: “Ser entrenador no es dar gritos”

Alex Mumbrú
Alex Mumbrú, durante un partido del Valencia Basket en la Fonteta.Miguel Ángel Polo (EFE)
Juan Morenilla

Seis victorias en siete partidos, la última ante el Barcelona en la Fonteta, han elevado al Valencia Basket a la segunda posición en la liga ACB, solo por detrás del invicto Madrid. Y cuatro triunfos en cinco citas le sitúan también a la estela de los blancos en la Euroliga, competición en la que este jueves (20.30, Movistar) recibe al Alba Berlín. Al frente de la nave naranja, Alex Mumbrú (Barcelona, 44 años) continúa subiendo peldaños en el banquillo después de una carrera como jugador que le llevó a la cima.

Para recitar su palmarés hay que contener la respiración: con los clubes, dos etapas en el Joventut, dos en el Madrid y un largo periodo de nueve años en el Bilbao Basket antes de retirarse en 2018 y cambiar la camiseta de alero de 2,02m por el traje de entrenador. En 21 temporadas de corto en la ACB, 677 partidos, sexto en el ránking tras Felipe Reyes, Rafa Jofresa, Nacho Rodríguez, Nacho Azofra y Juan Carlos Navarro; quinto en minutos (16.930) y en triples (901), y noveno en puntos (7.435). Con la selección, 113 citas internacionales y cinco medallas: oro en el Mundial de 2006 y en el Europeo de 2009, platas en el Eurobasket de 2007 y los Juegos de 2008 y bronce continental en 2013, su último servicio con La Familia.

Mumbrú, a la derecha entre Navarro y Berni Rodríguez, tras ganar el Mundial de 2006.
Mumbrú, a la derecha entre Navarro y Berni Rodríguez, tras ganar el Mundial de 2006.ADREES LATIF (REUTERS)

El caso de Mumbrú es curiosamente atípico. De aquella inolvidable generación han sido varios los que han saltado a los despachos (Jorge Garbajosa, Marc Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón...) pero pocos, o casi ninguno, quienes como él se han vestido de técnico. “A ellos no les gustaría. El único que tenía el picorcito por entrenar era yo. Lo tenía claro desde hace mucho antes de retirarme. Guardo todavía una libreta en la que anotaba cosas de mis entrenadores y ahora ya anoto cosas mías. Es como una biblia donde mirar cuando las cosas no van bien y acordarte de conceptos con más frialdad”, cuenta Mumbrú a EL PAÍS después de un entrenamiento del Valencia. Allí aterrizó en 2022 como continuación de cuatro cursos en el Bilbao Basket que le eternizaron como uno de los hombres de negro de Miribilla, y tras graduarse como técnico en la misma promoción que Jaka Lakovic y Pablo Prigioni.

Después de un curso pasado con “dudas” y de las ocho bajas (entre ellas el icono Bojan Dubljevic) y siete altas este verano en el Valencia, Mumbrú comienza a afilar ese olfato que le concede haber palpado el baloncesto en las dos aceras. “Mi suerte de haber sido jugador es que entiendo cómo se sienten, la frustración en un partido, el recibir una bronca... Me pongo en su piel. Les entiendo, aunque no siempre lo comparta. Sé lo que piensa un jugador y controlo esos estados de ánimo”, reflexiona el técnico.

En su manual de cabecera, “un maestro” sobresale: Aíto García Reneses. Y le acompañan Sergio Scariolo y una larga lista de entrenadores españoles a los que Mumbrú señala como sus referentes: Sito Alonso, Manel Comas, Alfred Julbe, Pepu Hernández, Joan Plaza... “He tenido clínics anuales de ellos”, cuenta el preparador barcelonés. De esa ensalada de conceptos y personalidades brotó el Mumbrú entrenador, convencido de que sus mayores éxitos en la pista habían llegado con entrenadores “exigentes” y que él quería ser “de la escuela dura, yugoslava”. Esa era la teoría que apuntaba en su libreta. Pero, ¿lo ha conseguido? “Ser entrenador no es dar gritos, que también los hay. Un equipo funciona desde el respeto y desde hacer las cosas bien hechas. Está claro que yo no soy un entrenador blando. Me gusta que mi equipo compita y que haga las cosas a mi manera, que seamos duros. Y la única manera de que un equipo juegue duro es entrenar duro. Soy exigente. El castigo también forma parte del entrenamiento, pero no siempre es la única solución. Hay castigos que funcionan y a veces no hay castigos. El equipo ha de ser la extensión del entrenador en la pista, tener su mentalidad”, receta Mumbrú.

“El esfuerzo es innegociable”, explica el técnico como resumen de su filosofía; “el talento con esfuerzo es imparable. Pero el talento sin esfuerzo es mediocre. Con sacrificio se puede llegar a tener más talento que quien lo tiene innato. Quiero que seamos un equipo difícil, duro defensivamente y que comparta el balón. Un equipo con compromiso y sobre todo con alma. El Madrid y el Barcelona tienen un presupuesto desorbitado, pero la obligación del Valencia es estar ahí y luchar hasta el final. Es nuestro adn, hasta donde lleguemos”. Bajo esa premisa, el conjunto naranja es el que menos puntos recibe en la ACB (76,5) y el segundo más sólido en la Euroliga (70,8), tras el Barcelona (69,8).

Los recuerdos de más de dos décadas con los tirantes, atento a la pizarra de sus entrenadores, permiten a Mumbrú señalar al baloncestista como un ser “egoísta por naturaleza, pendiente de su contrato la próxima temporada”. Por eso radiografía a su jugador preferido: “El que pone al equipo por encima del individuo. Los buenos son los que aceptan ese rol. Algunos no lo entienden nunca. Cuando tienes a un jugador avaricioso, es difícil, ese estilo no me gusta”.

En el sentido contrario, sus muchachos ven cada vez menos al exjugador y cada vez más al jefe. “Mi retirada va quedando lejos. Ese respeto dura poco. Me lo tengo que ganar cada día, en cada entrenamiento. Debo demostrar que soy un líder y cómo quiero que sea mi equipo. Mi carrera como jugador ya no cuenta. Este es otro reto”, admite Mumbrú. Y apunta un futuro anhelo, el banquillo de la selección española: “Es mi equipo, en el que lo he ganado todo y lo he pasado increíblemente. Mi otra familia. Yo haré mi camino, y ya veremos si algún día ese sueño se cumple”.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_