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Uruguay se encomienda a Marcelo Bielsa para reanimar su fútbol

El entrenador argentino será el segundo extranjero en la historia que dirigirá la selección dos veces campeona del mundo

José Pablo Criales
Marcelo Bielsa
Marcelo Bielsa, durante un partido del Leeds United inglés en noviembre de 2020.MICHAEL REGAN (Reuters)

Marcelo Bielsa vuelve al fútbol. El entrenador argentino de 67 años, tan venerado en el mundo como cuestionado en su propio país, dirigirá la selección de Uruguay. Será su tercer equipo nacional tras los seis años que estuvo al frente de Argentina (1998-2004) con el fracaso en el Mundial de 2002 de por medio, y los cuatro (2007-2011) que encabezó Chile para sentar las bases de un equipo que dominó América años después. La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) no ha hecho un anuncio oficial, pero según informan los medios nacionales, el entrenador ya está en Montevideo y firmará su contrato el lunes que viene. Serán cuatro millones de dólares por temporada con un objetivo y fecha de caducidad: la Copa del Mundo de 2026.

Bielsa no dirige desde que fue despedido en febrero de 2022 del banquillo del Leeds United de Inglaterra. Su aventura en Reino Unido, cuatro años en los que logró ascender al equipo a la Premier League tras 16 temporadas en segunda división y terminó yéndose abruptamente tras una seguidilla de derrotas, es un espejo de un entrenador elevado a categoría de mito por tener principios irrenunciables.

Su preferencia por la marca hombre a hombre, la posesión del balón y el zafarrancho en ataque, son menos conocidos que sus discursos motivacionales y la búsqueda de una ética por encima del éxito deportivo. En Leeds todavía recordarán ese partido de 2019 contra el Aston Villa, en plena pelea por el ascenso, en el que el entrenador mandó a su equipo a dejarse anotar el empate tras ponerse en ventaja mientras un jugador rival pedía ser atendido por los médicos. Algunos jugadores de ese ciclo también cuentan que el entrenador alguna vez interrumpió las prácticas para repartirles bolsas plásticas para salir a recoger la basura en el predio.

La selección uruguaya parece necesitada de esa épica en este momento. En marzo empató con Japón y venció por la mínima a Corea del Sur en dos amistosos, pero la última imagen que dejó al mundo rozaba la tragedia: el pasado 2 de diciembre, Uruguay venció a Ghana por 2 a 0 en su tercer partido del Mundial de Qatar, pero no le alcanzó y se fue eliminada en la fase de grupos. El histórico Luis Suárez lloraba en el banco de suplentes, el defensor José María Giménez perseguía una cámara a los gritos contra el arbitraje, y el entrenador Diego Alonso culpaba a la FIFA por los puntos perdidos en los partidos anteriores. Alonso había asumido la dirección técnica de la selección un año antes para llenar unos zapatos enormes: Óscar Washington Tabárez, el entrenador que marcó época con 15 años al frente del equipo, había sido despedido abruptamente tras una seguidilla de derrotas que puso en peligro la clasificación a la Copa del Mundo. Tras la catástrofe en Qatar y el final del ciclo de una camada de jugadores que brillaron la década pasada, la AUF renovó autoridades y prescindió de su director técnico.

El rumor de que el elegido sería Marcelo Bielsa empezó a circular hace casi dos meses. “Es una cuestión de horas. Es algo que está prácticamente definido, pero es un contrato que tiene su complejidad”, resumía el flamante vicepresidente de la AUF, Gastón Tealdi, en una entrevista radial de esta semana. Las discusiones de semanas se han cerrado este jueves tras el visto bueno de Bielsa a la propuesta de contrato. El argentino será el segundo entrenador extranjero en dirigir a la selección uruguaya, que ganó la primera Copa del Mundo en 1930 y repitió el título dos décadas después, tras el breve paso del también argentino Daniel Passarella entre 2000 y 2001. No será un extraño en las próximas eliminatorias: es el séptimo argentino que asume como entrenador de una selección sudamericana.

El desafío tiene la talla de un entrenador que ha recorrido el mundo sin dejar indiferentes a hinchadas tan exigentes como la del propio Leeds, el Newell’s de Rosario, el Athletic de Bilbao o el Oylmpique de Marsella. En Chile su fútbol hizo escuela. En la ciudad de Rosario han bautizado un estadio en su honor. En Leeds, los fanáticos cambiaron el nombre de un pasaje del centro de la ciudad por el suyo. Y en Uruguay no es un extraño: el diario El País contaba este jueves que Bielsa disfruta desde hace años de caminar las calles de la ciudad y un día entró a pedir el baño a una radio local sin que le reconocieran. Cuando se dieron cuenta de quién era el visitante, bautizaron el servicio en su nombre. Puede ser el primer homenaje de otro renacer del bielsismo.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.

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