Partizán-Real Madrid: Tavares apaga la caldera de Belgrado

Euroliga - cuartos - jornada 3

Partizan

80 82

Finalizado

Real Madrid

En medio del infierno de Belgrado emergió un gigante. Walter Tavares apagó la caldera que alimentaban 20.094 espectadores del Partizán con una actuación tan descomunal como su figura. Fueron 26 puntos, 11 rebotes, tres asistencias y tres tapones para rescatar al Madrid y dejar en 1-2 los cuartos de la Euroliga. El conjunto blanco aún encara una gesta nunca vista en la Copa de Europa, remontar dos derrotas iniciales en una eliminatoria, pero el paciente sigue vivo después de estar contra las cuerdas. Tavares y un crecido Williams-Goss (22 puntos) mandaron la serie a la cuarta cita, el jueves en el bullicioso Stark Arena.

Los quintetos iniciales saltaron a la pista compartiendo una pancarta: Basketball unites people, el baloncesto une a la gente. En esa foto posaban Llull, cuya falta antideportiva a Punter originó la pelea del pasado jueves, y Tavares, rescatado tras perderse aquel choque por una lesión de rodilla. El gigante palmeó el primer balón y Musa tardó seis segundos en cometer falta en ataque. Los dos siguientes acercamientos blancos al aro terminaron en sendas pérdidas, la tortura del Madrid este curso, y el Partizán aceptó el subidón que le inyectó la grada para escribir un 9-0 que obligó a Chus Mateo a parar máquinas antes de los dos minutos. Otra pérdida elevó el 12-0 hasta que el equipo madridista se estrenó con unos tiros libres de Williams-Goss. La tropa de Obradovic defendía con el cuchillo entre los dientes y en ataque, con todos sumando a la causa, obligaba a los blancos a cargarse de faltas. Hezonja tuvo que vestirse de cuatro ante las bajas de Deck y Yabusele. También apareció Tavares y un triple de Musa dio aire a los visitantes (13-9). El equipo de Belgrado no levantaba ni un segundo el pie del acelerador, lanzados por Smailagic y Madar, muy confiados en el tiro (28-13). Mateo daba vueltas a la ruleta con los cambios (Rudy, Randolph, Sergio Rodríguez) sin acabar de cerrar la sangría: 32-19 para alcanzar la primera pausa.

Regresó Tavares a las trincheras, más faro que nunca. Smailagic sacaba al pívot de su cueva con el anzuelo del tiro exterior, pero por dentro no hay jugador en Europa que pueda contener a la torre de Cabo Verde. Rudy encendió la luz desde el perímetro (41-31) y el Partizán comenzó a acusar ese exceso de revoluciones con el que había arrancado. Difícil mantener ese ritmo enloquecido, rebajados además por las sanciones a Punter y Lessort. El bajón local lo aprovechó Tavares con una exhibición de músculo. El Madrid exprimió la sencilla receta de mandar balones al hombre más alto de la cancha (2,20 metros). Una y otra vez, los eternos brazos de Tavares se elevaban en la zona para cazar los pases desde el exterior y machacar el aro del Partizán. Una y otra vez, el conjunto de Belgrado se declaraba impotente para frenar a semejante tallo (41-37). El Madrid redondeó un parcial de 0-11, los de Obradovic se quedaron secos en ataque durante más de cuatro minutos, precipitados y erráticos desde el triple, y el partido volvió a la casilla de salida. Tavares se ganó el descanso con 16 puntos (14 de ellos en el segundo cuarto) y siete rebotes en ese primer tiempo, majestuoso, salvador cuando el equipo español se asomaba al precipicio: 48-45.

La caldera de Belgrado ya no hervía tanto. La precipitación viajaba ahora en el vagón del Partizán, más impreciso y sin un capitán que agarrase con fuerza el timón. El Stark Arena añoraba más que nunca a Kevin Punter y a Lessort. El Madrid había encontrado su lugar después de resistir a la tormenta. El conjunto de casa intentaba cerrar las vías de acceso a Tavares, apretando las tuercas con dureza en el cuarto trasero, pero el pívot resultaba imparable. Un tapón del grandullón a Nunnally desembocó en un contragolpe y un triple de Hezonja que culminó la trabajada remontada de los blancos (53-54).

Alrededor de Tavares, el Madrid conectó al resto de las piezas. Hezonja era un imán para el rebote, Musa aportaba con sus penetraciones, Williams-Goss (exjugador del Partizán) lucía muñeca... y el equipo corría y tapaba cada grieta frente a su canasta. Los de Belgrado no eran aquella maquinaria engrasada del comienzo, sino que se movían a trompicones, enganchados a las acciones individuales (63-66 después del tercer cuarto).

La última bala del Partizán descansaba en su incansable afición. Ni un segundo de desánimo, ni una garganta en silencio. Dante Exum, recuperado tras el placaje de Yabusele en la tangana del WiZink, comandaba la reacción. Respondía un enchufado Williams-Goss (68-70) hasta que cometió la cuarta falta. Dos triples de Musa ni siquiera tocaron el aro. Los nervios recorrían cada esquina del pabellón a falta de cinco minutos.

Mate a mate, Tavares castigó la red de los hombres de negro. Ante ese ciclón no había sortilegio posible, ni siquiera del mago Obradovic (74-75). Para Smailagic, una pesadilla. Para el Madrid, Tavares o Tavares. El destino estaba en sus manos en otro final de infarto. Con 77-77 en el marcador, Williams-Goss martilleó desde el triple con solo 24 segundos por delante. Hasta la última décima sufrió el Madrid para seguir vivo en los cuartos. Este jueves, con Deck y Lessort de vuelta, otro trepidante capítulo.

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