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El triunfo de Bagnaia es el éxito de Ducati, la moto que marca el paso en MotoGP

El fabricante italiano, que ha liderado la revolución tecnológica de los últimos tiempos, llevaba 15 años esperando a ganar el Mundial de pilotos

Pecco Bagnaia MotoGP
Bagnaia, subido a su Ducati, celebra el título de campeón del Mundial de MotoGP en el Gran Premio de Valencia el pasado domingo.JAVIER SORIANO (AFP)

Se paseaba por el garaje con una estridente peluca roja el gran artífice del retorno de Ducati a la gloria. Gigi Dall’Igna ha culminado la revolución tecnológica que él mismo impulsó en MotoGP a partir de su nombramiento como director general del programa de carreras de la fábrica italiana en 2013. Puso orden desde entonces a un equipo que no daba con la tecla definitiva y se alejó de la filosofía predominante de la época: que el motor corra y el resto ya veremos. Hacía 15 años, desde aquel éxito aislado de Casey Stoner, que un piloto no vencía el campeonato del mundo con la fábrica de Borgo Panigale, máximo exponente del empuje europeo en los últimos años y ahora recipiente de la triple corona. El estallido de alegría tras la consecución del título en el GP de Valencia fue de traca.

Sin importar las formalidades, el equipo oficial al completo irrumpió en la sala de prensa mientras Pecco Bagnaia, su héroe, atendía al protocolo y a los medios. “¡I campioni siamo noi” (los campeones del mundo somos nosotros), cantaban mientras llovía el prosecco. El júbilo estaba más que justificado después de pasar varios años de penurias y otros tantos acariciando el gran objetivo, reventado en los mejores tiempos de Andrea Dovizioso por el coloso Marc Márquez. Entre 2010 y 2016, la fábrica se pasó 100 carreras sin saborear la victoria hasta que Andrea Iannone lo logró en un GP de Austria. A partir de entonces, Dovi tuteó al referente de Honda entre 2017 y 2020 sin poder rematar la faena. Fue hasta tres veces subcampeón el de Forli, a pesar del claro dominio de su maquinaria. Y ni con la grave lesión del piloto Cervera logró Ducati romper la preeminencia japonesa en el Mundial de pilotos. Hasta Suzuki, con Joan Mir en 2020, y Yamaha, con Fabio Quartararo en 2021, supieron sacar mayor provecho a un paquete técnico inferior durante la época de la pandemia.

Bajo la dirección de Dall’Igna, Ducati se ha acostumbrado a innovar y a ser copiada. Si detectan los rivales un cambio en el carenado, incluso en una pegatina, buscan la manera de seguirles el paso. “Hemos introducido muchas novedades que después han sido utilizadas y copiadas por otros constructores. Por ejemplo, las alas, los diferentes elementos aerodinámicos o los dispositivos de salida”, apuntaba en conversación con EL PAÍS Paolo Ciabbatti, director deportivo de la marca. La preeminencia de la marca ha levantado ampollas y desatado más de una discusión sobre las regulaciones técnicas del certamen. “Las normas son las mismas para todos”, recuerdan por alusiones. Tras una temporada en la que sus pilotos han ganado 12 carreras y logrado 17 poles de 20 posibles, los pilotos lo tienen claro. “En Honda tienen que ponerse las pilas. La Ducati es una moto que funciona y muchos pilotos pueden ir rápido con ella”, decía Álex Márquez, que se ha hartado del constructor del ala dorada y pone rumbo a Italia. Su hermano Marc ya mandó un recado similar al equipo y en Cheste volvió a apretar las tuercas: “Tengo que dar un paso este invierno y Honda tiene que dar dos”.

Alberto Puig, director deportivo de la marca del ala dorada, reconocía a este periódico que deben estudiar con lupa a sus oponentes: “El ADN Honda no es fijarse en lo que hacen los demás, pero visto lo que han mejorado los europeos, hemos de mirar cómo lo han hecho”. La receta no es nada del otro mundo. Se basa en la creatividad y el atrevimiento, en saber interpretar y encontrar los límites del reglamento. También en apostar por un mayor equilibrio y una moto amable para todos los estilos de pilotaje, regando una buena cantera de pilotos jóvenes.

Con siete de los ocho pilotos Ducati logrando una pole position esta temporada, se antoja complicado que el resto de marcas pueda encontrar rápidamente la receta mágica que por fin ha encumbrado a los transalpinos, que llevan una década ampliando los horizontes del deporte. “Esto afirma la tecnología italiana en el escenario mundial con un corredor de casa. Deberíamos estar muy orgullosos”, celebraba Giacomo Agostini, el anterior ganador italiano sobre una montura de su país en 1972. Ducati ha cruzado, por fin, ek primero la línea de meta.

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