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El PGA Tour expulsa a los golfistas que disputan la Superliga saudí

El circuito estadounidense toma la primera gran medida en la guerra contra LIV Golf, que asegura que “la era de los agentes libres” ha comenzado

LIV Golf
Sergio García, este jueves durante la primera ronda del torneo de Londres.ANDY RAIN (EFE)
Juan Morenilla

Las primeras bombas han caído en la guerra que sacude el golf mundial. Pocos minutos después de que a las 15.15 de este jueves los 48 jugadores que disputan en Londres la primera prueba del circuito LIV Golf, la millonaria liga saudí, dieran sus primeros golpes en el Centurion Golf Club, el circuito americano reaccionó con mano dura contra los rebeldes. Los 17 golfistas que pertenecen a su organización y que se han alistado sin permiso en la primera de las ocho citas de la liga saudí han sido expulsados de la casa. Entre ellos están Sergio García, Dustin Johnson y Phil Mickelson, aunque los dos primeros, junto a otros ocho jugadores, ya habían renunciado antes de tener que enfrentarse a estas sanciones.

“De acuerdo con el Reglamento de Torneos del PGA Tour, los jugadores que compiten esta semana sin permiso están suspendidos o no son elegibles para participar en los torneos del circuito, incluyendo la Presidents Cup [torneo entre golfistas de EEUU y una selección de no europeos]”, ha comunicado el circuito americano. El comisionado, Jay Monahan, ha explicado que la participación en la liga saudí supone una “violación” de su reglamento, y ha asegurado que esta medida se tomará también con los jugadores que acepten enrolarse en cualquier futura cita del LIV Golf, y que a la vez impedirá que los no miembros del circuito estadounidense puedan beneficiarse de una invitación para acudir a sus competiciones. “Estos jugadores han hecho su elección por sus propias razones financieras”, ha comentado Monahan en una carta enviada a los miembros del circuito americano que se mantienen fieles, “pero no pueden exigir los mismos beneficios, consideraciones y oportunidades que ustedes. Es una falta de respeto. Estoy seguro de que nuestros aficionados y socios -que seguramente están cansados de toda esta charla sobre dinero, dinero y más dinero- seguirán entretenidos con la competición de clase mundial que ustedes despliegan todas y cada una de las semanas. Esta semana, el RBC Canadian Open es un brillante ejemplo de lo que ustedes han creado con el PGA Tour: un campo repleto de estrellas, un patrocinador comprometido, entradas agotadas y una distribución de transmisión global. Estos elementos forman parte del Adn del Tour, construidos por gente como Jack [Nicklaus] y Arnie [Arnold Palmer], fomentados por Tiger y muchos otros, cuyos legados están unidos. Este legado colectivo no se puede comprar ni vender”.

Los 17 jugadores expulsados por el circuito americano son Sergio García, Talor Gooch, Branden Grace, Dustin Johnson, Matt Jones, Martin Kaymer, Graeme McDowell, Phil Mickelson, Kevin Na, Andy Ogletree, Louis Oosthuizen, Turk Pettit, Ian Poulter, Charl Schwartzel, Hudson Swafford, Peter Uihlein y Lee Westwood. García ha comentado sobre la decisión: “No me han suspendido porque no soy miembro de ese circuito. Lo que diga el PGA no me importa. Hubiera sido mejor que los dos circuitos coexistieran, pero algunos no han querido. No sé si hubiera podido mantener la licencia PGA de todos modos, porque hubiera tenido que jugar muchos torneos. Esto me permite jugar menos y ver más a mi familia”.

LIV Golf ha tardado poco en reaccionar a la primera ofensiva. En otro comunicado, la organización de la nueva liga saudí contraataca de la siguiente manera: “El anuncio de hoy del PGA Tour es vengativo y profundiza la división entre el Tour y sus miembros. Es preocupante que el Tour, una organización dedicada a crear oportunidades para que los golfistas jueguen al golf, sea la entidad que bloquea a los golfistas para que jueguen. Desde luego, esta no es la última palabra sobre este tema. La era de los agentes libres está comenzando, estamos orgullosos de tener un campo completo de jugadores que se unen a nosotros en Londres y más allá”.

Ya no hay tregua en una guerra en la que cada parte juega sus bazas para hacer sangre. LIV Golf saca músculo económico. En ese terreno no tiene rival. Cada uno de los ocho torneos programados entre junio y octubre (Londres, Portland, Bedminster, Boston, Chicago, Bangkok, Yedda y Miami) guarda un cofre de monedas de oro: 25 millones de dólares cada una de las siete primeras citas, que se disputan en modalidad individual y colectiva, y 50 millones para el fin de fiesta, solo por equipos. Cada campeón individual de un torneo se lleva a casa un cheque de cuatro millones de dólares, más de lo que reparte el mejor domingo del PGA (The Players, 3,6 millones) y mucho más de lo que supone ganar un grande: 2,7 por el Masters y el PGA; 2,2 por el US Open; 2,07 por el Open Británico. Además está en juego un bonus de 30 millones a repartir entre el podio de la clasificación individual final. En total, 255 millones de dólares esparcidos en ocho pruebas. Imposible competir con esa oferta de más dinero por menos horas. Una tentación incluso para estrellas con muchos ceros en la cuenta: 74 millones de dólares ha ganado Johnson solo en premios en el PGA, patrocinios aparte, y 54 millones Sergio García.

La carta del PGA Tour no tiene forma de billete. Los insurrectos ya han sido expulsados. Pero esa medida de fuerza aún parece insuficiente si los golfistas desterrados, que tienen asegurados ocho torneos en la liga saudí y más dinero del que ganarían en el circuito tradicional, pueden concursar en los cuatro grandes. Estos se encuentran fuera del paraguas del PGA y del circuito europeo (DP World Tour), ya que están regidos por cuatro organismos independientes: Augusta National Golf Club (el Masters), la PGA de América (el Campeonato de la PGA), la USGA (US Open) y Royal and Ancient (Open Británico). Y ahí se va a librar la siguiente gran batalla, una que puede ser decisiva. Por ahora, los cuatro grandes son espectadores del cruce de disparos, y solo la USGA comunicó hace unos días que los clasificados para el US Open que se disputa la próxima semana en Boston mantendrán su plaza pese a la alianza de algunos con los petrodólares. La decisión se entiende desde la cercanía entre el torneo de Londres y el US Open. Demasiado poco tiempo para una medida tan tajante. El interrogante es si a partir de ahora las cuatro citas del Grand Slam mantendrán esa postura o cerrarán sus puertas a los rebeldes, como pretenden el circuito americano y el europeo para hacerse fuertes en sus trincheras. Sin ese espaldarazo, la sensación es que LIV Golf saldrá ganador del choque de cabezas. Pese a una expulsión del PGA Tour, más de un golfista dará por bueno llenarse los bolsillos con los millones saudíes y a la vez competir por la gloria en los grandes. Parece una jugada perfecta, ganar o ganar.

Otro escenario es la Ryder Cup. Johnson asumió esta semana que no recibirá el permiso para competir en el duelo continental contra Europa. García y los europeos, mientras, esperan que el circuito europeo sí les deje alistarse en la siguiente edición, en Roma 2023. Esa será otra partida de ajedrez. Los golfistas que compiten en la Ryder no cobran ni un dólar o euro por participar a pesar de que la competición es una fábrica de generar dinero. Y de eso se trata, principalmente, en esta lucha que sacude el golf. Por ahora el partido se juega en el campo y en los despachos, pero pronto llegará a los tribunales. El argumento de los disidentes es su libertad para jugar los torneos que consideren y sean más beneficiosos para ellos, y la supuesta ilegalidad de una prohibición. Un batallón de abogados se prepara.

El sudafricano Schwartzel, primer líder

El sudafricano Charl Schwartzel es el primer líder del LIV Golf de Londres con 65 golpes, cinco bajo par. Dustin Johnson y Phil Mickelson firmaron -1 y entre los españoles, Adrian Otaegui fue el mejor con el par del campo (70). Sergio García entregó una tarjeta de +1, Pablo Larrazábal se fue a +2 y el amateur David Puig a +4. En la nueva modalidad por equipos, manda el grupo llamado Stinger (-9), que forman cuatro golfistas sudafricanos: Oosthuizen, Du Plessis, Schwartzel y Grace.

El torneo reparte 25 millones de dólares: 20 para la clasificación individual (cuatro millones para el ganador, y descendiendo de manera progresiva hasta 120.000 dólares para el último clasificado) y cinco para los tres mejores equipos: tres millones, 1,5 y 500.000 dólares, respectivamente, a repartir entre los cuatro componentes del grupo.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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