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Copa del Rey - dieciseisavos - jornada 1
Cultural
Cultural
Julen Castañeda 83'Sergio Benito 108'
2 1
Finalizado
Atlético
Atlético
Correa 61'

El Atlético, eliminado de la Copa del Rey tras estrellarse ante la Cultural Leonesa, de Segunda B

Pese a adelantarse en el marcador, los de Simeone caen en la prórroga

Benito celebra el empate. En vídeo, declaraciones de Simeone tras el encuentro.Foto: atlas | Vídeo: afp
Ladislao J. Moñino

“¡Sí, se puede, sí se puede!”, el grito que caracteriza esta Copa revivida a partido único en casa del débil lo cumplió la Cultural Leonesa, un equipo de Segunda B que se llevó por delante al Atlético de Simeone en la prórroga (2-1). Un fracaso mayúsculo para un entrenador que no da con la tecla y unos futbolistas que no estuvieron a la altura. La mayoría de ellos internacionales y todos millonarios, eliminados por un equipo entusiasta que cuando intuyó la debilidad de su oponente fue a por él sin complejos. Los jugadores rojiblancos fueron engullidos poco a poco por el in crescendo de la Cultural y de la enfervorizada hinchada leonesa a medida que veía más posible la machada de los suyos. El Atlético fue devorado en León en uno de los episodios más oscuros de la era Simeone. La Cultural se ha puesto a la altura del Qarabag. Igualó el gol de Correa cuando parecía que el partido ya estaba finiquitado y terminó por remontar con esa volea histórica de Benito cuando el Reino de León ya era un volcán.

Al Atlético le saltaron todos los chivatos que le delatan como un equipo irregular desde los primeros compases. En teoría sabe a qué quiere jugar, pero no hay nadie que juegue para imponer el patrón de verdad. Da igual el centro del campo que alinee Simeone, los laterales que pretendan profundizar o los delanteros que tengan que marcar goles. Con la pelota fueron todos un desastre en los primeros 45 minutos. Lo que enseñó en el primer tiempo en el Reino de León fue el estigma que más identifica a un equipo que no se encuentra cómodo más allá del orden defensivo o las batallas del otro fútbol. Como el entrenador de la Cultural también mete los partidos en una lucha y una defensa de los espacios, el Atlético quedó retratado en su peor versión. Las ocasiones en la que cualquiera de sus jugadores de centro del campo hacia adelante no sabían qué hacer con el balón mostraron que ahí está el gran problema que Simeone no acaba de atajar. La situación exige una revisión generalizada que va desde el entrenador hasta los propios jugadores. Van seis meses de temporada y apenas hay tres futbolistas que lleven una campaña notable: Oblak, esta vez reemplazado por Adán, el central brasileño Felipe y Correa. Solo fue capaz el equipo rojiblanco de inquietar a Giffard en dos ocasiones y muy al principio del primer acto: una oportunidad nítida de Vitolo, tras un pase corrido de João Félix, en la que al extremo canario le faltó precisión en la picada que intentó y un disparo de Herrera que se encontró con el meta de la Cultural cuando la pelota caminaba a la escuadra.

La inoperancia rojiblanca empezó a crear el clásico caldo de cultivo de estas noches coperas a un partido en casa del débil. La Cultural empezó a arañar al Atlético con el criterio de Montes Arce, los escarceos de Gudiño y el tesón del inquieto Benito. Pasaba el tiempo y no había un jugador rojiblanco que se hiciera con el mando del juego. No se imponían por técnica ni por arrojo. Entró el Atlético en esa fase en la que se iguala a equipos inferiores que tanto daño le hacen porque no pone distancia con la superioridad que se le supone.

Simeone quiso cortar esa falta de contundencia de su equipo para imponerse con la entrada de Thomas por Herrera tras el descanso. El mexicano ya sabe que está en el escalafón más comprometido en las preferencias de su entrenador: siempre que no rinda irá al banco. En ese estatus también vive Vitolo, que antes de ser reemplazado por Saponjic falló otro mano a mano que le regaló João Félix. La entrada del esloveno supuso el estreno de un delantero que aterrizó en el club camuflado en el traspaso del portugués, pero como parte de la renovación de Oblak, con el que comparte agente. Para entonces, la grada ya cantaba convencida el “sí se puede”, espoleada por un cabezazo de Benito en el segundo palo con todo a favor para marcar. Lo que prometía convertirse en un equipo encendido lo apagaron entre João Félix y Correa. Un pase sutil del portugués en la media luna lo embocó el argentino engañando a Giffard con un toque suave.

El Cholo celebró el gol como quien se quita un peso de encima. Liberó tensión tras una hora de contemplar cómo sus futbolistas no marcaban las diferencias. La tranquilidad le duró poco porque su equipo no creció tras el tanto. Todo lo contrario. Se achicó mientras a la Cultural la agrandó la entrada de Kawaya, su futbolista más desequilibrante. Criado en la cantera del Anderlecht, por fisonomía cuadraría en un equipo de veteranos. Pero es un chico de 21 años, bajito, con glúteos y muslos de rodador y gemelos de esprínter que luce con las medias caídas. De su bota izquierda salieron centros enroscados que hicieron dudar a Adán, En uno de ellos el meta rojiblanco despejó mal y el pase y el posterior rechace lo reventó Castañeda para llegar al empate y a la prórroga, forzada por Giffard con dos buenas paradas buenas a Saponjic y a Felipe, y ganada por el zapatazo de Benito.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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