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“Dinamarca ha sido vencida por la furia española”

El sorteo en los Juegos de Amberes tuvo tufo de tongo

El equipo que perdió contra Bélgica. Arriba: Belauste (capitán, no jugó), Acedo, Zamora, Artola, Patricio, Pichichi, Arrate, Eguiazábal, Vázquez, Sancho y Paco Bru, entrenador. Abajo, Lemmel (masajista), Vallana y Pagaza.
El equipo que perdió contra Bélgica. Arriba: Belauste (capitán, no jugó), Acedo, Zamora, Artola, Patricio, Pichichi, Arrate, Eguiazábal, Vázquez, Sancho y Paco Bru, entrenador. Abajo, Lemmel (masajista), Vallana y Pagaza.

El sorteo tuvo tufo de tongo. A Bélgica le tocó Polonia. A la Francia de Jules Rimet, presidente de la FIFA, Suiza. Las dos habían hecho forfait. A nosotros nos emparejaron con Dinamarca, que tenía Selección desde 1908. Había jugado ya 35 partidos, de los que ganó 26. Finalista olímpica en el 08 y en el 12. El debut, 28 de agosto de 1920, no fue en Amberes, sino en Bruselas, en el campo del Union Saint Galloise. Buen césped y discreto público. España salió de rojo con el león de Brabante en el pecho (elección del presidente del COE, Marqués de Villacieros. Un guiño doble: a Amberes y a Alfonso XIII, Duque de Brabante como sus sucesores) y pantalón azul, en lugar del blanco previsto, por no coincidir con Dinamarca. Bru saca este once:

Zamora (Barça), Otero (Vigo Spórting), Arrate (Real Sociedad); Samitier (Barça), Belauste (Athletic), Eguiazábal (Real Unión); Pagaza (Arenas, en tránsito hacia el Racing de Santander), Sesúmaga (Barça), Patricio (Real Unión), Pichichi (Athletic) y Acedo (Athletic). Ocho vascos (Sesúmaga lo era), dos catalanes y un gallego. Belauste es capitán, por edad, posición y jerarquía. Zamora cambia su jersey, azul como las camisetas danesas, por uno blanco. Y a jugar.

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Dinamarca encuentra un hueso. Belauste cubre mucho campo, va y viene, se incrusta entre los defensas. Y detrás está Zamora, que de ese partido saldrá célebre. España suelta ataques y en uno de ellos marca Patricio, pero se lo anulan por fuera de juego. Al descanso, en túnel, los españoles notan que los daneses les miran con respeto.

En el 55′, lanzamiento de Belauste a Pagaza, que se va, tira, rechaza el meta danés y el balón vuelve a Pagaza, que entrega a Patricio para que machaque. El hombre de los pies planos que jugaba con plantillas de corcho marcó el primer gol de nuestra historia.

Dinamarca va arriba con todo. Su formidable defensa Middleboe, que juega en el Chelsea (cínicamente colado como amateur) se suma al ataque. El trío Otero-Belauste-Arrate resiste. Samitier se va lesionado, vuelve renqueante. Middelboe trata de intimidar al jovencísimo Zamora, que recordará éste como el día que más aprendió. Hasta le arranca un trozo del jersey. El público se inclina por España que gana 1-0 y se va aplaudida y feliz. Zamora sale a hombros de sus compañeros. René Petit, vestido de soldado francés, se retrata con ellos.

Henri Desgrange, creador del Tour, titulará así su crónica en L’Auto (antecedente de L’Equipe): “Dinamarca ha sido vencida por la furia española”. El equipo celebra a la noche por todo lo grande y crea un grito de ánimo uniendo los dos apellidos más largos: ¡Belausteguigoitia-Pagazaurtundúa!, y luego ¡Irulá, Irulá! o el último jugador que hubiera hecho algo: (¡Zamorá…! ¡Patrició…!). Se hará célebre.

El día siguiente, 29, hay que jugar contra Bélgica, que espera descansada. Agustín Eizaguirre, visto el éxito de Zamora, anuncia que se irá la mañana siguiente. Otero tiene un pie hinchado, Belauste (casi 31 años), no está para dos días seguidos. Los vascos aprietan para que salga Artola por Samitier. Bruce cede. Sesúmaga, muy amigo del sacrificado, renuncia a jugar. Salen: Zamora, Vallana (Arenas), Arrate; Artola (Real Sociedad), Sancho (Barça), Eguiazábal; Pagaza, Pichichi, Patricio, Vázquez (Rácing de Ferrol) y Acedo. Cuatro debuts.

España salta al campo, lleno, entre una gran pita. Se dieron varias explicaciones, pero la más plausible es que les tomaron por Bélgica, al verles salir de rojo, con el león de Brabante en el pecho. Y el público amberino estaba ofendido por la ausencia de locales y mayoría de bruselenses en su selección, de ahí la pita.

Bélgica viste de blanco (el anfitrión cedía entonces los colores al visitante) y tiene al mejor jugador del torneo, Coppé, que abrirá el marcador en el 40′. En el 55′ llega su segundo gol, tras clamoroso fuera de juego, y de inmediato, el tercero, que nos pilla aún protestando. Por vergüenza torera, el equipo se rehace, ataca, y consigue un penalti, que transformará Arrate con su estilo homicida: un cañonazo a la cabeza del portero. Es el único gol que encajará Bélgica. Final, 3-1. Luego hay reproches cruzados. Se ha jugado mal.

La derrota manda a España, según el llamado sistema Bergvall, a un torneo paralelo en el que los derrotados se irán eliminado ante sí, y cuyo ganador se enfrentará por la plata y el bronce con el derrotado en la final verdadera. Toca Suecia, pero el 30 anuncia que se retira. Magnífico: no habrá partido hasta el 3. En plena juerga nocturna llega la noticia de que los suecos rectifican. ¡Hay que jugar el día siguiente a las 10 de la mañana! Ahora es España la que amenaza con retirarse. El COI acepta pasar el partido al 1 de septiembre. Los españoles podrán dormir la mona.

Continuará.

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