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Maghsoodloo triunfa y apuntala el ascenso de Irán

El ímpetu del persa supera con claridad (3-1) al genial Ivanchuk en la final de alto nivel técnico

Parham Maghsoodloo, al inicio de la primera partida de la final contra Vasili Ivanchuk
Parham Maghsoodloo, al inicio de la primera partida de la final contra Vasili IvanchukLuque/Magistral de León
Leontxo García

El sabor cada vez más asiático del ajedrez no solo tiene que ver con China e India, también con Irán. Parham Maghsoodloo, de 18 años, 2º jugador de ese país, ha triunfado en el XXXII Magistral Ciudad de León de manera inapelable, tumbando en la final (con dos victorias y dos tablas) a una leyenda viva, el genial Vasili Ivanchuk, de 50 años.

Los responsables del código de vestimenta de la Federación Internacional (FIDE), que en los últimos años intentan -y van logrando, poco a poco- que los ajedrecistas den una imagen aceptable para los patrocinadores que les pagan, se hubieran dado de cabezazos con las escaleras del elegante escenario del Auditorio de León. A la izquierda, Maghsoodloo, con la segunda camiseta del Barça y unos pantalones beige de difícil encaje. A la derecha, Ivanchuk, que ha cambiado su tradicional chándal del Real Madrid por uno del Chelsea. En el centro, el árbitro Joaquín Espejo, impecable con traje y corbata en su último día de trabajo antes de la jubilación, después de 31 años de servicio al Magistral Ciudad de León.

Por fortuna, el descuido de los dos finalistas en su imagen no se trasladó a su juego, de muy alto nivel técnico en el primer asalto hasta que el iraní logró llegar a un final de caballos con ventaja decisiva. Y justo ahí, cuando disponía de una ejecución relativamente fácil, se lió, y dejó que la ventaja se evaporase. Pero el ucranio le devolvió el favor y quedó perdido de nuevo, esta vez de forma definitiva. Una de las estrellas emergentes del ajedrez mundial amenazaba con ser el tercer asiático, tras el indio Viswanathan Anand y el chino Yi Wei -Wesley So, de origen filipino, triunfó como estadounidense-, en ganar el Magistral Ciudad de León.

El concejal de Deportes, Vicente Canuria, hace el saque de honor. A su izquierda, el árbitro, Joaquín Espejo, en su última actuación. A su derecha, el presidente de la Federación Española, Javier Ochoa de Echagüen. En primer plano, el director de la organización, Marcelino Sión.
El concejal de Deportes, Vicente Canuria, hace el saque de honor. A su izquierda, el árbitro, Joaquín Espejo, en su última actuación. A su derecha, el presidente de la Federación Española, Javier Ochoa de Echagüen. En primer plano, el director de la organización, Marcelino Sión.Luque/Magistral de León

Pero el inexperto Maghsoodloo acusó la presión de inmediato, cuando se dejó un peón colgado en plena apertura de la segunda partida. Sin embargo, la inestabilidad de su sistema nervioso ha sido siempre el punto más débil de Ivanchuk, el que le ha impedido ser campeón del mundo, y, si bien la veteranía ha aplacado mucho su explosividad de antaño, quien tuvo retuvo, y el genial Chuky cometió una imprecisión cuando su victoria parecía cercana. La partida se complicó entonces sobremanera, con presión del reloj para ambos, pero más sobre Maghsoodloo, hasta que un espectacular intercambio de golpes se tradujo en empate. “Tremendo partidón”, concluyó David Martínez, Divis, uno de los comentaristas.

El primer tercio del tercer asalto parecía indicar que Ivanchuk había encajado bien el golpe de haber fallado en el anterior, porque logró clara ventaja. Pero volvió a permitir que se diluyera, y entonces fue el iraní quien rozó la victoria. Sin embargo, el genial ucranio reaccionó bien, hizo gala de su arsenal de recursos, y el empate fue un desenlace justo para otra pelea magnífica, de muy alto nivel técnico.

Un momento de la apertura de la primera partida de la final
Un momento de la apertura de la primera partida de la finalLuque/Magistral de León

Ahora sí, la presión era máxima para Ivanchuk, obligado a imponerse en la cuarta partida con las piezas blancas. En teoría, la posición que surgió tras la apertura era propicia para su objetivo pero, como explicó después en la conferencia de prensa, Maghsoodloo estaba muy bien preparado en esa variante, y además logró provocar errores tácticos en su rival que se tradujeron en una rápida victoria del persa.

El triunfo de Maghsoodloo en el prestigioso torneo leonés apuntala el vertiginoso ascenso del ajedrez iraní en los últimos tres decenios, a pesar de que el imán Jomeini lo prohibió tras la Revolución Islámica de 1979; luego rectificó, poco antes de morir, en 1989. Los cuatro mejores jugadores de Irán tienen menos de 25 años. Y Maghsoodloo es ahora el 2º, tras el prodigioso Alireza Firouzja, de 15.

El desenlace de León también acentúa el declive de Ivanchuk. Obviamente, sus 50 años de edad no menoscaban su enorme sabiduría ni su inmenso talento, pero sí sus reflejos, ambición y resistencia física. Cuando los conductores de la conferencia de prensa le preguntaron sobre la clave de su derrota, Chuky, un genio admirado por millones de aficionados en todo el mundo, levantó la mirada hacia el techo del Auditorio, abrió sus manos como un cura a punto de bendecir, y no dijo nada.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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