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La federación no sube el sueldo a Mínguez, que deja de ser seleccionador

El presidente Cerrón rompe con su amigo de toda la vida dos meses después del triunfo de Valverde en el Mundial de ciclismo

Carlos Arribas
El seleccionador nacional de ciclismo, Javier Mínguez, en una rueda de prensa en septiembre de 2014 durante la Vuelta a España.
El seleccionador nacional de ciclismo, Javier Mínguez, en una rueda de prensa en septiembre de 2014 durante la Vuelta a España.JESÚS RUBIO (AS)

El gran éxito como seleccionador nacional de ciclismo de Javier Mínguez ha traído consigo, irónicamente, el fin de la extraordinaria relación profesional y personal que le unió, durante décadas, con José Luis López Cerrón, ciclista a sus órdenes en el Zor, primero; después, director adjunto con él en el BH, el Amaya, el Banesto y el Vitalicio; socio comercial más tarde en una correduría y, finalmente, su jefe como presidente de la federación española de ciclismo.

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Dos meses después del triunfo de Alejandro Valverde en el Mundial de Innsbruck, la ruptura entre ambos se ha materializado en la forma de un burofax recibido ayer por Mínguez en el que Cerrón le comunica que su relación con la federación terminará el próximo 31 de diciembre, cuando concluya el contrato que les ligaba.

¿La razón aparente? Mínguez reclamaba un aumento de sueldo [25.000 euros brutos anuales, más una prima de 15.000 euros por el triunfo en el Mundial], una petición que Cerrón consideró que no debía atender.

¿La razón real? La curiosa forma en la que se estableció la relación en la federación. Mínguez, de 69 años, salió de su retiro en 2013 para echar una mano a su amigo Cerrón, quien nada más ser elegido presidente de la federación comprobó que no tenía dinero para el cargo. “Javier, tendrás que ser mi seleccionador”, cuenta Cerrón que le dijo a su amigo. “Pero no te podré dar ni un duro”. Mínguez aceptó, y durante dos Mundiales (Florencia y Ponferrada) trabajó de balde, aunque sí que percibió un salario cuando Cerrón le nombró director técnico del Mundial de la ciudad berciana.

“Trabajé dos años de balde, y además le ahorré mucho buscando un gran acuerdo para el hotel de Florencia, y ahora me echa a la calle”, dice Mínguez, quien empezó a cobrar los 25.000 euros a partir de 2015 y quien ya empezó a reclamar un aumento durante la fiesta de la celebración de Valverde en Innsbruck, pocos minutos después de que Cerrón les dijera a los ciclistas que si les parecía bien que siguiera Mínguez.

Cerrón recuerda los ajustes laborales que debió hacer en la federación para cumplir el plan de viabilidad impuesto por el CSD, las rebajas de sueldos que afectaron a todos los técnicos, incluido a él mismo, como presidente, y que le dijo a Mínguez que si le subía el sueldo tendría que subírselo a todos y el presupuesto se le iba, y el CSD no se lo permitiría.

“Pero él, Cerrón, sí que se ha subido el sueldo luego, y sin pedir permiso a nadie”, responde Mínguez, quien prefiere no creer a su amigo de toda la vida, un ingrato ahora ante su mirada.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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