La asignatura pendiente de Guardiola
Acaba de conquistar de manera insultante la Premier con el City pero ha vuelto a caer en la Champions a golpe de contraataques
De principio a fin, de manera casi insultante, el Manchester City acaba de proclamarse campeón de la Liga inglesa por quinta vez en sus 138 años de vida. Lo ha hecho aventajando en 16 puntos (de momento) a su inmediato perseguidor, el United. Una diferencia que se asemeja a la que el Bayern ha manejado en Alemania, el PSG en Francia y el Barcelona en España, apasionantes Ligas todas ellas, sin duda. Una distancia estratosférica, que en el caso del City es cualquier cosa menos exagerada. Porque ha hecho un torneo fabuloso el equipo entrenado por Guardiola, que consigue así triunfar en Inglaterra a la segunda, tras el ayuno de la temporada anterior. De esta forma conquista Guardiola el título número 23 en los 10 últimos años, 14 con el Barça, siete con el Bayern y dos, Premier y Copa de la Liga, con el City. Una trayectoria excepcional desde que comenzara a doctorarse como técnico, allá por 2008, en el banquillo azulgrana.
No hay un pero que poner a la campaña realizada por el City en las islas. Podrían aquí tocar, pues, a su fin estas arrebatadoras líneas si no fuera porque en el casi inmaculado recorrido de Guardiola ha surgido, de nuevo, un nubarrón que le ha hecho torcer el gesto. Se llama Champions. Desde que saliera del Barça, primero con el Bayern y luego con el City, el técnico catalán se ha estrellado contra un muro. Recordemos brevemente qué ocurrió y, sobre todo, cómo ocurrió. Año 2014, semifinales de la Champions. El Madrid vence 1-0 al Bayern en el Bernabéu (ay, qué tiempos aquellos en los que Benzema marcaba goles) y Guardiola se refiere así a lo sucedido en el césped: “Son los mejores a la contra. Tienen muchas piernas (sic), son futbolistas pero, principalmente, atletas”. A lo que añadió: “Es el equipo más rico del mundo y compra todo lo que quiere”. Conviene detenerse aquí porque aquel Madrid dirigido por Ancelotti se gastó 160 millones de euros en fichajes, 100 de ellos en Bale. El City, desde que Guardiola llegó a su banquillo hace dos años, se ha gastado 529. Qué cosas. En la vuelta de aquella eliminatoria, el Madrid infligió la mayor derrota europea que ha vivido el Bayern en Múnich. 0-4 ganaron los atletas, carrera va carrera viene.
Pero sigamos. En la temporada 14-15 el rival del Bayern en semifinales fue el Barça. En la ida, los azulgrana se impusieron 3-0. Y esto dijo Guardiola: “Se han convertido en el mejor equipo del mundo al contragolpe”, aunque sin matizar cuánto de atletas tenían sus expupilos. Eso sí, en aquel partido el Bayern logró quitarle la posesión al Barça, magnífica noticia que quedó algo diluida en la derrota y en el hecho de que el equipo alemán solo disparara una vez a portería.
“Tienen una gran estructura defensiva y son rápidos al contragolpe”. Eso dijo Guardiola del Atlético, el siguiente rival europeo que también cerró el paso al Bayern en semifinales de la Champions. Llegó el técnico catalán al City y no le echó de Europa uno de los potentes equipos españoles sino el Mónaco, equipo del que, ¿adivinan?, Guardiola destacó su velocidad: “Evitar sus contras es difícil. Son muy rápidos”.
Y así nos plantamos en la actual edición de la Liga de Campeones, en la que al City le tocó en cuartos de final el Liverpool. “Son rápidos y directos. Nuestro estilo es perfecto para ellos”. Así habló Guardiola antes de perder 3-0 en la ida, con el Liverpool corre que te corre. En la vuelta, pese a su magnífica primera parte, el City no pudo remontar, en lo que influyó un gol anulado por Mateu Lahoz, que provocó la cólera de Guardiola. “Cierra la boca”, le dijo al árbitro sobre el césped antes de ser expulsado. Luego recordó, amén de esa jugada que considera vital, decisiones que en el pasado, según él, ayudaron al Real Madrid. Y uno creyó que en ese momento sacaría un papelito en el que desmenuzaría los errores arbitrales que han perjudicado a su equipo. O quizá los que han beneficiado al Real Madrid. Pero no lo hizo. Esas son cosas de aquel llamado Mourinho, a quien Guardiola llamaba “el puto amo”, y que tan aficionado es al contragolpe, esa asignatura que si Guardiola no fuera, al parecer, el inventor del fútbol moderno diríamos que no acaba de aprobarla.
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