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EL QUE APAGA LA LUZ
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Zidane y su trébol de cuatro hojas

Bendito problema el del técnico francés, que tiene cuatro jugadores que serían titulares en cualquier equipo del mundo para un solo puesto

Zidane, en el entrenamiento del Madrid en Turín.Foto: atlas | Vídeo: MARCO BERTORELLO

No disfruta Zidane de un día de paz. ¿La razón? Tener la plantilla que tiene, que ya le vale. “Vivo en el lío”, podría exclamar el entrenador del Real Madrid, en expresión propia de Mariano Rajoy, ¿quién si no? En unas horas el equipo blanco se enfrenta a la Juventus en los cuartos de final de la Champions y ahí está el técnico francés, encerrado en un hotel de Turín, estrujándose la mollera para acertar en su elección, en ese jugador que acompañe a los diez intocables, que son los nueve que el pueblo y los supuestos representantes del pueblo (tertulianos se llaman también) quieren, más Benzema. Ahí anda Zidane, escuchando aunque no escuche, leyendo aunque no lea, lo que dicen y escriben sobre a quién debe elegir de ese trébol de cuatro hojas que forman Asensio, Bale, Isco y Lucas Vázquez, citados en estricto orden alfabético, no hiramos sensibilidades tan pronto.

Hasta anteayer como quien dice, de ese grupo de cuatro se habían caído dos elementos. Eran Isco y Bale, a quienes los popes del madridismo (que no Zidane) habían borrado de sus oraciones. Tanto fue así que, según se relataba en diversos foros, y no diremos cuáles porque hay programas televisivos nocturnos que adivinan el futuro y tienen más credibilidad, ambos se irían del Madrid en cuanto el verano empezara a calentar. Y en el caso de Bale, lo haría sin pena ni gloria, que eso son 12 títulos logrados en cinco años (entre ellos tres Copas de Europa), y 81 goles y 56 asistencias en 180 partidos. Lo dicho, sin pena ni gloria. Pero ocurrió que Isco encontró refugio en la selección española, cosas de Lopetegui, y armó el taco en la histórica goleada ante Argentina. Para más inri, llegó el partido de Las Palmas, donde al técnico se le ocurrió alinear a Bale y el chico galés se lo pasó en grande, amén de marcar un gol a lo Bale, de esos que mezclan el salvajismo con la delicadeza.

Debería suponerse que Zidane está feliz al comprobar que toda su tropa vive enchufada. Nada más lejos de la realidad. En lo que va del viernes santo al sábado de gloria el francés se encontró con que los dos aspirantes hasta entonces proscritos se despojaban de tal condición, lo que provocó que los libros de reclamaciones se llenaran de frases del tipo “Isco pide sitio para Turín” o “Bale se apunta a Turín” y, por consiguiente, que las hojas del trébol volvieran a ser cuatro, que es algo raro, muy raro. Y eso, al parecer, desespera a Zidane, que tiene que decidir, ahí queda eso, dejar fuera a tres futbolistas que en casi cualquier equipo del mundo serían hoy titulares. Y sin el casi también.

Preguntado en varias ocasiones al respecto de uno y otro, Bale e Isco, Zidane ha defendido con mayor o menor énfasis a ambos. Ayer, en Turín, se le volvió a interrogar sobre Isco con el incontestable argumento del partidazo del malagueño en la tunda de España a Argentina. Y Zidane respondió: “La diferencia de Isco es que en la selección tiene ocho partidos y aquí hay 60”. Una respuesta sencilla y muy comprensible. Como aquellas otras en las que, preguntado por qué juega Fulano y no Mengano, el francés contesta sonriendo: “¿Sabes lo que pasa? Que las alineaciones las hago yo”. Otra respuesta que entiende el común de los mortales. Como esa otra en la que asegura que hacer la alineación le provoca “dolor de cabeza”. Un problema tiene Zidane, sí. Que el fútbol lo juegan 11. Y en la mano tiene un trébol de cuatro hojas, lo cual es una suerte. ¿O no?

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