_
_
_
_
_

Nadal erosiona a Mayer y ataca los octavos del US Open

Pese a no estar acertado en la definición (24% en las bolas de 'break'), el número uno no pierde el temple y supera al argentino: 6-7, 6-3, 6-1 y 6-4, en 3h 15m. En la lucha por los cuartos se medirá a Dolgopolov

Alejandro Ciriza
Nadal celebra un punto durante el partido contra Mayer.
Nadal celebra un punto durante el partido contra Mayer.JEWEL SAMAD (AFP)

La tarde es tempestuosa en Nueva York. En el exterior de la pista Arthur Ashe sopla un viento frío, llueve y el ambiente en Flushing Meadows es desangelado, aunque las ráfagas regalan de vez en cuando un embriagador olor a barbacoa. En el interior, la atmósfera también es gélida y Rafael Nadal sufre porque no consigue dar con la tecla pese a la insistencia. La explicación es sencilla: Leonardo Mayer está sirviendo como los ángeles y aprieta, mientras que él no atina hasta la 14ª opción de break. Entonces sí, convertida esa bola y esa rotura que se le escurría una y otra vez entre las manos, tiró el muro (6-7, 6-3, 6-1 y 6-4, en 3h 15m) y encendió a la grada. Los octavos de final en el bolsillo, pero…

Más información
Garbiñe Muguruza abraza la rutina
Nadal y Federer, de bache en bache

Pero a Nadal volvió a costarle entrar en calor y se le volvió a atragantar durante un rato el rival, esta vez el argentino (59 del mundo); las noches atrás, Dusan Lajovic (85) y Taro Daniel (121), contrincantes que no representaban a priori grandes complicaciones. Tres partidos muy similares, traducidos en arranques difíciles no tanto por una oposición excesivamente elevada del adversario como por los apuros del propio Nadal, que estos días no está a gusto en la pista y no da con su juego. Él lo sabe y así lo transmite; sobre la pista, con muchos gestos, y fuera de ella con un discurso autocrítico y abierto en el que revela que está jugando nervioso y que desconoce el por qué.

Hasta el desempate, en esta ocasión había completado un buen primer parcial; no brillante, pero sí correcto. Sin embargo, Mayer se le pegó como un chicle a la suela de un zapato. El argentino (30 años) olisqueó las dudas del mallorquín y se enganchó. Jugó muy bien de revés y sacó de maravilla, que consten los méritos, pero Nadal se nubló durante media hora y muchas bolas que eran francamente asequibles se le iban con frecuencia a la red. El bache se evidenció sobre todo durante el tie-break, ganado con relativa facilidad por Yaca Mayer, de repente este en un escenario que deseaba y probablemente no esperaba: un set por encima y Nadal confuso.

En el box del número uno, rostros muy serios. Se reprochaba el balear cada vez que erraba y la historia se ponía gris. Demandaba un giro brusco para escapar de esa espiral y este llegó a fuerza de orgullo, persistiendo hasta que logró el ansiado break después de 13 oportunidades frustradas (6 aciertos en 25 oportunidades, en total). Entonces sí, Mayer se acabó. Set arriba, tuvo a Nadal desorientado y lo dejó escapar. Craso error. El que terminó de los nervios fue él. “¡A mí me está jodiendo con el saque y a él nada! ¡Mirá cuánto tarda!”, gritó en dirección a su banquillo, poco después de que el juez Pascal Maria le castigase con un warning por tardar en el servicio. Del dominio a la impotencia hay una delgada línea.

Se repitió la dinámica de las dos primeras rondas: complicación y desenredo. Un triunfo con dos caras. Resuelta la segunda manga, Nadal se sobrepuso a la negación y cabalgó. Ahora bien, el juego continúa sin ser del todo óptimo y precisamente a eso, desde la óptica positiva, se aferra Nadal. Hasta ahora ha estado lejos del nivel del resto del año, por lo que tiene un amplísimo margen de maniobra en este torneo. A falta de tino, victorias, que no es poco, más bien muchísimo. Podía haberse desesperado y no lo hizo. Tuvo un temple de acero y progresó. Alexandr Dolgolpolov (6-1, 6-0 y 6-4 a Viktor Troicki) será la próxima prueba. Escapa Nadal del apuro y avanza, pero sigue sin dar con el gran Nadal.

Está a tiempo.

BAUTISTA NO PUEDE CON DEL POTRO

Antes de que interviniera Nadal, el tenis español sufrió la pérdida de Roberto Bautista, derrotado por Juan Martín del Potro: 6-3, 6-3 y 6-4. El argentino, campeón en Nueva York hace ocho años, se medirá en los octavos al austriaco Dominic Thiem (7-5, 6-3 y 6-4 a Adrian Mannarino).

Mientras, en el cuadro femenino resolvieron sus partidos Karolina Pliskova y Elina Svitolina, las dos jugadoras que se disputan el número uno en Flushing Meadows con Garbiñe Muguruza. La checa batió a 3-6, 7-5 y 6-4, salvando un match point, y la ucraniana apeó a la local Shelby Rogers por 7-5 y 6-4.

La próxima madrugada jugarán los octavos Muguruza, contra Kvitova (1.00, Eurosport), y Carla Suárez, citada (2.30, Eurosport) con Venus Williams.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_