Urgen cambios para proteger a los tenistas
Las reglas del tenis deberían revisarse por la salud de los deportistas
No es un hecho circunstancial lo que está ocurriendo en el presente US Open. Lamentablemente es una tónica repetida en este deporte. Cinco de los mejores jugadores de los últimos años no están compitiendo por lesión. Son Andy Murray, Novak Djokovic, Milos Raonic, Kei Nishikori y Stanislas Wawrinka. Sin lugar a dudas, el torneo sería mejor con ellos.
El año pasado fueron Roger Federer y Rafael quienes tuvieron que concluir la temporada antes de hora.
Si bien es cierto que la permanencia de los jugadores en el circuito se ha alargado, no menos cierto es que estos van sufriendo parones en sus carreras debido a las lesiones. Algunos ex número uno recientes no pudieron ni tan siquiera superarlas: Lleyton Hewitt, Gustavo Kuerten, y Marat Safin tuvieron que abandonar sus carreras antes de lo previsto.
Es una realidad sangrante.
Y no solo a los grandes afecta el asunto. Incluso los jóvenes tenistas que intentan entrar en el circuito profesional se enfrentan a lesiones continuas que les retrasan su entrada o se lo impiden directamente.
Realidad sangrante, antes de empezar.
A mi entender, se han dado una serie de circunstancias que han actuado en detrimento, no solo de la salud de los tenistas, sino también de la belleza de este deporte.
La evolución física de los jugadores, cada vez más altos y fuertes, la evolución de los materiales, raquetas, cordajes y pelotas y un circuito jugado mayoritariamente en pistas duras hacen que la manera más clara, y casi única, de ganar los puntos y, por consiguiente, los partidos, sea imprimir una gran velocidad a cada golpe.
Es una inercia que no ha dejado de ir a más en los últimos años y siempre en detrimento de otras características del juego, como la habilidad y la estrategia, que a mí me parecen más admirables y, desde luego, más saludables.
El Dr. Ángel Ruiz Cotorro, el traumatólogo de la Federación Española de Tenis y una eminencia en el conocimiento de las lesiones que este deporte provoca, lo viene vaticinando desde no hace poco tiempo. Esta velocidad y exigencia ya desde muy jóvenes no solo condiciona el juego actual sino también la salud de los jugadores al acabar sus carreras.
Urgen análisis de los hechos y urgen cambios. Los dirigentes de la ITF (responsables del tenis base) y los de la ATP (responsables del circuito profesional) deberían pretender que los deportistas de la disciplina que ellos promueven sean no solo un ejemplo de lucha y de superación, sino también de salud. Porque el deporte siempre ha sido esto, desde que los griegos enaltecieron el culto al cuerpo sano, como complemento a una mente sana. Y los máximos exponentes deberían ser el mejor ejemplo y no juguetes rotos que van a pagar las consecuencias el resto de su vida.
Las reglas de un deporte deberían someterse a revisión y cambio por el bien del espectáculo, en algunas ocasiones, y por la salud de los deportistas, siempre. En el tenis no se ha tomado ninguna decisión al respecto ni por lo uno ni por lo otro.
Urgen cambios o urgen muchos más médicos. La decisión que tomen los dirigentes o la ausencia de ella, definirá no solo las características del juego, sino también la calidad de vida de los jugadores.
Los éxitos presentes no deberían nunca hipotecar la salud futura de los deportistas.
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