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Siempre robando
Columna
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Tres minutos con Cris

Es necesario recordar hoy, en Cardiff y siempre que, cuando ya llevaba siete años en Madrid, a Ronaldo se le decía que no marcaba en partidos importantes

Manuel Jabois
Cristiano Ronaldo muestra la camiseta después de marcar en el Camp Nou.
Cristiano Ronaldo muestra la camiseta después de marcar en el Camp Nou.STRINGER (AFP)

La Supercopa de España es un título de agosto que combate contra todo, empezando por el mes en que se celebra. También contra la fórmula de doble partido, estúpida, y ayer lo hizo contra el colmo: plantar un Barcelona-Madrid con los dos de azul. Yo estoy a favor de todos los avances, también textiles, y a mi alcalde sólo le pido lo que le pedía un vecino cuando se lo encontró haciendo campaña: que no toque mucho los cojones.

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Eso sí. Todos los ingredientes de los grandes clásicos, salvo Lionel Messi, se reunieron ayer en la segunda parte del Camp Nou, incluido Cristiano Ronaldo saliendo del banquillo para marcar un gol, enseñar su musculatura y recibir una roja marciana en tres minutos; no hay Barça-Madrid aburrido, ni siquiera cuando se lo proponen los dos equipos: siempre sale un árbitro dispuesto a hacer de este partido una especie de final de todos los tiempos.

El resultado de todo ello, a pesar de un penalti y una roja a favor, fue catastrófico para el Barça. No tanto porque no apareciese la mejor versión de su astro, pues lo hará, como que el Madrid le dijo varias cosas difíciles de olvidar, entre ellas restregarle al chico de las finales, Marco Asensio, que inventó primero una escuadra y luego colocó allí el balón cuando el Camp Nou estaba esperando un empate contra diez. A los tres goles del Madrid asistió Piqué en primera línea, uno de ellos rematándolo, y no hubo momento en que pareciese que además de orgullo el Barcelona pudiese exhibir control y juego. No lo hizo porque no le dio la gana a Isco, que se quedó con el partido entero en la primera parte, ni tampoco cuando después del 0-1 empujó con todo contra la portería de Navas y armó varias ocasiones claras; también entonces, con el estadio levantado, la sensación de fragilidad en el centro del campo dejaba al Madrid frío y envenenado dispuesto a darle la puñalada final.

Que lo hiciese Cristiano Ronaldo al poco de salir del banquillo fue un elemento de tortura más, no sólo para los barcelonistas. Es necesario recordar hoy, en Cardiff y siempre que, cuando ya llevaba siete años en Madrid, a Ronaldo se le decía que no marcaba en partidos importantes, siendo “importantes” los partidos que al aficionado de turno le diese la gana. Hoy se revisan los números de Ronaldo en Barcelona y o bien ha marcado diez goles en dos años, o los clásicos entonces no eran “importantes” o simplemente lleva marcando allí, y decidiendo las victorias, desde que llegó.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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