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Munir se hace gregario

El delantero, acostumbrado a ser la estrella en todos los equipos que jugó, asume su papel secundario en el Barça

Jordi Quixano
Munir festeja su gol al Elche en el curso anterior.
Munir festeja su gol al Elche en el curso anterior.reuters

Siempre fue la estrella de su equipo allá donde se calzara las botas. Por eso, durante el curso anterior, a la sombra de un tridente que definiría los títulos europeos, perdió un poco de su fútbol, enredado en un papel que entendía pero que no sabía desempeñar. Ahora, asumido que todo llega a su tiempo tras varias charlas con el entrenador Luis Enrique y con su entorno —“pero no ha hecho falta coaching ni nada por el estilo”, cuenta quien bien le conoce—, Munir El Haddadi (Madrid; 20 años) aprovecha los minutos que le proporciona la baja temporal de Messi. Oportunidades, en cualquier caso, compartidas con Sandro, que también pelea por el puesto. Pero Munir lo hace con asistencias de gol; suma tres en los 311 minutos (una cada 104 minutos) que ha participado con el Barcelona. “Le faltan los goles, pero eso también llegará porque siempre los ha hecho”, argumentan desde la ciudad deportiva azulgrana. Así, por primera vez en su vida, necesita parar el tiempo.

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De madre melillense y padre marroquí, Munir se crió jugando al fútbol en las calles de Galapagar (Madrid). Sin ser aceptado por el Atlético de Madrid, fichó por el Majadahonda. Y ahí fue a verle Francisco García Pimienta, ahora segundo entrenador del filial. “Se quedó encantado con él en un partido ante el Brunete”, cuentan desde el club; “porque el delantero hizo un hat-trick perfecto (un gol con la cabeza, otro con la derecha y otro con la zurda, su pierna buena)”. Una costumbre que no perdió en el Juvenil B porque por dos temporadas consecutivas quedó el pichichi de la categoría, por más que en el segundo año acabara ya en el Juvenil A. En el tercero, prosiguió con sus prisas, con su eclosión, y pasó al Barça B. “Su llegada al filial fue espectacular. Hizo goles muy buenos y determinantes [como en la final de la Youth League]. En seguida vimos que tenía mentalidad para ser un jugador grande”, explica Eusebio Sacristán, su técnico entonces.

Su salto al primer equipo, debido a la sanción de la FIFA que recaía sobre Luis Suárez y a la lesión puntual de Neymar, además de a la confianza de Luis Enrique, fue similar. Jugó y marcó, ganándose el piropo generalizado. “Sorprendió al mundo y se descubrió un talento”, recuerda Eusebio. “Demostró la calidad que tiene, pero quizá todo tenía que ir más poco a poco”, añaden desde su entorno. Sobre todo porque le llamó y debutó con la selección española, temerosa de que se fuera con Marruecos, que insistía en contar con él. Después, sin embargo, regresaron las figuras del ataque y Munir quedó relegado a un ostracismo competitivo que paliaba con encuentros salteados con el filial. “En su caso no fue un problema bajar al B porque ya era del primer equipo a todas luces. Simplemente venía para rodarse un poco”, explica Eusebio. Aunque su fútbol no era el efervescente de siempre, ya sin puntería y sin actuaciones remarcables. “De repente, en el primer equipo le tocó asumir un papel más de gregario, a la sombra de los tres de arriba. Y él es un jugador llamado a ser importante. Y esto no fue fácil para él”, considera Eusebio. “No le abrumó”, opinan desde el vestuario; “cuando las cosas no le han salido, ha sabido aguantar la presión y se le ha visto tranquilo”. Y añaden: “Pero no es sencillo triunfar en el Barça y más con los delanteros que hay ahora”. Aunque a Luis Enrique no le preocupa: “Está en la línea de siempre, con calidad y proyección. Ha de aportar poquito a poco, sin esa presión que pueden tener los que suben al primer equipo”. Y abunda: “Ahora dispone de más minutos de lo que en un principio se podría plantear. Le veo muy bien, participando en los goles y en las jugadas de ataque. Y creo que puede dar mucho más”. Pero las ocasiones, cuando regrese Messi, escasearán de nuevo.

Luis Enrique fue diáfano

Eso se lo dejó bien claro el técnico azulgrana durante el verano. “Le explicó que la situación en el primer equipo estaba muy complicada y difícil porque se contaba con el tridente y con Pedro —finalmente se marchó al Chelsea—, y que había que ver cómo seguía porque no quería que se parara su progresión”, cuentan desde su círculo íntimo; “pero hasta ahora nadie le ha hablado de cederlo cuando llegue el mercado de invierno. Aunque es una opción”.

Pero todo el mundo en Can Barça piensa que tiene lo suficiente para triunfar, sobre todo ahora que vuelve a contar con minutos y a participar de los goles del equipo, del mismo modo que también marca con España Sub-21 (le hizo dos a Georgia la semana pasada). Quizá tenga la ocasión de prolongar su buen momento ante el BATE Borisov en el duelo de esta noche (20.45 horas, TV-3 y Antena 3). “Se le ve que ya cuenta con una temporada más, aunque aún puede soltarse un pelo. Ahora debe aportar ese talento y calidad que tiene”, expone Eusebio; “pero no se le debe exigir demasiado, sino reconocerle lo que va a portando porque eso le hará crecer y madurar”. Desde las oficinas de la ciudad deportiva no dudan: “Acabará consolidándose”. Pero le falta parar el tiempo, hacer de gregario para ser estrella.

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