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Defensora del lector
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Consecuencias de tomar a un novelista por historiador

Las opiniones de un escritor de ficción en una entrevista alarman a varios lectores que presumen un apoyo del periódico al revisionismo histórico

Defensora del lector
FERNANDO HERNÁNDEZ / Getty
Soledad Alcaide

Una novela histórica no es un libro de Historia. Esta obviedad pasada por alto en el periódico ha molestado a varios lectores y pone el foco en la responsabilidad de los periodistas al elegir cómo se presenta una información.

El novelista José Ángel Mañas, muy conocido por su primera obra, Historias del Kronen, acaba de publicar un libro sobre la reina Berenguela, cuyo matrimonio con Alfonso IX unió los reinos de Castilla y León. Era una buena ocasión para abordar cómo un autor que triunfó en los años noventa con una ficción sobre la juventud española se ha convertido hoy en un escritor de éxito de novela histórica, explica el redactor jefe de Cultura, Guillermo Altares. El formato elegido fue el de entrevista y se publicó en esta sección en la web y en la última página de la edición de papel.

“Un novelista no escribe ni ‘analiza’ la Historia (¡‘analizar el Medievo’!), la recrea, se la inventa, para entretenimiento y disfrute”, puntualiza Ana Isabel Carrasco Manchado, profesora de Historia Medieval de la Universidad Complutense de Madrid en una larga carta. En ella, critica que la entrevista se centrara en conocer la opinión de Mañas sobre fenómenos históricos “de los que no puede hablar más que de forma prejuiciosa y superficialmente” y apenas en el contenido de la novela.

“Lo que hace Mañas es imaginar una versión neomedievalista del pasado histórico, con todo el derecho del mundo, claro está, pero EL PAÍS debería saber que con la ficción no se sienta cátedra, y menos con asuntos del pasado tan serios que han justificado matanzas y atentados en fechas recientes, como ha sido la Reconquista”, añade.

“Considero que la entrevista a José Ángel Mañas carece de todo rigor y que cualquier historiador actual (a los que deberían preguntar) podría rebatir con datos las peregrinas ‘opiniones’ de dicho señor”, protesta también el lector Joan V. Llàcer Mont. “La historia sin datos contrastados no es historia; es un cuento”.

“El señor Mañas podrá ser licenciado en historia, pero desde luego no es historiador, como de forma manifiestamente engañosa pretende hacer creer a los lectores el titular de la información”, se queja también, Alejandro García Sanjuán, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Huelva.

He aquí el error. Al identificar a Mañas como historiador y no solo como escritor (ya en el titular), se le otorgó el rango de experto y se elevó la categoría de unas afirmaciones que debían haberse presentado como opiniones de un autor de ficción. Vicente G. Olaya, el periodista que firma el texto, explica que dio por hecho que el entrevistado era historiador, ya que es licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid. “Tener decenas de novelas históricas y cinco ensayos, te hace historiador”, afirma. También admite que no preguntó al entrevistado si lo era.

El catedrático de la Universidad de Huelva aclara los requisitos académicos para ser reconocido como historiador: tener la licenciatura, el doctorado y “acreditar una labor de investigación continuada a través de los canales y foros homologados académicamente”. Y añade: “Normalmente, somos quienes estamos en la universidad o el CSIC los que nos dedicamos profesionalmente a ello, pero desde luego hay investigadores que, por ejemplo, trabajan en enseñanzas medias y realizan una labor de investigación acreditada”.

“Nunca he ejercido”, aclara Mañas, quien explica que a los seis meses de terminar la licenciatura quedó finalista del premio Nadal y cambió la carrera por la de novelista, término que prefiere al de escritor. En su perfil de LinkedIn se define así: “Novelista todoterreno, guionista con Goya, articulista y gran aficionado a la historia”.

“Ha sido un error presentarlo como historiador”, admite Ricardo de Querol, subdirector de la edición impresa, que editó la entrevista en el papel. También explica que ya se ha retirado esta descripción del titular en la versión en la web y se ha aclarado el cambio en el pie del texto.

Tanto la profesora de la Complutense como el catedrático de la Universidad de Huelva reprochan al periódico que haya dado cabida a través de esta entrevista al revisionismo histórico. “Poner en cuestión los serios debates historiográficos que con rigor metodológico abordamos los historiadores de la Edad Media equivale a cuestionar las vacunas o la evolución humana”, afirma Carrasco Manchado. “Como historiador medievalista me parece reprobable que un medio tan prestigioso e influyente se dedique a promover bulos de ultraderecha”, señala García Sanjuán.

“A estas alturas, sabemos que la escritura de la historia dirigida a formar la adhesión de las poblaciones en las naciones-estado en las que viven se aparta a menudo de lo que los profesionales de la historia consideran que se ajusta a las realidades del pasado”, recuerda en otro correo Maribel Fierro, profesora de investigación del CSIC. Y añade: “En una Europa que quiere estar formada por sociedades críticas, reflexivas e inclusivas, no parece necesario acabar repitiendo relatos que si resuenan como ‘de sentido común’ es porque retoman lo que se ha enseñado de forma general en la escuela o se ha construido como ortodoxia en unos contextos históricos, académicos y sociales específicos”.

Sin embargo, los mandos defienden haber encargado la entrevista de Mañas. “Hay un movimiento revisionista de la Historia que vende miles de libros”, explica Altares. “El periódico no puede obviar que existe, aunque quizás este no era el formato adecuado”. En la misma línea se pronuncia Querol: “Hemos publicado muchos artículos que denuncian la deriva nacionalista de un grupo nada marginal de historiadores (estos sí), pero eso no implica que debamos silenciar ese tipo de discursos. Porque es un debate que está muy vivo”.

No cabe duda de que Mañas merecía una entrevista. Por su trayectoria literaria y porque dar voz a todas las tendencias es uno de los principios que fundamentan el propósito de EL PAÍS. Pero no pueden hacerse las preguntas adecuadas sin conocer bien al entrevistado y era un requisito mínimo saber quién es Mañas y, sobre todo, qué no es. También era exigible una mejor edición. Rectificar, como ya se ha hecho, es la única reparación posible.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 
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