Un proyecto deIberia

“Muchos adultos me dicen: ‘De pequeño, la astrofísica era mi sueño, pero lo abandoné’. Aún les brillan los ojos”

Eva Villaver Astrofísica

El propio nombre de la oficina que dirige dentro de la Agencia Espacial Española lo dice todo: espacio y sociedad. El objetivo de la palentina Eva Villaver es lograr que la gente se aproxime al universo y lo entienda. Para ello, propone salirse del camino habitual de acercamiento a la astrofísica que, lejos de ser gris o aburrida, despierta inquietudes y está presente en la vida cotidiana. De paso, lanza un mensaje claro: la formación científica en España no tiene nada que envidiar al resto

El talento de acercar el universo a la Tierra

El nombre de la oficina que dirige dentro de la Agencia Espacial Española lo dice todo: Espacio y Sociedad. El objetivo de la palentina Eva Villaver es lograr que la gente se aproxime al universo y lo entienda. Para ello, propone salirse del camino habitual de acercamiento a la astrofísica que, lejos de ser gris o aburrida, despierta inquietudes y está presente en la vida cotidiana. De paso, lanza un mensaje claro: la formación científica en España no tiene nada que envidiar al resto

“Miraba las nubes y quería saber lo que las nubes escondían”. Eva Villaver (Palencia, 50 años) resume en esta frase por qué decidió estudiar física y especializarse en astrofísica: “Pensé que eso era lo que me ayudaría a entender el mundo, y creo que es así”, continúa. Recuerda que su interés comenzó de niña, cuando se tumbaba en el patio de Frómista, el pueblo palentino donde veraneaba con su familia. Los demás dormían y ella, insomne, contemplaba el cielo nocturno de verano. Años después, su tesis se basó en explicar cómo las estrellas pierden masa y, con solo 26, estaba realizando un posdoctorado de la NASA en el Instituto científico del Telescopio Espacial Hubble, donde estudió las estrellas más calientes que existen en las nubes de Magallanes.

A lo largo de la charla deja claro que disfruta de los libros, el baile y el deporte, pero que para ella la ciencia ha sido siempre estimulante, incluso divertida. Tras su paso por el Centro de Astrobiología español y por la Universidad Autónoma de Madrid como docente, hoy dirige la Oficina Espacio y Sociedad de la Agencia Espacial Española (AEE), creada en abril de 2022 para unificar las políticas espaciales en España y coordinar los servicios y actividades en el sector. “Nuestro objetivo es llevar el espacio a la gente”, resume. Mientras Villaver habla sobre la divulgación, su voz hace eco en la cúpula del Planetario de Madrid. Fuera, una pareja de veinteañeros tiene una cita en este espacio destinado a la divulgación, y esperan a que abra para entrar a ver las constelaciones.

Eva Villaver, directora de la Oficina Espacio y Sociedad de la Agencia Espacial Española, en el Planetario de Madrid. FOTO: Juan Barbosa

La científica ha investigado en distintos países. En la imagen, en el Observatorio de Mauna Kea, en Hawái (EE UU), en 2017. FOTO: Cedida por Eva Villaver

Villaver, rodeada de un mar de nubes en el Telescopio Óptico Nórdico (NOT), de La Palma, en Canarias. FOTO: Cedida por E.V.

La astrofísica tiene muchas aficiones. En La Habana (Cuba), aprendió a bailar la rumba cubana. FOTO: Cedida por E.V.

También ha hecho submarinismo, como se muestra en esta imagen de la científica en Cancún (México), en 2018. FOTO: Cedida por E.V.

En la Feria del Libro de Madrid de 2019, Villaver firmó ejemplares de su libro ‘Las mil caras de la Luna’. FOTO: Cedida por E.V.

Pregunta: ¿Está la astrofísica en nuestro día a día?

Respuesta: Claro. Mucha gente no es consciente de que en el móvil llevamos aplicaciones espaciales o que toda señal para desplazarnos con el GPS viene de satélites, entre otras cosas. Además, la astrofísica da una perspectiva sobre la vida humana, nuestro lugar en un planeta, en un entorno, en un sistema solar, en una galaxia…

P. Pero se suele asociar la divulgación sobre el espacio más a los niños que a sus padres…

R. También hay una inmensa cantidad de adultos que se apasionan por la astrofísica. Me dicen: “De pequeño era mi sueño, pero luego lo abandoné”. Aún les brillan los ojos. Hay algo en el espacio que mantiene una chispa viva.

P. En su caso, ¿cómo surgió su interés? ¿Tuvo algún referente cercano?

R. Mis padres no son científicos, pero en mi casa siempre ha habido muchos libros. Me fascinaban los de divulgación. Teníamos una colección, [los libros] eran de color naranja y me los había recomendado una profesora… Pero no recuerdo el nombre… Una cosa que he perdido con la carrera de Física es la memoria, porque todo lo razonas. Lo que sí sé es que devoraba los libros. También entrenaba mucho, hacía piragüismo.

P. Parecía ya una persona muy disciplinada.

R. En realidad hacía deporte porque me gustaba y me superaba a mí misma en la naturaleza. Es verdad que suponía un esfuerzo, pero te picabas y te reías. También te podías caer al río de Palencia en pleno invierno; una vez me ocurrió, y tenía las manos tan heladas que no me pude volver a subir a la piragua. Tuve que volver por la carretera, empapada. La gente me miraba. Yo entraba en el instituto a las ocho y media y ya había estado entrenando. Llegaba a clase con el pelo mojado, con los chupiteles [una expresión típica de Castilla y León para referirse a las estalactitas de hielo], porque se me congelaban el pelo y las pestañas.

Mi definición de talento:

“El talento es la creatividad, la capacidad de salirse del camino”

P. Su doctorado versó sobre el final de la vida de las estrellas. ¿Por qué decidió estudiar este aspecto?

R. Yo pasaba muchas horas en la piragua en movimiento y me fijaba en la dinámica de fluidos, esa estela que deja una embarcación. Lo que ocurre cuando una estrella entra en etapa de gigante, al final de sus días, es que se va evaporando, se desprende de capas y se va moviendo. Por eso mis preguntas eran: ¿Qué pasa si pongo una estrella en movimiento? ¿Dónde queda ese material que pierde mientras se mueve? Hice un estudio con simulaciones. Luego, con el tiempo, unos investigadores encontraron una estrella que precisamente tenía toda esa cola [de material desprendido]. Fue un momento precioso.

P. También investigó la formación de nebulosas planetarias, el final evolutivo del Sol.

R. Me parecen de los objetos más bonitos que hay en el cielo. He pasado muchos años intentando entender cómo se forman, por qué algunas de esas nebulosas acaban con forma de puro, otras como mariposas, otras más redondas… Empecé a preguntarme qué iba a ocurrir en nuestro sistema porque, al fin y al cabo, vivimos en uno del que sabemos cuál va a ser su futuro, y yo me he dedicado a calcularlo. Es como tener una bola de cristal y preguntarle qué va a pasar, dónde va a acabar Júpiter, si se puede evaporar, si a la Tierra se le va a tragar el Sol…

P. ¿Cómo se enfrenta una persona a la vastedad del universo?

R. Es un trabajo solitario, como el del escritor. Aunque se haga en equipo, una científica procesa de manera individual. He pasado muchas madrugadas en un observatorio en la montaña. Es muy, muy bonito. En invierno empiezo a las cuatro de la tarde y termino a las ocho de la mañana. A veces, durante mi trabajo, tengo que esperar unos 15 minutos para conocer el resultado de alguna prueba y estoy sin hacer nada. Para no quedarme dormida, subo el volumen de la música y bailo. También salgo fuera, porque cuando estás dentro del telescopio o mirando el ordenador, el ojo necesita acostumbrarse. Ese paseo es un privilegio porque el cielo oscuro es nuestro patrimonio.

P. ¿Dónde se ven mejores estrellas?

R. Lejos de las ciudades. En España tenemos algunos de los lugares más privilegiados. Hay observatorios en Canarias que son únicos en el mundo, también lo es el Observatorio Astrofísico de Javalambre, en Teruel. Pero tampoco hace falta irse hasta allí; te vas a la meseta castellana y una noche de verano es absolutamente increíble.

Cómo explicar la belleza del universo

“La mancha que se ve en esta imagen es la nube grande de Magallanes, que está junto a otra más pequeñita. Son las dos galaxias más cercanas a la nuestra. Fui a Chile a observar las estrellas calientes para estudiar su pérdida de masa”

El observatorio Paranal de ESO en el Cerro Paranal (Chile)
Foto: ESO / J. Colosimo

“Este es el final evolutivo de estrellas como el sol. Cuando agotan el combustible nuclear, expulsan sus capas exteriores y durante un muy breve periodo de tiempo, muy pocos miles de años, las vemos así. Sobre esto iba mi tesis. Estudiamos todo ese material que hay fuera e intentamos ver cómo ha muerto la estrella. En definitiva, hacemos un análisis forense”

La nebulosa del Anillo del Sur
Foto: NASA, ESA, CSA, STScI, NIRCam

"Esta imagen es una recreación artística del sol junto a un planeta que está evaporándose. Esta es una parte del trabajo que hago: intento entender cómo las estrellas destruyen a sus planetas, cómo estos cambian sus órbitas y acaban en el interior de la estrella. Descubro qué ocurre con los planetas cuando las estrellas evolucionan"

Una estrella moribunda similar al Sol devorando un exoplaneta
Foto: International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/M. Garlick/M. Zamani

“La nebulosa Ojo de Gato es de los objetos más bonitos que existen en el universo. Nos permite entender toda la química del carbono, algo muy interesante porque los humanos estamos hechos de ese material, que se forma en este tipo de estrellas y luego se dispersa”

La nebulosa Ojo de Gato en óptico y rayos X
Foto: NASA, ESA, Hubble Legacy Archive; Chandra X-ray Obs; Rudy Pohl

P. Ha estudiado en distintos centros, también en la NASA estadounidense. ¿Cómo fue su experiencia?

R. Primero, un apunte: vamos a ver si conseguimos que la Agencia Espacial Española suene tan bien como la NASA… Yo llegué allí a los 26 años y fue un reto. Cuando no has estudiado ni en Harvard, ni en el MIT [Instituto de Tecnología de Massachusetts], te haces pequeño y piensas que todo el mundo es mucho más listo que tú, hasta que te vas dando cuenta de que estás igual de preparado que el resto. Aunque vengas de una ciudad que nadie conoce, aquí, en España, tenemos una formación muy buena. A lo mejor lo que nos falla es la confianza en nosotros mismos. Siempre pensamos que lo de fuera es mejor.

P. ¿Por qué existe ese sentimiento de inferioridad?

R. Hay una diferencia también cultural, en cómo se cuentan las cosas. Desde el sur de Europa decimos que hemos encontrado algo, y añadimos los problemas. O sea, tú ya presentas con los fallos. Sin embargo, el anglosajón te lo muestra como si fuera lo mejor del mundo.

Villaver quiere demostrar que la figura de una científica se aleja de lo aburrido, de lo gris. Ella ha compaginado sus horas de estudio con el submarinismo, la capoeira o el trapecio, una actividad a la que se apuntó por casualidad. “Me mudé frente a una escuela de circo y un día entré a curiosear. Descubrí que aquello era otro mundo”, rememora. También disfruta de los momentos más pausados, de la lectura y la escritura. De hecho, ha publicado un libro de divulgación, Las mil caras de la Luna (HarperCollins, 2019), y está escribiendo otro sobre las mujeres en la ciencia.

P. ¿De dónde saca el tiempo para hacer tantas cosas?

R. De dormir poco. Un día, eché cuentas y pensé: si de 70 años, 35 me los paso durmiendo, mal vamos. Pero ahora estoy recuperando mi amor por descansar.

P. Sobre el tema del libro que está escribiendo, ¿hay suficiente representación de esas mujeres científicas?

R. Se está haciendo mucho esfuerzo y yo creo que seguimos en el mismo lugar. Faltan referentes, que las niñas se imaginen en carreras científicas. La divulgación llega muchísimo, pero sobre todo a los chicos. Si una niña se plantea qué quiere ser de mayor y cuando se imagina su futuro solo ve, por ejemplo, a [Albert] Einstein, puede decir: “Nunca me voy a parecer a este señor”. En cambio, si ven a mujeres normales haciendo ciencia… Tenemos que crear sociedades donde no existan diferencias.

El talento de la científica consolidada...

Para Eva Villaver, la ciencia es utilizar el ingenio para resolver un problema, ser capaz de probar cosas nuevas. “En la física, la atención al detalle es fundamental”, sostiene.

... y el talento de la eterna estudiante

La astrofísica siempre ha aprendido, más que con una explicación, con su propio estudio. De hecho, en la universidad no iba a clase, prefería ahondar por su cuenta: “Yo me siento, sola, lo miro y proceso la información”, cuenta sobre su manera de asimilar conocimientos.

Carlos Maldonado
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