“Que a las mujeres nos invisibilicen a partir de los 40 no es casual”
La artista polifacética Virginia Rodrigo presenta el podcast ‘Viejas’, un espacio que comparte con la antropóloga y psicóloga Monty Peiró “para hablar de lo que no se habla”


Virginia Rodrigo (Madrid, 44 años) es una artista que le ha dado a todo en su vida, “menos a las drogas”. Empezó pegándole a la batería, hizo un par de discos (PercuAutora y La Intrusa) con los que sigue girando, y ahora se desmarca con un podcast, acompañada de la antropóloga y psicóloga Monty Peiró “para hablar de lo que no se habla” después de los 40. Lo han titulado Viejas, riéndose del modo en que sienten que las ve la sociedad actual, donde la exaltación de la juventud, invisibiliza a las mujeres en el mejor momento de su vida: “Cuando son más listas, más interesantes, más felices... No es casual”. Lo que empezó siendo un intercambio de audios por el WhastApp entre amigas va ya por el tercer episodio “y lo que se viene”.
Pregunta. Es una artista un poco inclasificable porque mezcla muchas disciplinas: hace percusión, canta, escribe, hace teatro, da clases, baila y ahora un podcast con la también polifacética Monty Peiró…
Respuesta. Pues sí… Llegó un momento en que sentí que mi relación con el circuito musical, donde operan las lógicas “cocainómanas” del ocio nocturno, era de maltrato y precarización. Y hablando con mi compañera y amiga Monty Peiró, psicóloga, antropóloga, música… hablando de eso y de muchas más oras cosas que nos importan y preocupan mediante audios de WhatsApp, decidimos convertir nuestras interesantísimas y terapéuticas conversaciones en un Podcast que hemos bautizado Viejas, porque, aunque no lo somos, creemos que es como se nos ve a nuestros cuarenta y...
P. Cuarentonas, cincuentonas… ¿Maduras? ¿Invisibles? ¿Viejas?
R. Sí, para mí invisibles. Esa es una de las razones por las que también decidimos hacer el podcast, porque viniendo del mundo del espectáculo, olvídate de una mujer que no aparente como máximo… 32 años. Y que nos invisibilicen a partir de los 40 no es casual. Justo cuando las mujeres somos más (más listas, más interesantes, más felices), cuando queremos y podemos hablar y no parar, justo entonces nos convierten en brujas, premenopáusicas, añosas y viejas. Tampoco es casual ese ensalzamiento loco de la juventud.
P. Eso, ¿y qué hacer en esta “era de la juventud inyectable”: Microbotox, ácido hialurónico, colágeno, toxina botulínica…?
R. Salir ahí afuera con esas arrugas. Pasear nuestra belleza, exhibir y exponer otro tipo de cánones. Yo todo lo que sigo en Instagram son mujeres de más de 40, y sobre todo de 50, que a mí me inspiran, que me ayudan a dejar de verme la arruga. Encontrar nuestra belleza en el sitio en el que estamos con todo lo que se nos cae. Abrazar esa gravedad. La juventud dura 20 años, pero lo largo es lo otro de la vida.
P. ¿Y qué diría que es “la crisis de los 40″? ¿Last Call?
R. Pues a los 30 todo es ambición y querer más éxito, y la crisis de los 40 tiene que ver para mí con darte cuenta de que has vivido ya una serie de cosas, que hay trenes que han pasado, que estás más o menos en la mitad de la vida y tienes unas cosas y has perdido otras, has encajado frustraciones importantes, has fracasado... La vida te ha puesto en tu sitio, has conocido algunos de tus límites y los has asumido, pero bien. Y, justo por eso, estás on fire.
P. Tiene 44 años, ¿Qué le contesta a quien le dice eso de “se te va a pasar el arroz”?
R. Le diría: “2025, cariño”. O sea, me parece un anacronismo. Y sí, se me ha pasado el arroz. Estamos un poquito en las vueltas atrás y las lógicas empiezan a ser otra vez más tradicionales, que no entiendo nada. Es curioso, porque ese planteamiento a veces parte de las propias mujeres, como si te faltara algo para ser completa. Estoy convencida de que debe ser increíble la experiencia de la maternidad. Y si yo tuviera más vida, seguramente, lo haría. Pero tengo una y ya he elegido.
P. No le ha dado por hacer hijos, pero sí otras muchas cosas...
R. Exacto, por qué la gente no se pregunta qué habría sido de ellos sin hijos, cómo habrían sido sus trayectorias vitales ¿Por qué nunca se hace esa pregunta?
P. ¿Cómo ha sido su vida sin hijos?
R. Pues la verdad, una vida bastante buena, en la que —aunque no esté bien visto— me he ocupado de mí misma, me he automaternado y he empleado mi tiempo en estar yo bien a gusto, hacer lo que me ha dado la gana, que ha sido crear discos, bailar, escribir todas mis canciones, hacer un podcast, disfrutar, vivir una vida activa. Como decía el otro día Paula Vázquez (“¡Paula Vázquez referente!”): “En percebes y viajes” ¡Claro que sí! Por qué tanto sacrificio. Si lo has elegido, genial. Pero ¿por qué no vivir y disfrutar la vida?

P. Feminismo ¿con o sin trans?
R. Con trans, por supuesto. Lo tengo clarísimo. Puedo entrar en otros debates internos dentro de feminismo, pero ese no lo veo.
P. Errejón, Monedero y tal…
R. ¡Socorro! Señores de la izquierda, por favor. Si te digo la verdad, no me sorprende, yo además estudié Ciencias Políticas. Quiero decir, los señores de izquierdas no son menos machistas que los señores de derechas. El problema son los señores.
P. ¿Diría que es “una intensa”?
R. Sí, lo soy. A muchísima honra. Soy intensa de siempre. Lo soy por carácter y también porque soy mujer en un mundo en el que el canon del ser humano es el hombre, con todo lo que eso significa de castración y desconexión emocional. Soy intensa a conciencia.
P. ¿De qué no se habla?
R. Pues de eso va el podcast, el podcast habla de lo que no se habla. No se habla de lo perdido, del paso del tiempo, no se habla de la vejez, del fracaso, de lo que nos avergüenza, de lo que se nos cae, de toda esa gravedad que nos supera, frente a tanto brillito y postureo.
P. ¿Estamos atrapados en la red?
R. Pues estamos bastante atrapados, la verdad. Ya no podemos estar sin ella, muchas veces por cuestiones laborales. Dicen que no tener redes es un privilegio, y es verdad. Es no necesitar escaparate. Pero bueno, te pueden ayudar a conocer a gente, a conectar, pero es una trampa, claramente, porque nos hacen sentirnos hiperconectados y muchas veces estamos hiperaislados.
P. ¿Pero si no estás en la red no existes?
R. Sí, efectivamente. Pero creo que, ya que estamos ahí, y ya que sabemos lo que son y para lo que sirven (para decir lo increíblemente bien que nos va todo), pues podemos tratar de decir aquello que no nos dejan, intentar arrojar luz sobre eso que nos avergüenza, sobre los fracasos, las dudas, los miedos…
P. ¿Qué ha recolectado de lo plantado?
R. Yo me siento satisfecha. Siento que he hecho lo que quería y eso lo atesoro. Y eso no significa que haya sido perfecto. Ha habido de todo. Pero he llegado aquí y lo que me queda.
P. ¿Amigas o terapia?
R. Las dos. Totalmente. Hace falta una y otra. No puedes dar la turra a tus amigas y que tus amigas sean tus terapeutas porque tus amigas ni pueden ni quieren.
P. ¿El amor está sobrevalorado o es simplemente un acto de fe?
R. Es que nos hemos ceñido a un tipo de amor, el de pareja, cuando hay más, todos los otros que te complementan y hay que cultivar. Y sí, la pareja está muy guay, pero es un acto de fe, sin duda. Y cuanto más van pasando años, más. Sabes lo que hay y te metes, te tiras a la piscina con todas esas hostias que ya te has dado. Yo me sigo tirando a la piscina con todos mis miedos y mis cosas.
P. ¿Se puede ligar a los cuarenta y tantos sin aplicaciones de móvil?
R. Pues a mí las aplicaciones me han ido un poco regular. Pero hay que darle a todo, porque vamos a hacer lo que podamos. O sea, sí a todo. Yo lo que hago es, a través de la aplicación, hablo medio minuto y luego busco el presencial, porque yo soy más fan de lo presencial.
P. ¿Su objetivo en la vida?
R. Lo más parecido a la felicidad, que es la paz y la tranquilidad. Lo que busco es una vida muy sencilla, estar a gusto, estar con mis amigas y hacer lo que me gusta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
