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Muere Julio Martín Casas, un pionero de la recuperación del patrimonio

Fue un defensor del medio ambiente y de la formación de jóvenes a través de las escuelas-taller

Peridis
Julio Martín Casas fotografiado en Segovia en 2020.
Julio Martín Casas fotografiado en Segovia en 2020.JUAN MARTIN (EFE)

El gran Justino de Azcárate, ligado familiarmente a la Institución Libre de Enseñanza, se incorporó a la vida cultural y política española a su regreso del exilio en Venezuela y, después de ejercer como senador y diputado, fue presidente del Patronato del Museo del Prado. Cuando coincidimos por primera vez me dijo en tono de broma: “Te encantaría conocer a un primo tuyo que se llama Julio. Es un activista curioso, polifacético y simpático: dibujante, calígrafo y artista, además, es ingenioso, imaginativo y muy divertido. Un segoviano que tuvo de profesor a Tierno Galván cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Salamanca. Es el director de FEPMA, una fundación para la protección de la ecología y el medio ambiente de la que soy presidente. Ahora está empeñado en salvaguardar la red nacional de cañadas reales, prepara un programa de preservación del patrimonio cultural de Iberoamérica y un estudio para la protección jurídica del medio ambiente. Estoy seguro de que congeniaréis, os haréis amigos y que juntos podréis emprender grandes empresas”.

¡Qué ojo tenía Justino Azcárate! Y que bien continuó su obra Eduardo Aznar, porque en septiembre de 1985, gracias al empujón de Joaquín Almunia, a la sazón ministro de trabajo, arrancaron en el Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo y San Benito el Real de Valladolid sendos proyectos piloto para jóvenes desempleados, a los que se sumaron Potes, Reinosa y Llanes, iniciando el Programa de Escuelas-Taller y Casas de Oficios del que Carmen Romero fue un gran apoyo como diputada y Julio Martín Casas un entusiasta promotor y divulgador. Para ello implementó la Escuela Cero, con sede en la propia FEPMA, que fue crucial para dar el impulso que necesitaba el proyecto antes de que el INEM lo asumiera como propio.

Basadas en el principio “aprender haciendo y hacer aprendiendo”, las Escuelas Taller se convirtieron en la principal política activa de empleo del gobierno socialista para jóvenes desempleados y fueron cofinanciadas desde sus inicios por el INEM y el Fondo Social Europeo. No eran un programa asistencial sino existencial. Se proponían recuperar jóvenes, recuperar oficios y recuperar patrimonio mediante la realización de obras de utilidad colectiva. Como la teoría y la práctica se necesitan mutuamente para el aprendizaje, en vez de proponer asignaturas, la Escuela Taller, siguiendo el ora et labora benedictino, proporciona formación y trabajo remunerado, afrontando el reto de rehabilitar patrimonio cultural y natural en desuso. El aprendizaje y la inserción laboral eran la consecuencia natural de esta iniciativa a la que dedicó Julio la mitad de su vida, no solo en España, sino también en la mayor parte de los países de Latinoamérica.

Dibujo de Julio Martín Casas con autocaricatura y texto en la Escuela Taller de Cartagena de Indias.
Dibujo de Julio Martín Casas con autocaricatura y texto en la Escuela Taller de Cartagena de Indias.

Lo hizo cuando en 1992 la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (Aecid) incorporó las Escuelas Taller a su programa de recuperación del patrimonio en ciudades como León, Ciudad Bolívar, San Juan y Ponce de Puerto Rico, Santiago de Chile, Asunción, Joao Pessoa, Quito, Potosí, La Habana, Lima, Cuzco, La Antigua, Cartagena de Indias, Popayán, Mompox, Bogotá, San Salvador de Bahía, Puebla, Oaxaca, Managua; muchas de ellas Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

Dejan constancia de ello el catálogo Las Escuelas Taller y Casas de Oficios. Una aportación al patrimonio, que editado por el INEM y el Fondo Social Europeo (FSE) y elaborado por Martín, y también el libro Escuelas Taller, herramientas de paz en Colombia, que bajo la dirección de Luis Villanueva fue editado en octubre de 2010 por AECID.

Dibujo que Gabriel García Márquez le hizo a Julio Martín Casas.
Dibujo que Gabriel García Márquez le hizo a Julio Martín Casas.

En este último, la ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba, reconoce la importancia del programa: “La labor desarrollada por las Escuelas Taller ocupa ya un lugar importante dentro de la historia cultural de Colombia. Desde 1992 se han consolidado como los principales centros de salvaguardia de los oficios tradicionales. Son muchos los edificios y espacios públicos rehabilitados, los oficios tradicionales recuperados y los maestros que han trasmitido los secretos de las técnicas, del saber hacer y de la ética del oficio a los jóvenes. Haciéndolo nos han mostrado que el patrimonio cultural no es el asunto de unos pocos, sino que todos tenemos que trabajar en su protección y salvaguardia. Sus principios de inclusión social nos han reafirmado que la cultura puede ser una opción de vida para todos los ciudadanos, sin importar su origen ni su situación económica, ni que tengan discapacidades o que hayan vivido en carne propia los problemas sociales que ha afrontado nuestro país en los últimos años. Por ello, el Ministerio de Cultura ha hecho suyo el Programa Nacional Escuelas Taller de Colombia: Herramientas de Paz que tendrán un significativo impacto en la reconstrucción de proyectos de vida y en la generación de capacidades locales, también en el fortalecimiento de la confianza en nosotros mismos. Nos enseñarán que la cultura puede cambiar nuestra vida, nos puede hacer más humanos y podemos construir así una nación más incluyente en donde la cultura se convierta en esa herramienta de paz que hoy son las Escuelas Taller de Colombia”.

Se cumplen 40 años desde que iniciaron su andadura las escuelas-taller y nos habíamos citado Julio y yo para aportar nuestro granito a la celebración de tan fausto acontecimiento, pero él no acudió a la cita porque falleció el 13 de febrero de 2025, a los 87 años, en Madrid. Puede descansar en paz porque pocos han hecho tanto como él durante medio siglo por un patrimonio abandonado, por un medio ambiente maltratado y por cientos de miles de jóvenes sin expectativas.

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