España según la agencia Magnum: política, tricornios, platos de jamón y el “chino facha”
La legendaria cooperativa fotográfica, premiada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, ofrece en Oviedo una exposición, comisariada por Cristina de Middel, que recoge estereotipos españoles
Mari Luz Candás, peluquera jubilada de 78 años, procedente del pueblo pesquero de Lastres, visitó junto a su club de lectura una exposición fotográfica en Oviedo. En una de las imágenes expuestas, del fotógrafo gijonés Constantino Suárez, perteneciente al fondo del Muséu del Pueblu d’Asturies, aparecen dos milicianos parapetados en un gran tonel, en 1936, al poco de comenzar la Guerra Civil. “Casi me da un infarto al verla”, dijo Candás a La Nueva España. Uno de los milicianos, muy joven, fusil en mano, era su padre, Enrique Candás Rozas. Había sido agricultor y ganadero, afiliado a la UGT, luchó en la guerra y falleció en 1987. Regresaba así en una imagen de hace 88 años. La emotiva coincidencia ocupó primeras páginas en la prensa asturiana.
La foto de Suárez estaba expuesta porque sirvió de inspiración al fotógrafo de la agencia Magnum David Chim Seymour, que andaba cubriendo la guerra y que un año después la reprodujo con otros protagonistas. La exposición sobre el paso de Seymour por Asturias, en la Guerra Civil, es una de las que se ofrecen en Oviedo con motivo del Premio Princesa de Asturias de la Concordia a la legendaria cooperativa fotográfica que, fundada por clásicos como Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, George Rodger o el citado Seymour, reúne a algunos de los grandes nombres de la fotografía mundial y mantiene un archivo de más de un millón de imágenes. Entre ellas, las únicas fotos existentes del desembarco de Normandía, tomadas por Robert Capa, imágenes de la entrada de Fidel Castro en La Habana, en 1959, de Burt Glinn o capturas de discursos de Malcolm X, por Eve Arnold.
Una perspectiva anglo
España x Magnum es el título de la otra exposición, que recoge 112 fotos de 46 fotógrafos extraídas de los fondos de la agencia. “Se trata de entender España desde un ángulo más abierto, y no solo España, sino lo que es la fotografía y la agencia Magnum”, ha dicho la actual presidenta, Cristina de Middel, también comisaria de la muestra, en la inauguración institucional, celebrada este miércoles. Solo hay tres españoles en Magnum, y todas son mujeres: Cristina García Rodero, Lua Ribeira y De Middel. “Me he permitido el lujo de impregnar la exposición de mi manera de entrar en las cosas, también en las cosas que están enrocadas, y utilizando el humor, pero no un humor denigratorio, sino uno irónico que lanza preguntas”, abundó la comisaria.
La imagen principal de la muestra, que se puede ver hasta el 26 de octubre en la antigua (y hermosamente decadente) Fábrica de Armas de la Vega, donde se realiza parte de la programación cultural de los premios, es una de tres guardias civiles con tricornio, realizada por W. Eugene Smith, lo que da idea de que vamos a encontrar mucho estereotipo español: toros, turismo, religiosidad católica, flamencas. La Guerra. Un tradicionalismo que, por cierto, vuelve a ser reivindicado por los sectores nostálgicos en alza. “Es una visión de España entre el tremendismo de Gutiérrez Solana y el optimismo de Sorolla”, escribe el sociólogo Emilio Lamo de Espinosa en el texto introductorio. “En la España de Magnum apreciamos la visión anglo que destaca la que nos diferencia de ellos y olvida lo que nos asemeja: una sociedad urbana, comercial, moderna”.
Las fotos, impresas en diversos soportes, se van congregando en composiciones temáticas. Una muy curiosa es la de la comida, donde se encuentran imágenes de platos de jamón, churros, gente comiendo en el campo mientras empina un porrón de vino o señores tomando café en una cafetería cerca de Córdoba en los años sesenta, obra de Martin Parr, Inge Morath o Stuart Franklin. Parr es uno de los grandes fotógrafos sobre España, y de él se hallan otras imágenes de alambicadas escenas playeras, absurdas y horteras, de las que durante años tomó en ese lugar casi fantástico que es Benidorm. “Parr fue, además, un revulsivo en la agencia, que trajo unos planteamientos más modernos y rompedores”, dijo De Middel. “En la exposición hay mucho realismo mágico, de ese gusto por el absurdo buñueliano. España da para muchos detalles que escapan a la lógica”, añadió la comisaria.
En la sección de política vemos imágenes de Leonard Freed, Abbas o Jean Gaumy, mítines de la ultraderecha de Blas Piñar y de los comunistas asturianos con camisetas de Salvador Allende y de Che Guevara, guardias civiles (otra vez) en busca de migrantes en las costas o capturas de Felipe González en las elecciones de 1982, y, además, una imagen de diferentes embutidos en un buffet malagueño. “Tenía que haber una referencia a los chorizos”, explicó, divertida, De Middel. En otras secciones conviven tradicionales señoras de pueblo con chavalas modernas de chupa de cuero, o un grupo de fascistas reunidos, un 20-N, en la puerta del bar Una, grande y libre, en el madrileño barrio de Usera, también conocido con el mote “el chino facha”.
Después de la inauguración institucional, De Middel reflexionó sobre el devenir de la fotografía en tiempos de la inteligencia artificial. “Me preocupa el impacto social de que dejemos de creer en las imágenes, así va a ser difícil construir la historia”, señaló. “La fotografía está a punto de convertirse en un obstáculo para comprender el mundo: los espectadores no pueden ser pasivos, hay que pedirle a la audiencia que sea exigente y proactiva”.
La devaluación de la fotografía
¿Por qué los fotógrafos de Magnum son los fotógrafos de Magnum? En realidad, cualquiera puede presentarse en las convocatorias anuales. “Para entrar en la agencia hay que presentar una candidatura, son los propios miembros los que deciden aceptar a nuevos socios. No todos los años hay las mismas necesidades: por ejemplo, yo entré cuando no era un fotógrafo demasiado establecido, pero se necesitaban miembros jóvenes con potencial, dispuestos a arriesgarse”, dijo Thomas Dworzak el lunes 21 en otro encuentro celebrado dentro de la Semana de los Premios, en el Muséu del Pueblu d’Asturies, en Gijón. Allí presentó parte de su trabajo en los conflictos del Cáucaso, en el Afganistán de los talibanes o en la guerra de Irak. Además, es el autor de la citada foto del “chino facha”.
El alemán, que presidió la agencia entre 2017 y 2020, criticó la sobreproducción de las fotos con los filtros y las herramientas informáticas disponibles y cada vez más avanzadas: “Muchas de las fotos que veo hoy en día parecen hechas bajo el efecto del LSD, todo el mundo quiere sacar fotos maravillosas, mi primo saca fotos mejores que yo”. Y lamentó la devaluación de la fotografía, el que consideró el verdadero punto de inflexión de la profesión: “Antes un fotógrafo podía trabajar durante 40 o 50 años y luego, en su jubilación, vivir de los derechos de sus imágenes. Eso cada vez es más difícil”.
Babelia
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