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El pocero romano que perdió una sandalia hace 2.000 años en Asturias

El calzado, el único descubierto con decoración en Hispania, ha sido refrigerado hasta que pueda ser restaurado

Suela de la sandalia romana hallada en Lugo de Llanera, Asturias.
Suela de la sandalia romana hallada en Lugo de Llanera, Asturias.Esperanza Martín
Vicente G. Olaya

Lucus Asturum (Lugo de Llanera, concejo de Llanera, Asturias) era un asentamiento romano que ejercía como centro administrativo y nudo de comunicaciones del norte peninsular entre los siglos I y IV, y del que, dada su importancia, el astrónomo, matemático y geógrafo griego Ptolomeo dio cuenta en su conocida obra Geografía. Por tanto, esta localidad contaba con grandes edificaciones públicas y privadas. En 2021, el equipo de la arqueóloga Esperanza Martín localizó una casa de grandes dimensiones, con patio central y pozo. Este verano se retomaron las investigaciones y los arqueólogos decidieron descender, mediante un sistema de poleas para no dañar los restos, hasta el fondo de la oquedad.

En su interior hallaron, entre otras muchas piezas romanas, una sandalia perdida por un hombre que intentó limpiar el pozo hace 2.000 años. A pesar de la humildad del objeto, se trata de un unicum (objeto arqueológico sin igual), porque está decorado con círculos, óvalos y figuras laciformes. No pasan de una veintena las sandalias romanas que se conservan en Hispania y esta es la única adornada. Se encuentra en buen estado de conservación, ya que el limo del fondo del pozo generó un sistema anaeróbico que impidió la reproducción de microorganismos.

La existencia de Lucus Asturum es conocida desde antiguo, pero su rastro se perdió hace siglos, hasta que en los años 30 la Comisión Provincial de Monumentos llevó a cabo unas primeras excavaciones. Sin embargo, todo el material arqueológico encontrado, así como la documentación referente, se ha extraviado o destruido. En 1989, el equipo de Carmen Fernández Ochoa localizó en el lugar un ara votiva dedicada a los lares viales (divinidades del hogar), una necrópolis medieval y restos altoimperiales del siglo I. En 2018, volvieron las excavaciones promovidas y financiadas por el Ayuntamiento de Llanera.

La arqueóloga Esperanza Martín desciende al pozo hallado en Lugo de Llanera.
La arqueóloga Esperanza Martín desciende al pozo hallado en Lugo de Llanera.Ángel Villa

Los arqueólogos emplearon en esta ocasión técnicas no invasivas como el sistema Lidar (detección con láser), prospecciones geofísicas, imágenes por satélite y termografía. Así comprobaron que bajo la hierba de los prados “había un sustrato arqueológico” que incluía unas termas de gran tamaño y muy expoliadas, así como un canal bien conservado. Pero la covid paralizó los trabajos, hasta que en 2021 detectaron, afirma Esperanza Martín, un basurero usado entre los siglos I y IV, diversos edificios separados por una calzada y “un núcleo habitacional de grandes dimensiones” con el citado pozo, que mantiene las marcas de cantería de quienes lo abrieron hace dos milenios.

Vivienda excavada con pozo hallada en Locus Asturum.
Vivienda excavada con pozo hallada en Locus Asturum.Esperanza Martín

“Los restos que hallamos, debido a la anoxia generada por la alta cota del nivel freático de la zona, están en un estado excepcional”, sostiene Martín. “Los limos han creado un ambiente anaeróbico gracias a la plasticidad de las arcillas que los componen, por lo que los materiales orgánicos se han conservado perfectamente”. Así, a unos tres metros de profundidad, los especialistas extrajeron parte de la cubierta de madera del pozo, un suelo de tégulas para la decantación de limos, varias jarras, semillas, castañas, piñones, nueces, moluscos, restos de fauna doméstica y salvaje, un acetre o caldero de bronce, un pequeño anillo metálico y la sandalia, entre otros objetos. “Está casi completa y conserva las muescas de corte para sujetarla en la zona superior de la pierna. Es más que probable que la perdiese alguien que entró a limpiar al quedársele atrapada en el limo. Es un objeto único al estar decorado”.

El calzado permanece refrigerado actualmente para evitar su degradación hasta que se restaure y se pueda exponer en el Museo Arqueológico de Asturias. La sandalia relatará así a los visitantes que hace 2.000 años alguien bastante coqueto se introdujo en un pozo de Lucus Asturum para extraer el fango que agriaba el agua de la vivienda.


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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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