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El Supremo holandés ratifica la devolución del tesoro de Crimea a Ucrania frente a las aspiraciones de Moscú

Kiev inicia las conversaciones con el museo Allard Pierson, que custodia las piezas desde la anexión rusa de la península en 2014

Piezas de la exposición 'Crimea: oro y secretos del mar Negro'
Piezas de la exposición 'Crimea: oro y secretos del mar Negro', en 2014.BART MAAT
Isabel Ferrer

El tesoro de los escitas, varios centenares de piezas que cuentan la historia de Crimea y estaban expuestas en Ámsterdam en 2014, durante la anexión rusa de la península, debe regresar a Ucrania. La decisión ha sido anunciada este viernes por el Tribunal Supremo holandés, que ha primado el interés público estatal ucranio. La sentencia confirma una anterior, dictada en 2021 por el Tribunal de Apelación de Ámsterdam, y marca el final de una disputa internacional marcada por las reclamaciones de Kiev y Moscú sobre un patrimonio cultural custodiado en Países Bajos desde hace casi una década. Con la guerra en Ucrania, no está claro cuándo y cómo serán devueltas unas piezas que incluyen collares, anillos, joyas de oro, broches de cristal, cajas de laca china de hace 2.000 años procedentes de la Ruta de la Seda, cascos guerreros y espadas con vaina.

A pesar de las dificultades para repatriar un cargamento artístico de este calibre a un país en conflicto, están ya en marcha las conversaciones entre las autoridades ucranias y el museo arqueológico Allard Pierson, de Ámsterdam. “Los acuerdos sobre el traslado se harán con Ucrania y el diálogo está abierto”, confirman fuentes del centro, que exponía las obras en 2014. Cuando Crimea fue incorporada a Rusia, los cuatro museos de la península que habían prestado sus obras para la muestra las reclamaron como parte de su identidad nacional. Ante una situación que mezclaba la propiedad del patrimonio cultural con una anexión territorial no reconocida por Naciones Unidas y la Unión Europea, el tesoro Escita se quedó en Países Bajos temporalmente. Solo retornaron 19 piezas cuya propiedad no se discutía, puesto que habían salido del Museo Nacional de Historia de Ucrania, en Kiev. Como la dirección del Allard Pierson no sabía a quién devolver el resto, estalló un litigio entre Ucrania y Rusia que quedó en manos de la justicia holandesa. En 2015, Rusia, que había acusado a Países Bajos de secuestrar estas piezas, aprobó una ley que incluía las colecciones de los museos de Crimea en su registro nacional. El conjunto ha sido guardado durante una década por el museo holandés, que “se ha encargado de velar por su seguridad”, aseguran sus portavoces.

El Supremo holandés ha sido claro y escueto: “El fallo es definitivo y ya no cabe apelación posible. Aquí acaba el recorrido de este caso”, explican. La sentencia señala que si bien parte de las piezas proceden de Crimea, “fueron prestadas en su día con el permiso del ministerio ucranio de Cultura”. El Estado ucranio tiene “un interés legítimo en proteger su patrimonio cultural”.

La exposición, Crimea: oro y secretos del mar Negro, arribó a Países Bajos procedente de Alemania y debía regresar a Ucrania. En ella se reunía el oro de Escitia, una antigua región euroasiática que abarcaba el sur de Rusia y Ucrania, el norte del Cáucaso y el Bajo Danubio. Los escitas eran indoeuropeos desde el punto de vista étnico y estaban emparentados con pueblos nómadas de Asia. Vivieron en la costa del mar Negro y en Crimea y se acercaron hasta la estepa rusa. Según la documentación presentada por el museo holandés en 2014, los griegos establecieron colonias en la costa septentrional del mar Negro y allí contactaron con los escitas.

En 2016, en primera instancia, los jueces holandeses se acogieron a la Convención de la Unesco de 1970, que lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales internacionales, para ordenar la devolución del tesoro a Ucrania. En 2017, apelaron los representantes en Crimea del Museo Central de la Taúrida (en la ciudad de Simferópol), los Museos de Historia y Arqueología de Kerch y de Bajchisarái, y el Museo Nacional de Chersonesos (Sebastopol). Según sus abogados, la República Autónoma de Crimea —lo fue en Ucrania hasta la anexión rusa— debía ser considerada la dueña y tenía el derecho de administrar su patrimonio. En 2021, el Tribunal de Apelación de Ámsterdam se pronunció de nuevo a favor de Ucrania, aduciendo “que es un Estado soberano desde 1991 y como tal cedió las obras”.

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