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El resto más antiguo de la muralla árabe de Madrid emerge en la nueva Galería de las Colecciones Reales

La construcción del museo ha permitido reconstruir el aspecto original de una de las puertas de alcazaba erigida en el siglo IX y que se considera el origen de la ciudad

Vista de la zona arqueológica de la Galería de las Colecciones Reales.Foto: Eduardo Parra (Europa Press) | Vídeo: EPV
Vicente G. Olaya

La puerta de la Sagra era uno de los principales accesos del Madrid árabe y, por tanto, paso obligado para todo aquel que quisiera atravesar las murallas de la alcazaba musulmana que se erigía desde el siglo IX sobre un solitario promontorio a orillas del río Manzanares. Los expertos creen haberla hallado cuando excavaban los cimientos de la Galería de Colecciones Reales, adyacente a la catedral de la Almudena y muy próxima al palacio de Oriente, museo que se inaugurará el próximo junio. Se trata, por tanto, del resto patrimonial más antiguo de la capital y “el origen de Madrid, su tramo fundacional”, como lo definió este lunes Ana de la Cueva, presidenta de Patrimonio Nacional, durante su presentación a los medios de comunicación.

Los restos encontrados, que se expondrán tras una pantalla acristalada en este museo cuando se inaugure, incluyen dos torres musulmanas de unos dos metros de altura, además de las paredes y de los muros de las viviendas que se fueron adosando, ya en época cristiana, entre los siglos XIV y XV. No queda mucho más, ya que la cimentación de la catedral de la Almudena y de los edificios adyacentes, las canalizaciones urbanas o la apertura de viales y calles han destruido gran parte de lo que pervivía en los últimos siglos.

De hecho, el hallazgo arqueológico resulta inédito ―cuando se construyó el túnel de la cercana calle de Bailén en 1995 solo apareció la base de una atalaya defensiva― y de máxima importancia científica, porque la investigación ha permitido reconstruir el aspecto original de la puerta: un arco de herradura con dovelas, probablemente pintadas en blanco y rojo, al estilo de lo que hizo la dinastía Omeya (756-1031), en la mezquita de Córdoba o en Medina Azahara, por ejemplo.

La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y el responsable de la Real Armería, Álvaro Soler, durante la presentación de la zona arqueológica de la Galería de las Colecciones Reales, este lunes.
La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y el responsable de la Real Armería, Álvaro Soler, durante la presentación de la zona arqueológica de la Galería de las Colecciones Reales, este lunes.Eduardo Parra (Europa Press)

La escasa distancia entre las dos torres desenterradas (unos 15 metros) ―con el paso de los siglos, los alarifes musulmanes consiguieron separarlas hasta superar los 25― y la técnica empleada en su construcción (grandes sillares) sitúan temporalmente este trozo de la primigenia muralla madrileña en el siglo IX, justo cuando el emir de Córdoba Mohamed I ordenó levantar un conjunto de fortificaciones defensivas al norte de Al Ándalus para proteger su preciado Toledo. “Uno de esos castillos fue precisamente el de Madrid. De hecho, el recinto estuvo en uso militar, al menos, hasta el siglo XIII, cuando el crecimiento de la ciudad absorbió la fortificación y las casas de aparejo se fueron adhiriendo a él”, indica Álvaro Soler, responsable de la Real Armería.

La puerta presentada hoy tenía unos dos metros de ancho y era de las llamadas de recodo; es decir, no daba acceso directo a la ciudad al abrirse de par en par, sino que obligaba al que entraba a efectuar un giro de 90 grados entre altos muros vigilados y a sobrepasar después a la guardia o a los responsables de la hacienda local. Los investigadores recuerdan que la ciudad contaba también con diversas portezuelas más pequeñas para la vida cotidiana, así como otras dos puertas más, de la que una sería de grandes dimensiones, pero que solo se utilizaba para ocasiones solemnes y que no ha pervivido. “Digamos que la que hemos encontrado ahora era la que se utilizaba todos los días, por donde entraban caminantes y mercancías”, asevera Soler. “Para hacernos una idea de su forma tendríamos que irnos a Toledo, a su puerta de Alcántara, que sería muy parecida”, añade.

Además de estos restos arquitectónicos, durante la excavación se han hallado numerosos de objetos del siglo IX, así como de otros posteriores, “que han llenado más de 200 cajas que se guardan en los almacenes de palacio”, admite el experto. Fundamentalmente se trata de cerámica musulmana, pero también china de los siglos XVI y XVII, además de modernos apliques de bronce y un fragmento murario cristiano del siglo XIII. Una parte de estos objetos se expondrá en la misma sala donde se ubica la muralla. Por otra parte, los arqueólogos aseguran que no se ha localizado “ni un solo vestigio romano ni visigodo”, lo que confirmaría el origen de la ciudad como plenamente musulmán.

Esta previsto que los Reyes inauguren la Galería de las Colecciones Reales el 28 de junio. El edificio, situado en el corazón de Madrid, ocupa 40.000 metros cuadrados y el proyecto de Emilio Tuñón ha recibido hasta el momento diez premios de arquitectura. La exposición inaugural estará formada por más de 650 piezas de enorme variedad y riqueza: pinturas, esculturas, armaduras, libros, artes decorativas, fotografías o tapices firmados por artistas de la talla de Velázquez, Goya, Caravaggio, Tiziano o El Greco.


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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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