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María Dueñas, en la cumbre del violín con 20 años

La joven virtuosa granadina, reciente Premio Princesa de Girona de las Artes y las Letras, debuta en el mítico sello Deutsche Grammophon con un disco titulado ‘Beethoven y más allá’

La violinista María Dueñas en una imagen promocional.
La violinista María Dueñas en una imagen promocional.

La carrera de María Dueñas (Granada, 20 años) despegó, en 2014, con un vídeo casero enviado a Vladímir Spivakov, fundador y director de los Virtuosos de Moscú. La jovencísima violinista, que contaba doce años y estudiaba con una beca de Juventudes Musicales en la Universidad Carl María von Weber de Dresde, aparecía tocando Las Furias, el dificilísimo movimiento final de la Sonata núm. 2 para violín solo, de Eugène Ysaÿe. “Inmediatamente me quedó claro que ella era especial”, declaró entonces Spivakov, que se convirtió en su mentor.

Dueñas, que acaba de recibir el premio Princesa de Girona de las Artes y las Letras, ha elegido el Concierto de Beethoven para su debut discográfico, el 5 de mayo, como artista del prestigioso sello Deutsche Grammophon. Un contrato en exclusiva que firmó el pasado septiembre y que la coloca al lado de estrellas clásicas españolas como Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Andrés Segovia, Nicanor Zabaleta o Narciso Yepes. No obstante, su nombre ya ha aparecido dentro de la famosa etiqueta amarilla bajo la corona de tulipanes de Hans Domizlaff en dos sencillos, exclusivos para las plataformas en línea, con obras de Fauré y Lalo.

La joven violinista cambió con 14 años Dresde por Viena, para estudiar con Boris Kuschnir, el proverbial profesor de la Universidad de Música y Artes de la capital austríaca. E intensificó sus apariciones como solista y su presencia con éxito en concursos internacionales. “Spivakov me habló con entusiasmo de su talento”, rememora Alfonso Aijón, el legendario director de Ibermúsica. “Y la seguí a través de internet en cada uno de los certámenes a los que se presentaba y ganaba”.

Aijón tuvo la oportunidad de tratarla personalmente durante el Festival de Granada, en julio de 2020. “Si ya admiraba su musicalidad, me impresionó todavía más su madurez y el dominio que tenía ante cualquier tema relacionado con el arte o la literatura”, admite. Y relata cómo insistió a Daniel Barenboim, que iba a tocar un recital en el Palacio de Carlos V, para que la escuchase tocar el Concierto para violín, de Beethoven. “Me pidió que se la presentara y la invitó de inmediato a tocar con él como solista en Berlín”, asegura.

La violinista María Dueñas, que lanza una grabación del 'Concierto' de Beethoven, en una fotografía proporcionada por la discográfica.
La violinista María Dueñas, que lanza una grabación del 'Concierto' de Beethoven, en una fotografía proporcionada por la discográfica.C. Koestlin

Beethoven escribió su Concierto para violín, a finales de 1806, casi como un traje a medida para Franz Clement, un violinista “de indescriptible delicadeza, pulcritud y elegancia”, según lo retrató el Allgemeine musikalische Zeitung. Pero la obra se tocó esporádicamente y con críticas adversas hasta 1844. En mayo de ese año, un jovencísimo Joseph Joachim, de doce años, debutó en la Sociedad Filarmónica de Londres bajo la dirección de Mendelssohn con una versión fresca y arrebatadora de esta partitura, a la que añadió sus propias cadencias [pasajes virtuosísticos que el compositor permite añadir al intérprete casi al final de uno o varios movimientos]. En adelante, la obra se consolidó en el repertorio.

La joven granadina empezó a tocar el Concierto para violín, de Beethoven, con 12 años, al igual que Joachim, y también le añadió sus propias cadencias. Lo interpretó entonces para el director alemán Marek Janowski, que le propuso esperar seis años más para programarlo con la Filarmónica de Dresde, coincidiendo con el 250º aniversario del nacimiento del compositor. Esa cita se convirtió para Dueñas en una meta. Y el concierto beethoveniano sería lo último que tocó antes de la pandemia y lo primero después del confinamiento, tanto en el Festival de Granada como, poco después, en Madrid con la Orquesta de RTVE. Pero, en 2021, inició una estrecha colaboración con el director austríaco Manfred Honeck con quien tocó conciertos de Bruch, Mendelssohn y Paganini en Hamburgo, Copenhague, Oslo, Viena o Pittsburgh.

El ‘Concierto para violín’

La grabación del Concierto para violín, de Beethoven fue realizada en directo, el pasado mes de enero, en la Sala Dorada del Musikverein vienés, el mismo lugar del popular Concierto de Año Nuevo. Con Dueñas acompañada por Honeck y la Sinfónica de Viena (la segunda orquesta de la ciudad tras la Filarmónica), y dentro de un concierto filmado que será difundido próximamente en la plataforma Stage+ del sello discográfico. La toma sonora ha sido rematada, en el estudio Synchron Stage Vienna, pues además de Beethoven se han añadido varias propinas con orquesta de violinistas ilustres, como Louis Spohr, Henryk Wieniawski, Eugène Ysaÿe y Fritz Kreisler junto al compositor Camille Saint-Saëns.

Todas son piezas bien conocidas en la literatura virtuosística del instrumento. Pero se incluyen dos rarezas: el movimiento lento de la Sinfonía concertante para violín y arpa, de Spohr, y la Berceuse, de Ysaÿe, donde Dueñas luce su exquisita musicalidad. No obstante, esas cinco composiciones añadidas están relacionadas con la verdadera novedad de este disco: las cinco cadencias que esos cinco músicos escribieron para el primer movimiento del Concierto del compositor de Bonn y que la violinista toca al final del disco como justificación de su título, Beethoven y más allá. Una muestra de la vida postrera de esta obra que permite poner las cadencias de la propia Dueñas en perspectiva.

La violinista María Dueñas en una imagen promocional.
La violinista María Dueñas en una imagen promocional.

En realidad, hay muchísimas más cadencias para el Concierto de Beethoven. Lo más habitual hoy es acudir a la del propio compositor para la versión pianística de la obra (op. 61a) convenientemente adaptada para el violín, aunque en el más reciente lanzamiento, la alemana Veronika Eberle se las encargó al compositor Jörg Widmann que les otorgó una estética actual (LSO Live). Por el contrario, Dueñas ha preferido mantener el estilo de la época en sus cadencias, aunque les otorga una admirable autenticidad que combina con el lucimiento de sus virtudes técnicas y expresivas.

Pero la violinista española no parte con ventaja en esta compleja composición de Beethoven. Su adhesión a la anticuada escuela violinística rusa (o soviética), de gran sonido, poderío técnico y exceso de vibrato, le impide cualquier concesión historicista próxima al referido estilo delicado y naturalista de Clement. De todas formas, su talento asoma con voz propia en el rosario de arabescos del instrumento y se eleva, especialmente, en el desarrollo del primer movimiento. En ese episodio, el ambiente se torna melancólico, en si menor, y Beethoven escribe, por vez primera, la indicación espressivo. Y, poco después, la violinista suspende el tiempo, cantando en sol menor, sobre el admirable lecho orquestal desplegado por Honeck.

Esa capacidad completamente personal, para combinar el ritmo estable con su exquisita fluctuación sin alterar la lógica musical, también la resalta el director Gustavo Gimeno. Debutó bajo su dirección, en Luxemburgo, el día que cumplía 18 años, y hace pocos meses compartió con ella su primera gira por Estados Unidos y Canadá con la Sinfónica de Toronto. “María me fascina por su intensidad expresiva, pero también por un aplomo y madurez poco frecuentes a su edad”, asegura al teléfono. Y relata una anécdota en Ottawa cuando se le rompió una cuerda de su violín mientras tocaba la Sinfonía española, de Lalo. “Pidió disculpas al público con total normalidad, se retiró al camerino para cambiarla y volvió para seguir tocando hasta el final con la misma intensidad y entrega”, recuerda.

Gimeno no tiene ninguna duda de que estamos ante un fenómeno musical de nuestro tiempo. Ya lo ha demostrado tocando con personalidad en numerosos certámenes internacionales, que coronó, en 2021, ganando el Concurso Yehudi Menuhin, que tuvo que hacerse en línea y donde consiguió también el premio del público. Y conviene recordar que la personalidad de un músico no siempre se valora correctamente en una competición, tal como quedó claro, en 2019, cuando fue eliminada en la primera ronda del Concurso de Violín de Montreal.

Un futuro de éxitos

Los planes venideros de Dueñas auguran muchos éxitos. Este mes debutará con la Orquesta de Cámara de Europa y el veteranísimo Herbert Blomstedt; en julio tocará en el Wigmore Hall de Londres con el pianista francés Julien Quentin y se estrenará en los Proms con la Sinfónica de la BBC; en octubre tocará el concierto de Korngold con la Filarmónica de Múnich y Honeck; en noviembre abordará el ignoto concierto del compositor noruego Johan Halvorsen con Yannick Nezet-Seguin; y el año que viene volverá a tocar el concierto escrito para ella por la compositora mexicana Gabriela Ortiz en la gira europea de ciudades olímpicas de Gustavo Dudamel y la Filarmónica de Los Ángeles.

Pero no puede concluirse sin resaltar el soporte personal que Dueñas tiene en su familia. En sus padres, un guardia civil y una profesora de inglés, que dejaron su vida en Granada para acompañar a su hija en su formación, tanto en Dresde como en Viena, donde María sigue siendo una estudiante más de la Universidad de Música y Artes. Y en sus dos hermanas menores, que tocan el violín y el violonchelo, y no sería extraño que pronto siguieran sus pasos.

Además, estamos ante una artista polifacética que coquetea con otras disciplinas más allá del violín. Dueñas compone de forma autodidacta, en un estilo posromántico, que le ha granjeado un premio para jóvenes compositores, en Alemania, por su obra Farewell (Despedida). Una intensa y melancólica pieza para piano que ha convertido en un videoclip protagonizado por ella misma. Y también ha manifestado su interés por la dirección orquestal en alguna entrevista. No por casualidad, acaba de obtener el Premio Princesa de Girona de las Artes y las Letras 2023, otorgado el pasado 13 de abril, “por su gran talento, su disciplina y su capacidad de trabajo, que constituye un excepcional modelo inspirador para los jóvenes”.

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