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Tutankamón reivindicado: la egiptóloga Joyce Tyldesley lo presenta como un faraón capaz, lejos de su imagen tradicional de insignificante rey niño

El nuevo libro de la prestigiosa especialista revisa al alza el reinado del monarca, subraya que demostró “fuerza de carácter y determinación” y destaca también el importante papel de su reina, Ankesenamón

Jacinto Antón
El sarcófago dorado de Tutankamón.
El sarcófago dorado de Tutankamón.AMR NABIL (AFP)

Uno de los libros más interesantes que nos deja el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón, que se cumplió el pasado 4 de noviembre, es el nuevo libro que ha dedicado al faraón una de las grandes especialistas y divulgadoras del Antiguo Egipto, Joyce Tyldesley (Bolton, Reino Unido, 63 años). En Tutankamón, faraón, icono, enigma, subtitulado Perdido durante tres mil años, incomprendido durante un siglo (Ático de los libros, 2023), Tyldesley, profesora de Egiptología en la Universidad de Manchester, doctora en Arqueología por la de Oxford y que ha trabajado en excavaciones en Hermópolis Magna y en su necrópolis de Tuna el-Gebel, reivindica al famoso monarca como un rey capaz, cuestionando su imagen tradicional de personaje insignificante, infantiloide, débil, enfermizo y manipulable. Tutankamón habría sido, según la estudiosa, un faraón competente, que habría mostrado “fuerza de carácter y determinación” en enderezar Egipto de vuelta a la ortodoxia tras el embrollo del período de Amarna. Gobernó Egipto durante diez años, destaca, restableció el panteón de dioses tradicionales, reabrió la necrópolis real del Valle de los Reyes y “estaba en camino de lograr sus ambiciones y convertirse en uno de los grandes faraones cuando le llegó la muerte”.

El libro de Tyldesley, que ya dedicó al mismo rey otro libro importante, La maldición de Tutankamón (Ariel), está organizado de manera muy atractiva en capítulos centrados en aspectos distintos de la historia del faraón relatados desde su propia perspectiva, la de su reina y hermana-esposa, la de sus enterradores y la de sus saqueadores y, en el mundo moderno, la del hombre que dijo que el Valle de los Reyes estaba agotado (Theodore Davis), la del descubridor Howard Carter, la de los periodistas y escritores que cubrieron la noticia del hallazgo y el surgimiento de la idea de la maldición, la de los trabajadores egipcios y las mujeres, y la de Douglas Derry, el encargado de la autopsia de la momia de Tutankamón, unida a la del obispo de Chelmsford, que expresó públicamente en 1923 su preocupación por el destino del cuerpo del rey, planteando qué les parecería a los británicos que se hubiese tratado igual la tumba y el cadáver de la reina Victoria.

¿Tenemos que cambiar nuestra idea del “niño” Tutankamón, delicado y casi inválido? “Sí”, responde taxativamente Tyldesley en una entrevista con este diario. “Creo que debemos hacerlo. Hay alguna evidencia que sugiere que Tutankamón era un individuo frágil ―lo más obvio, los bastones descubiertos en su tumba y su pie dañado―, pero hay una cantidad igual de evidencias que apunta a que estaba relativamente sano ―los carros y las imágenes del rey llevando una vida activa―. Creo que es particularmente importante no dejarnos engañar por los bastones: tenemos que recordar que el bastón era un símbolo de autoridad que portaban los hombres de la élite, y no tiene por qué indicar enfermedad o un problema al caminar. Y el daño en el pie de Tutankamón puede ser post mortem, durante el proceso de momificación o durante la autopsia que le practicaron Carter y Derry”. La estudiosa recuerda que no hay evidencias en el calzado de Tutankamón ―zapatos y sandalias― depositado en su tumba de que pudiera tener un pie zambo.

Se ha sugerido que Tutankamón incluso pudo ir a la guerra al frente de sus tropas. Sorprende tener que imaginarlo ahora como un action man, y alguien con una importante y decisiva actividad política. “No hay evidencia de que haya ido personalmente a la guerra”, señala la egiptóloga. “Pero en cambio tiendo a creer en las imágenes que lo muestran cazando avestruces en el desierto. Cuando llegó al trono, con ocho años, es improbable que supiera mucho de su propio reino. Pero para cuando murió era un hombre que había tomado la decisión de adherirse a las políticas establecidas por sus asesores. Creo que eso muestra fuerza de carácter, y una determinación para corregir los problemas causados por la precedente época de Amarna”. La estudiosa recalca que, a su muerte, Tutankamón “era el hombre más influyente del mundo mediterráneo de la Edad de Bronce”.

Volviendo a las avestruces, Tyldesley propone en su libro como causa de la muerte de Tutankamón un accidente de carro cazando esas aves. Afirma que hay algunas evidencias… “Los enterradores y sacerdotes que llenaron la tumba de Tutankamón dejaron un abanico con plumas de avestruz cerca de su cuerpo. Estaba decorado con esas plumas (actualmente se han perdido por mala conservación) y con escenas grabadas de Tutankamón cazando avestruces en el desierto. Era una actividad de moda entre los jóvenes de la élite entonces, aderezada con velocidad y peligro. He combinado esa pista con evidencias de la autopsia, que muestra extensos daños en el pecho del faraón. Lo que me sugiere que murió a causa de un accidente de caza cuando iba a toda velocidad en su carro. El hecho de que no se preservara su corazón apunta a que murió lejos del taller de embalsamamiento”.

Estatua colosal de Tutankamón en cuarcita, procedente de Medinet Habu (Luxor), expuesta en el Oriental Institute Museum de Chicago.
Estatua colosal de Tutankamón en cuarcita, procedente de Medinet Habu (Luxor), expuesta en el Oriental Institute Museum de Chicago.Beata Zawrzel (Getty)

El libro de Tyldesley incorpora el tema de la hipótesis de Nicholas Reeves de la existencia de cámaras ocultas en la tumba de Tutankamón. La teoría de la tumba compartida. ¿Qué debemos esperar de todo eso? ¿Hay alguna forma rápida de resolver el enigma? “Tutankamón fue sin duda enterrado en una tumba sin acabar, una tumba no destinada a un rey y que no estaba originalmente diseñada para él. No me sorprendería que los constructores de tumbas, al adaptar la sepultura para Tutankamón (una pesadilla logística), hubieran intentado crear más cámaras abriéndolas desde la cámara funeraria. Los restos de esa cámaras inacabadas ―perfiles de puertas fantasma― bien pueden ser evidentes debajo del yeso. Pero no creo que haya suficiente evidencia para sugerir que hay habitaciones completamente acabadas ahí debajo. Imagino que Carter habría comprobado esa posibilidad probando la pared con alfileres. La única manera de solventar esta cuestión de una vez por todas sería haciendo un agujero en la pared y metiendo una cámara: pero sería un método muy destructivo, y es improbable que se haga”.

En Luxor hay pocas trazas del centenario del descubrimiento de la tumba, y en la tumba misma en el Valle de los Reyes no hay mención del aniversario. ¿Ha servido la fecha para difundir la figura de Tutankamón y la aventura científica de su hallazgo? “Resulta interesante que en Europa y en EE UU el aniversario del descubrimiento haya sido ampliamente conmemorado, mientras que en Egipto se le ha prestado menos atención. Quizá es algo bueno: las autoridades egipcias miran adelante y celebran sus descubrimientos arqueológicos en curso, más que echar la vista atrás a un tiempo en que no egipcios excavaban a los reyes egipcios”.

¿Qué opina del episodio del descubrimiento?, ¿le impacta todavía la emoción de la historia del hallazgo? Hoy sabemos que las cosas no fueron exactamente como nos contaron… “Aún me parece una historia muy atractiva, pero me preocupa que a veces esa historia desplaza la del reinado de Tutankamón. ¡No debemos obsesionarnos con los tesoros de su tumba o su morada funeraria!”.

La momia de Tutankamón mostrada al público en el Valle de los Reyes de Luxor (Egipto).
La momia de Tutankamón mostrada al público en el Valle de los Reyes de Luxor (Egipto).STR (EFE)

La autora se muestra muy cauta con la genealogía de la familia de Amarna, el tan discutido árbol familiar de la familia de Tutankamón. ¿De qué podemos estar completamente seguros y de qué no? Tyldesley sugiere que se puede dudar incluso de la paternidad de los dos fetos femeninos hallados en la tumba, que podrían no ser hijas de Tutankamón. “Podemos estar seguros de la familia biológica de Akenatón, del hecho de que se casó con Nefertiti y de que tuvieron seis hijas. Cualquier otra cosa es en mayor o menor medida inexplicable, y por tanto, está abierto a discusión. Creo que los fetos son las hijas mortinatas de Tutankamón y Anjesenamón, pero no debemos ignorar otras posibles explicaciones. Y no sabemos por qué se incluyeron esas dos niñas en el ajuar funerario, ¿quizá una protección femenina?”.

Otra de las aportaciones del nuevo libro de Tyldesley que llama la atención es que considera que se ha ido demasiado lejos en la importancia concedida a Nefertiti. “Creo que era una reina importante en una familia de reinas importantes. Así que, sí, creo que hemos ido demasiado lejos al evaluar su importancia, y se debería estar mirando la importancia de todas las mujeres reales de Amarna. Dado que no era de la realeza por nacimiento, Nefertiti quizá no fue tan importante como sus hijas…”. Dice que no hay ninguna prueba que demuestre que gobernara Egipto como reina. En cambio, la estudiosa destaca el papel de Ankesenamón. “Sí, es importante en cuanto se convierte en la consorte de Tutankamón, y realiza todos sus deberes y rituales de esposa. Carter, hijo de su tiempo, dio una visión de ella como pasiva y cariñosa que no se corresponde con su papel y sus importantes obligaciones políticas y religiosas. También creo que su hermana mayor, Meritatón, que fue asimismo reina de Egipto, ha sido muy subestimada pese a ser una importante influencia después de la muerte de Akenatón”.

Turistas americanos observan la cámara funeraria del rey Tutankamón en el Valle de los Reyes.
Turistas americanos observan la cámara funeraria del rey Tutankamón en el Valle de los Reyes.Amr Nabil (AP)

En cuanto a la forma en que Carter trató la momia de Tutankamón, asunto muy debatido, con partidarios de justificar al descubridor y los que opinan que fue una pena y una vergüenza, Joyce Tyldesley opina: “Creo que Carter excavó e investigó bien la tumba, pero su estudio de la momia real fue malo y causó un montón de daño. Aunque hemos de recordar que estaba trabajando con los estándares de la arqueología de hace cien años”. ¿Considera que Tutankamón debería ser preservado de manera diferente a como se lo hace hoy, exhibido en una urna de cristal en su tumba? “Es una decisión que corresponde a las autoridades egipcias; no estoy cualificada para decirlo dado que hay muchos factores a considerar. Personalmente, sin embargo, creo que no es la imagen que Tutankamón habría querido dar de sí mismo, y me gustaría verlo de vuelta a su propios ataúdes y sarcófago en su Cámara Funeraria, pero eso conllevaría un alto riesgo de seguridad y no ocurrirá nunca”.

¿Qué ha cambiado hoy en nuestra forma de ver a Tutankamón?, ¿continúa siendo tan popular? “Sí, creo que lo es. Internet ha hecho un gran trabajo difundiendo información sobre Tutankamón. Desafortunadamente, no toda esa información es correcta”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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