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El tesoro de diamantes del palacio real de Dresde: robado por la mafia y devuelto hecho añicos

Los seis acusados de uno de los atracos más espectaculares de los últimos años han restituido parte de las valiosas joyas del siglo XVIII en un intento de reducir su condena. La mayoría están rotas y dañadas

Elena G. Sevillano
Dresde Palace
Algunas de las joyas robadas de la Bóveda Verde de Dresde en 2019.polizei Sachsen

La responsable del museo de Dresde habló de “milagro navideño” cuando, a mediados de diciembre, aparecieron 31 piezas de la valiosísima colección de orfebrería de la Bóveda Verde del palacio de esta ciudad del este de Alemania. Era algo inaudito. Habían sido robadas en un espectacular atraco tres años antes, y muy pocos albergaban esperanza alguna de recuperarlas. Se las daba por desengarzadas, fundidas y desaparecidas para siempre.

El milagro no responde a otra cosa que al intento de los presuntos ladrones, seis miembros de una misma familia mafiosa de Berlín, de reducir sus condenas. Las joyas aparecieron esparcidas sobre la mesa de reuniones de un despacho de abogados de la capital alemana mientras sus letrados negociaban un trato con la Fiscalía. Pero lo que al principio parecía una excelente noticia para el patrimonio cultural alemán se ha visto empañado al conocerse el análisis de las piezas recuperadas: la mayoría están rotas, magulladas, desfiguradas. Y faltan precisamente las más valiosas.

Un perito declaró este martes en el juicio que una de las piezas, cubierta de diamantes, está partida en nueve trozos. Todas tienen restos blanquecinos, probablemente de alguna sustancia corrosiva usada para limpiarlas y eliminar pruebas. Los brillantes lucen turbios y de un color grisáceo. No se descarta que permanecieran bastante tiempo bajo el agua.

Dresden
Uno de los acusados, Rabieh Remmo, se cubre la cara a su llegada al juicio en la Audiencia de Dresde, el 10 de enero. JENS SCHLUETER (AFP)

El juez de la Audiencia de Dresde donde se juzga a seis hombres de entre 23 y 28 años, le preguntó a la restauradora de las colecciones reales qué sintió al volver a ver las joyas: “Fue muy emocionante”, respondió, según la crónica del Frankfurter Allgemeine. Pero enseguida enumeró las pérdidas: no está la charretera con el conocido como Sajón Blanco, un diamante de 50 quilates que costó lo mismo que la construcción de la iglesia Frauenkirche de Dresde cuando se compró en el siglo XVIII. Tampoco un gran lazo con 650 diamantes ni el collar de la reina Amalia Augusta, que lucía 32 de estas piedras preciosas de gran tamaño. “Eran las piezas maestras de la colección”, lamentó la testigo.

La Bóveda Verde es una de las cámaras del tesoro más ricas de Europa, con una colección de orfebrería del siglo XVIII magníficamente conservada y que, a diferencia de otros tesoros reales, desperdigados por las herencias, se mantenía como conjunto. Su pieza más célebre, el Diamante Verde, se salvó del robo gracias a que se encontraba en préstamo en una exposición del Metropolitan Museum de Nueva York.

De estar en las poco vigiladas y endebles vitrinas del palacio real de Dresde, también habría acabado en el botín de los ladrones. Las imágenes de las cámaras de seguridad, visionadas en el juicio, muestran que dos encapuchados entraron por una ventana del palacio sin que saltaran las alarmas y, sabiendo perfectamente cuál era su objetivo, reventaron con un hacha la vitrina que contenía las 21 joyas más valiosas de la colección. Salieron en cuestión de minutos, escaparon con un Audi A6 al que prendieron fuego en un garaje a cuatro kilómetros del palacio y cambiaron de vehículo para volver a Berlín.

Robo Dresde
Vista de la sala que acoge la colección de joyería de la Bóveda Verde, en Dresde.Sebastian Kahnert (AP)

Aunque al inicio del juicio sus abogados aseguraban que saldrían absueltos, las cosas se han ido torciendo para los Remmo, un clan criminal muy conocido en Berlín, relacionado con muchos otros delitos graves. Pese a que se tomaron la molestia de cubrir la cámara del tesoro con la espuma de un extintor, la Policía encontró restos de ADN que permiten identificarles.

El espectacular robo de Dresde abrió muchos interrogantes sobre la seguridad de los museos alemanes. Para romper la vitrina los ladrones usaron un hacha corriente. Consiguieron dejar a oscuras el museo minutos antes de entrar quemando un cajetín eléctrico cercano. Unos días antes habían serrado y pegado con cola para que parecieran intactos los barrotes de la ventana por la que se colaron, y nadie se dio cuenta. Fueron detenidos un año después, durante una operación con más de 1.000 policías llegados de toda Alemania que registraron varias viviendas del barrio berlinés de Neukölln, donde residen los Remmo.

Cuatro de los seis acusados están dispuestos a colaborar a cambio de ver sus condenas reducidas. El trato que propone el tribunal no solo exige la devolución de las joyas, sino también que confiesen cómo planearon el golpe y qué papel jugó cada uno de ellos. Como de varios hay pruebas de ADN, se sabe que participaron materialmente. Uno de ellos no quiere declararse culpable y asegura que tiene coartada.

Green Vault City Palace
El palacio real de Dresde, donde se encuentra la Bóveda Verde de la que fueron robadas las joyas. Matthias Rietschel (Reuters)

El misterio sobre el paradero de las tres piezas más valiosas sigue sin resolverse. Eran, junto con el Diamante Verde, las estrellas de la colección de obras maestras de orfebrería y joyería de Augusto II El Fuerte, príncipe de Sajonia y rey de Polonia (1670-1733). ¿Fueron vendidas? ¿Todavía las guardan los Remmo como la carta en la manga definitiva para librarse de la cárcel? El botín pudo estar, o sigue estando, bajo el agua. Durante las vacaciones de Navidad, 22 buzos de la Policía se sumergieron en el canal de Neukölln en busca del resto de las piezas. No hallaron mucho más que bicicletas oxidadas.

Las piezas de joyería del siglo XVIII robadas, con un total de 4.300 diamantes, no solo tienen un valor asegurado de casi 114 millones de euros; también son de inmensa relevancia cultural e histórica para Sajonia. La primera sorpresa cuando fueron halladas fue el número: a primera vista eran 31, cuando robaron 21. Los conservadores enseguida descubrieron consternados que la mayoría estaban hechas pedazos. Una joya que imita una cola de garza y la estrella de pecho de la Orden polaca del águila blanca sí están completas, pero dañadas, y aún no se sabe si podrán ser restauradas y devueltas a su estado original.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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