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El ‘Indiana Jones del arte’ encuentra en la puerta de su casa un relicario medieval robado

Sustraído este junio en Francia, los ladrones lo han llevado hasta la casa de Arthur Brand para que sea devuelto a la iglesia abacial de Fécamp, en Normandía

Arthur Brand
El detective de arte Arthur Brand junto al cofre de la Preciosísima Sangre de Cristo.JEREMY AUDOUARD (AFP)
Isabel Ferrer

Un relicario con la sangre de Cristo metida en una caja. Eso es lo que encontró la semana pasada en la puerta de entrada de su casa Arthur Brand, el detective holandés del arte. Ha rescatado desde cuadros de Picasso a las esculturas favoritas de Hitler, pero esta vez se trataba de algo distinto. Era un cofre de cobre dorado y azul, decorado con ángeles y escenas de la Pasión, con sendos contenedores de plomo en su interior. Según la tradición, guardan unas gotas de la Preciosísima Sangre recogidas en la Cruz, y fue robado a principios de este junio de la iglesia abacial de Fécamp, situada en la región francesa de Normandía. Un intermediario de los ladrones se puso en contacto con Brand que solo tuvo que aguardar la llegada del envío con la mayor carga simbólica de su carrera. “Yo soy católico y esto es lo más sagrado de lo sagrado”, dice. Está previsto que la policía holandesa lo entregue este miércoles a sus colegas galos para que pueda llegar después a su destino.

Tener el relicario en sus manos es algo que Brand, de 52 años, y apodado también “el Indiana Jones del arte”, no olvidará fácilmente. En conversación telefónica, explica que recibió un correo electrónico a través de un canal protegido informándole de que los ladrones solo veían dos salidas para el estuche precioso. “O lo destruían o me lo enviaban para su restitución”, dice. Supone que “el ladrón estuvo varias horas en el templo para poder llevarse el cofre, y luego dio cuenta de lo que tenía entre manos”. “Algo así es imposible de vender y acudir a la policía es muy peligroso, así que un intermediario dio conmigo”. Admite que no es lo mismo tener un relicario en las manos que un cuadro, aunque el segundo pueda ser mucho más llamativo en el mercado del arte. “Estuve una semana esperando en casa después del mensaje recibido hasta que una noche, hace unos diez días, sonó el timbre. Al abrir la puerta no vi nada. Luego reparé en que había una caja en el suelo. Cuando la abrí estaba alucinado porque la sensación de tener algo así es increíble”, admite. Junto al relicario había otras 14 piezas religiosas que serán también restituidas.

Detalle del lateral del cofre.
Detalle del lateral del cofre. Ramon van Flymen (EFE)

La sangre fue supuestamente recogida por José de Arimatea tras la crucifixión, después de que un soldado romano clavase su lanza en el costado derecho de Cristo. En 2017, el Vaticano recordó a los católicos que el comercio de reliquias está prohibido ante la proliferación de sitios de internet donde se ofrecen, sin garantías sobre su autenticidad. En el manual elaborado entonces por la Congregación para las Causa de los Santos, se explica que las reliquias “deben ser conservadas y honradas con espíritu religioso, evitando toda forma de superstición o de comercialización”. Brand recuerda que, según la tradición, “los contenedores de plomo llegaron a Normandía por mar tras ser arrojados desde Palestina para evitar que cayesen en manos de los romanos”. “También están relacionados con las Cruzadas y el Santo Grial, y los peregrinos que acuden a Fécamp forman parte inseparable de su historia”, añade. Otras iglesias europeas guardan relicarios similares, entre ellas, la Basílica de la Santa Sangre, en la ciudad belga de Brujas. O la Sainte-Chapelle, de París, que venera la Corona de Espinas.

Reliquias recuperadas por Arthur Brand.
Reliquias recuperadas por Arthur Brand.Arthur Brand

El detective holandés del arte tiene en su currículo la recuperación de sendos cuadros de Picasso, Dalí y Tamara de Lempicka. Ha encontrado también bustos romanos, mosaicos bizantinos y relieves visigodos. Y hay dos piezas que destacan por su dispar tamaño e historia. La primera son los caballos del artista austriaco Joseph Thorak, que decoraban la Cancillería de Berlín y eran el conjunto escultórico favorito de Hitler. Supuestamente perdidos en 1989, durante la caída del muro de Berlín, una familia alemana trató de venderlos en diciembre de 2014 a través del experto holandés. Una vez comprobada su autenticidad, alertó a la policía germana, que acabó deteniendo a 8 personas. Los caballos serán expuestos en Berlín en septiembre, según Brand. El segundo hallazgo tiene un toque personal. Es un anillo que perteneció al escritor Oscar Wilde, su escritor favorito. Robado en 2002 en la universidad de Oxford, sus responsables no se creyeron que lo había encontrado. Como el centro no se disculpó al comprobar que, efectivamente, era el anillo perdido, el detective declinó asistir en 2019 a la ceremonia de devolución.

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