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Harry Styles ya es el tipo más encantador del pop actual

Con su reciente disco, ‘Harry’s House’, brillante y accesible para todos los públicos, el británico se consolida como estrella puntera

Harry Styles en su concierto en el festival Coachella el pasado 22 de abril, en Indio, California.
Harry Styles en su concierto en el festival Coachella el pasado 22 de abril, en Indio, California.Kevin Mazur (Getty Images for Coachella)
Carlos Marcos

Hay un antes y un después en la carrera de Harry Styles que está delimitado por su actuación en el californiano festival Coachella del pasado abril, donde fue cabeza de cartel. Allí, vestido de lentejuelas, sexi, pletórico, ofreció un concierto centelleante que le impulsó a la primera línea del pop mundial. Todo lo que realizó en aquella actuación (incluida la presencia de la curtida Shania Twain) estuvo meticulosamente estudiado a pesar de que la ejecución resultó de una efervescencia que desprendía naturalidad. Llevaba camino ya hecho el cantante inglés, con dos discos en solitario interesantes, quizá lastrados por su obsesión para que se supiera que adora a David Bowie. Un interés razonable teniendo en cuenta que Styles viene de una banda de chicos (una boy band, con todo lo que esto implica) llamada One Direction. Con este, su tercer disco, llamado Harry’s House, el cantante británico de 28 años borra definitivamente sus inicios de ídolo adolescente para convertirse en una estrella del pop robusta con todo el presente y el futuro para devorarlo.

Portada de 'Harry’s House'.
Portada de 'Harry’s House'.

Y nada más inteligente que trazar el camino a la cima huyendo de la aspereza y de las emociones radicales. Harry Styles es un músico para que las madres y padres en la cuarentena lo escuchen con sus hijos y no les dé vergüenza a ninguno de los dos. Al revés: asistir a un concierto suyo en familia debe ser lo más excitante del mes para una familia de economía aseada. Hasta la fantasía sexual de Daydreaming, con ese ritmo soul (con un pedazo prestado de Ain’t We Funkin’ Now, del tórrido dúo disco-funk de los 70/80 Brother’s Johnson), suena asumible para todas las edades. Styles se cuida de agradar a un público de procedencia indie que ya ha pasado la etapa de pedir el carnet de autenticidad. As It Was podría ser la canción que llevan The Strokes buscando años. También la que Metronomy encontraron hace tiempo. Desde el comienzo del disco todo es agradable, con ese Music For a Sushi Restaurant, porque a quien no le parece sugerente una cena en un buen restaurante japonés.

“Creo que eres guay. / Me gusta tu estilo. / ¿Crees que yo soy también guay? ¿O estoy demasiado colado por ti?”, canta en la elegante canción disco Cinema. Harry’s House es el álbum que le faltó grabar a Mika y que ya nunca podrá hacerlo, sencillamente por tiene diez años más que Styles y ahora se ve más presentado Eurovisión. En la reposada Boyfriends, una canción a la que Sting habría añadido un coro tribal, juega a la ambigüedad sexual, asunto que Styles sabe que apasiona a sus seguidores y que es absolutamente inofensivo en los tiempos actuales.

Styles se desempeña con el falsete de maravilla, dosificando su uso con habilidad. Hay funk y pop bailable, pero no recurre al desmadre de un, por ejemplo, Bruno Mars. Las baladas no son cortavenas, aunque las letras se alejen de lo blandurrio, como Matilda, que puede recordar musicalmente a Paul Simon. Todo se posiciona en su sitio, sin estridencias, luminoso, con un optimista nada empalagoso en un equilibrio que ni mucho menos es fácil de conseguir. Por momentos puede recordar a Prince (sin la carga sexual del de Mineápolis) o al pop de los Fleetwood Mac etapa Stevie Nicks y Lindsey Buckingham. Su relato es perfecto para llegar al gran público. En una de las pocas entrevistas que ha realizado, para el podcast de Zane Lowe en Apple Music, el cantante muestra una estudiada fragilidad y releva sus comedidas zozobras. “Durante mucho tiempo realmente no sabía quién era si no estaba dentro de One Direction. Y es aterrador porque piensas: ‘Vale, bueno, si esto termina, ¿voy a ser capaz de salir adelante en mi vida sin One Direction?”. A continuación revela que con la ayuda de la terapia pudo empezar con seguridad una carrera en solitario. ¿Lo ven? Un buen chico.

Harry’s House se cierra con Love Of My Life, esa canción vulnerable pero a la vez eufórica que tan bien fabrican The Killers. Pero cuando la banda de Brandon Flowers se lanzaría a lo himnístico, Styles se contiene y mejora el resultado. Harry’s House, número uno en ventas en Reino Unido y Estados Unidos, es el paso decisivo de un artista que apetece ver en lo más alto.

Harry Styles actúa el 29 de julio en el WiZink Center de Madrid.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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