_
_
_
_
_

Isaac Fonseca, ilusionado novillero mexicano, un emigrante triunfador en España

Es uno de los jóvenes toreros con más proyección tras sus reiterados éxitos en 2021. “No me cuesta entrenar un domingo en lugar de estar de fiesta con los amigos”, afirma

Antonio Lorca
Isaac Fonseca torea al natural en su presentación en la plaza de Las Ventas.
Isaac Fonseca torea al natural en su presentación en la plaza de Las Ventas.Plaza 1

Es uno de los novilleros más destacados del momento; sin duda, quien más triunfos y premios ha conseguido en 2021 gracias a su valor, entrega e inteligencia en el ruedo.

Isaac Fonseca nació hace 23 años en la ciudad mexicana de Morelia, capital del estado de Michoacán, en el oeste del país. Llegó a España hace algo más de tres con un mensaje en la maleta como única compañía: “Ahí llevan a un chico dispuesto con capote, muleta y espada; no podemos ofrecer nada más”.

El autor del texto era Jacobo Hernández, matador de toros y mentor del joven emigrante; y el receptor del mismo, Carlos Aragón Cancela, torero, ganadero y director de la Escuela de Tauromaquia madrileña de Colmenar Viejo, que lo acogió.

Fonseca no tardó en hacer honor a la ilusión despertada. Meses después de su llegada fue el triunfador del certamen para noveles ‘Camino hacia Las Ventas, y tras su debut con caballos en 2019, se alzó en la temporada pasada con el prestigioso trofeo Alfarero de Oro, y arrasó en la Liga Nacional de Novilladas, organizada por la Fundación Toro de Lidia.

En mayo le esperan tres plazas de primera categoría, Valencia, Madrid y Sevilla, y el 12 de agosto tomará la alternativa en la localidad francesa de Dax, en la que José María Manzanares será el padrino, en presencia de Roca Rey y ante toros de Núñez del Cuvillo.

En mayo le esperan tres plazas de primera, Valencia, Madrid y Sevilla, y en agosto, la alternativa

Isaac Fonseca muestra un gran desparpajo; afable y sincero, aparenta una madurez impropia para su edad, fruto, quizá, de una vida intensa, basada en el esfuerzo permanente. Confiesa ser un creyente de fuertes convicciones, y dice sentirse muy agradecido y privilegiado. Mantiene, no obstante, un aire de ingenuidad, propio de una bonhomía natural.

“Quedé muy sorprendido cuando llegué a este país”, comenta mientras merienda un colacao y un zumo de naranja. “Yo creía que España era más romántica, más alegre, y que su gente era cercana y feliz; pero comprobé que cada cual está inmerso en su mundo, y que muchas veces no te saludan ni te dan los buenos días. En México somos más alegres, y un poco más felices. Allí todavía se oyen risas por las calles…”

Tras la sorpresa inicial, Fonseca solo tiene palabras de agradecimiento por la acogida que ha recibido en su nueva patria.

Vive con la familia de Aragón Cancela, su apoderado, que lo tiene ‘adoptado’ como un hijo más. Y fue Jacobo Hernández, su descubridor cuando el torero solo tenía 10 años, quien se convenció de que el futuro estaba más allá del Atlántico.

“Jacobo es un visionario, y posee una mente muy pensante”, afirma Fonseca. “Él consideró que para consolidar mi carrera había que dar el salto a España, la madre patria del toreo”.

Isaac Fonseca.
Isaac Fonseca.Plaza 1

Cuenta el novillero que tras las infructuosas llamadas a varias escuelas taurinas españolas, un encuentro casual en un tentadero con el torero Daniel Torres Cotola, profesor de la de Colmenar Viejo, le permitió soñar con España. Un currículo de 14 novilladas sin caballos en dos años y un video convencieron al director, Aragón Cancela, para aceptar al nuevo alumno.

“Por qué viajé a España? Primero, porque si triunfas aquí, en México te miran con otros ojos”, continúa Fonseca. “Pero permítame un paréntesis: esa no es mi meta; lo que debo hacer es consolidarme acá, darle pelea a los grandes y que mi carrera se cimente aquí”.

Fonseca cuenta con orgullo que procede de una familia trabajadora —su padre se gana la vida en una casa hogar de Morelia, y su madre es cocinera en la central de autobuses—, y que él ha vivido desde pequeño con sus abuelos paternos a causa de la separación de sus progenitores.

Su abuelo Enrique le inculcó la vocación taurina; quiso ser torero y ha ejercido como mozo de espada. Sigue con atención la carrera del nieto, y viajó a Madrid el pasado mes de septiembre para ser testigo de su presentación en Las Ventas.

“La verdad es que pudo venir gracias a que algunos aficionados de Morelia ‘pasaron la boina’ y sufragaron el precio del billete porque mi abuelo no tiene capacidad económica para ello”, aclara Fonseca. “Él siempre me ha aconsejado que mire hacia adelante, y que no me amilane ante los obstáculos. He contado, asimismo, con el apoyo de mis padres, conscientes de mi vocación, y porque aprobé el bachillerato antes de dedicarme de lleno a los toros”.

Y ya en España ha superado con alta nota los difíciles exámenes para hacerse un hueco entre la novillería con expectativas de futuro.

“En México tenía una cierta idea de lo que podía conseguir, pero la realidad ha superado todos mis sueños”, comenta el torero.

“Ha sido algo verdaderamente mágico”, continúa; “me siento privilegiado porque echo la vista atrás y pienso ¡rayos…, si cada tarde ha sido especial! Soy un torero con suerte. Dios me ha puesto aquí por algo y yo debo dar razón para ello, y esa no es otra que trabajar y sacrificarme todos los días”.

“Me siento privilegiado porque echo la vista atrás y pienso ¡rayos…, si cada tarde ha sido especial!”

Isaac Fonseca reconoce, no obstante, la dureza de ese tipo de vida, aunque asegura que la ambición le permite superar cualquier dificultad. “Cuando lo tienes claro y estás comprometido con la búsqueda de la perfección”, añade, “el sacrificio pasa a otro nivel, y a mí no me cuesta entrenar un domingo en lugar de estar de fiesta con los amigos”.

Pero ese compromiso también tiene sus recompensas. Ha ganado la confianza de los aficionados y algún dinero.

“Sí… A ver, no como quisiera, pero algo sí he ganado. Como en la casa donde vivo no me piden renta, el poco dinerito que me queda me ha permitido comprar algún capote y muleta y visitar la pasada Navidad a mi familia. Incluso les pude comprar a mis hermanos alguna ropa, aunque no sea de la buena, y llevarlos a todos una noche a cenar. He tenido ese privilegio”.

Y queda el futuro…

“Ahorita, la moneda está en el aire, y es mi responsabilidad que no haya un parón en mi carrera. Sé que alcanzar la condición de figura es muy difícil, pero yo lo voy a intentar…”

Y Fonseca ya sabe lo que hará cuando ese momento aparezca.

“Uno de mis sueños es crear una fundación para ayudar a las personas que viven en las calles; es una idea que tengo en la cabeza desde pequeño y espero llevarla a acabo”.

De momento, y a la espera de sus próximos compromisos en Valencia, Madrid y Sevilla, los días 7, 16 y 22 de mayo, respectivamente, sigue las indicaciones de su preparador físico, torea de salón “para aprender y corregir errores”, se instruye con videos taurinos, y se entusiasma con el libro ‘Joselito el verdadero’, que narra la vida de uno de sus ídolos.

El colacao se ha quedado frío, pero el novillero mexicano prefiere insistir en su agradecimiento.

“Tengo tres pilares fundamentales en mi vida: mis abuelos, Jacobo y el maestro Carlos Aragón Cancela”, concluye. “Y algo más: me ha encantado que esta entrevista se haya celebrado cara a cara porque creo que se está perdiendo la relación”.

Síguenos en Twitter
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_