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Kanye West y Drake se reúnen por primera vez en un concierto para exigir la libertad de un expandillero

Los raperos olvidan sus disputas ante 70.000 personas en Los Ángeles y piden revocar la condena de Larry Hoover, con una pena de 200 años

Luis Pablo Beauregard
Kanye West
Kanye West durante la presentación de 'Donda', en 2021, su último álbum.Getty Images

Después de haber sido marginado durante décadas, el rap ha probado nuevamente la noche de este jueves su conquista cultural masiva en Estados Unidos. Kanye West y Drake dejaron sus diferencias a un lado y unieron fuerzas ante unas 70.000 personas en Los Ángeles para exigir la liberación de Larry Hoover, un expandillero de Chicago que cumple una sentencia de 200 años de prisión. West ha volcado el peso de su figura, una de las más importantes en la industria del entretenimiento, en lograr la libertad de Hoover, un tema que incluso elevó al presidente Donald Trump en una visita a la Casa Blanca en octubre de 2018.

Con ese encuentro en Washington, West logró que Trump perdonara a Alice Marie Johnson, una afroamericana que llevaba 22 años de prisión de una cadena perpetua por un primer delito, una posesión de cocaína y lavado de dinero. Johnson, quien se ha convertido en una activista para reformar el sistema carcelario, fue la encargada de arrancar este jueves la velada en el Coliseo de Los Ángeles, repleto ante la promesa de ver sellar la paz a dos estrellas del rap distanciadas por la rivalidad profesional y que este año estrenaron álbumes con días de diferencia.

En sus palabras, Alice Marie Johnson recordó a la audiencia el poder de la protesta. “Larry Hoover cometió un error cuando tenía 23 años. Ese error no lo define. Cuando una persona va a prisión toda su familia va a prisión con él. Vivimos un sistema que no cree en la redención”, dijo en lo alto de las escalinatas del estadio, que cumplirá 100 años en 2023 y que fue construido como un monumento a los caídos de la Primera Guerra Mundial. Miles corearon “¡liberen a Larry Hoover!” como si del grito dependiera que West saltara al escenario. El espectáculo se inició con un retraso de más de una hora y media.

El de esta noche ha sido el primer concierto en un estadio en cinco años para Kanye West, quien ahora se hace llamar Ye. La última ocasión que cantó para una audiencia tan grande fue durante la gira San Pablo, que fue abruptamente cancelada en noviembre de 2016 porque el cantante sufría problemas de salud mental. Esta fue también la reaparición pública de Drake desde el trágico concierto de Astroworld en Houston, donde murió una decena de personas que escuchaban al rapero Travis Scott.

El Sunday Service, el coro gospel que acompaña a West, fue el primero en llenar de notas la fría noche en el centro de Los Ángeles. Lo hicieron cantando temas de los Fugees, Adele, el O Fortuna de Carmina Burana y, finalmente, Ultralight Beam, el tema de The life of Pablo, de West, que dice “esto es un sueño de Dios”. Es lo que se oía cuando Ye y Drake bajaron juntos la larga escalinata rumbo al escenario, una enorme plataforma elevada que asimilaba una nave espacial recién aterrizada y de la cual no dejó de salir humo durante toda la presentación.

No hubo rastro sobre el escenario del errático West que ha acaparado los titulares en los últimos años. Tampoco del provocador que convocó al lanzamiento de su más reciente álbum a Marilyn Manson, acusado de abuso sexual y a Da Baby, quien hizo comentarios homófobos en un concierto del verano. Solo se mostró una estrella dispuesta a romper ese lustro de silencio con una entrega total a la audiencia. Envuelto en una bruma perpetua y enfundado en una especie de chándal con la leyenda “free Hoover” (liberen a Hoover) cantó temas de toda su carrera como Gold Digger, Touch the sky, Stronger, Mercy, Runway y N****s in Paris y Jesus Walks, con la que abrió diciendo “vamos atrás al día uno″, un gesto de reconciliación con Drake.

El artífice de tan esperado reencuentro fue J. Prince, un empresario de Houston que se entrevistó con West en el interior de la capilla de Rothko en la ciudad tejana. Prince ha sido una figura importante para el despegue planetario del rapero canadiense (Drake). Encontró territorio común entre ambos egos en la causa de Hoover, quien tiene hoy 71 años.

Minutos antes de que arrancara el espectáculo, que fue transmitido mundialmente por Amazon Prime, David, de 32 años, leía en su teléfono la entrada de Wikipedia de Hoover, un joven de Chicago que abandonó la secundaria y se convirtió en la cabecilla de los Discípulos de Gánster, la pandilla más poderosa de la ciudad con 25.000 miembros repartidos en 22 Estados y 66 ciudades.

Conocido como El Rey, Hoover fue enviado a prisión en 1973 por el asesinato de un rival. En 1997 las autoridades lo acusaron de delitos federales por coordinar desde el interior de la cárcel la organización, que movía hasta 100 millones de dólares anuales. Desde entonces fue enviado a un centro de máxima seguridad, donde suma más de dos décadas en confinamiento solitario.

Después de la información David parecía confundido. “Pues no veo mucha razón para que lo saquen de prisión, pero bueno, yo estoy aquí por la música”, concluía después de comentar que fue invitado por un amigo.

La prisión lo ha cambiado todo

La gente cercana a Hoover afirma, sin embargo, que los años en prisión lo cambiaron. Convirtió la pandilla en un grupo para el desarrollo de los más marginados; creó una organización para registrar a jóvenes para que votaran por primera vez; esta formó cuadrillas para limpiar calles y repartir comida en los barrios más marginados; los integrantes de estas comenzaron a coordinarse políticamente para exigir mejores clínicas de salud y programas educativos en Chicago.

Quizá este renacimiento es el que llamó tanto la atención de West, un rapero obsesionado con su propia reinvención. Donda es el nombre de la madre del rapero y título de su más reciente lanzamiento. En este, Ye incorpora mensajes de Larry Hoover Jr., quien pide la liberación de su padre en los temas Jesus lord y Jesus Lord pt 2.

A pesar de la expectativa, Drake y West cantaron juntos solo un par de temas. Entre estos estuvo Forever, que el dúo interpretaba originalmente con Lil Wayne y Eminem para un documental sobre baloncestistas donde figuraba Lebron James. West cantó de Drake Find Your Love y el canadiense devolvió el gesto con 24. Momentos antes de desaparecer por una escotilla invisible Drake agradeció la invitación. “Es muy importante. Se sintió como un sueño, algo irreal. Es uno de mis héroes”, confesó a la audiencia. West cerró el concierto. Lo acompañaban los sueños de libertad que Larry Hoover tiene en una oscura prisión de Colorado.


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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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