Xoel López, de ninguna parte y del mundo

Él era un adolescente cuando decidió dedicarse a la música, pero a Xoel López (A Coruña, 44 años) nadie le apoyó. Ni familia ni amigos. Él cree que es “paradójico” como precisamente su primer éxito con su banda Deluxe, Que no, era un mensaje a todos ellos, advirtiéndoles de que no iba a cambiar su camino. Ahora, casi 20 años después, es lunes por la mañana, cuando contesta al teléfono, y la semana solo acaba de empezar pero él ya está “con un cansancio terrible”. No es para menos: está apunto de completar su gira, tras el concierto tres días antes en Basauri, en Bilbao, y a falta de visitar el WiZink Center de Madrid en enero del año que viene. Con este recorrido a sus espaldas, ORIGINS x SON Estrella Galicia estrena en EL PAÍS su tercer capítulo (antes los protagonistas fueron Belako y Kase.O), en el que recoge los inicios del artista gallego durante 20 minutos. En ellos revisita su colegio, su pub favorito o su querido Riazor, estadio de fútbol del Deportivo de La Coruña.

Una de sus primeras inspiraciones y que le ha acompañado durante toda su carrera como músico ha sido el mar. De pequeño ya lo veía desde las ventanas del colegio, y de adolescente era su lugar favorito para dar paseos “más introspectivos”, cuando necesitaba pasar tiempo consigo mismo. “Tengo muchas referencias y muchos símbolos, pero si tengo que elegir uno para mí claramente lo es. El mar lo tiene todo. Me crie en una ciudad con mar y estoy condenado a hablar de esa inmensidad. Para mí era un lugar de libertad, de búsqueda, en el que escapar de la ciudad, de mi entorno”, cuenta López. A su gran musa le ha dedicado desde el título de su primer disco en solitario, Atlántico (2012), a un poemario que publicó en 2017, Bailarás cometas bajo el mar (Espasa).

“Tiene esa belleza aparente, pero luego también tiene esa profundidad misteriosa, con todo un mundo que desconocemos y que yo asocio a esa parte de los sentimientos. Luego también tienes el horizonte, que representa un poco el futuro, los planes, los ideales… Pero al final mis pies pisan siempre el asfalto y es algo de lo que no sé escapar, y ni sé si quiero”, confiesa López, que desde que salió de su ciudad a los 18 años no ha vuelto a vivir en ella.

López, que fundó su primera banda importante en A Coruña, Elephant Band, pero empezó su carrera en solitario desde Argentina, se siente “entre dos aguas”: “Hay algo en el imaginario gallego que tiene que ver con la inmigración, con salir y descubrir mundo, pero también con la idea de volver. Yo me siento un poco en ese lugar de puente, con un pie aquí y un pie allá. Me siento profundamente gallego, pero también me siento de Madrid y también un poco porteño, un hombre de mundo. Y creo que no es incompatible, se puede vivir con esa idea en la cabeza”.

Su Depor también le ayuda a sentirse cerca de su tierra. Seguir al equipo de fútbol de su ciudad natal le mantiene unido a ella, y también le ayuda a relajarse. “Al ser una persona que muchas veces tienes que estar expuesto al público, el fútbol es una vía de escape, una forma de no pensar en música ni en canciones, y pensar en lo que hacen otros. Me gusta sentarme y mirar cómo son otros los que se exponen”, dice entre risas. Aunque a López desde siempre le ha gustado el deporte, pero una rotura de menisco lo alejó del fútbol, y desde hace un año disfruta del baloncesto cuando puede. “Me gustan mucho las similitudes entre fútbol y tocar en una banda, porque ambas son deportes de equipo. Muchas veces hacemos comparaciones con los conciertos. Algunos salen de empate a uno y otros son de cuatro a cero”. Ahora descansa tras una buena temporada, pensando en el último encuentro del WiZink (22 de enero) y con los ojos puestos en la siguiente.