Pedro Almodóvar: “La sociedad española tiene una deuda moral enorme con las familias de desaparecidos”
El cineasta inaugura la 78ª edición del festival de cine de Venecia con ‘Madres paralelas’ y lanza un alegato a favor de la exhumación de las miles de personas enterradas en “fosas y cunetas”
Desde este miércoles, el festival de Venecia sabe mucho más sobre la memoria histórica española y la Guerra Civil. Porque es uno de los temas clave de Madres paralelas, la nueva película de Pedro Almodóvar, que ha inaugurado la 78ª edición del certamen con aplausos en los primeros pases de la mañana. Y porque la rueda de prensa del filme ha ofrecido una clase magistral sobre el asunto. “La sociedad española tiene una deuda moral enorme con las familias de desaparecidos”, ha afirmado el director, tan tajante en sus declaraciones ante la prensa como en la película, que lanza un poderoso alegato a favor de la búsqueda y exhumación de miles de cuerpos enterrados “en fosas y cunetas”. Unos 114.000, según un recuento, hace años, del juez Baltasar Garzón, aunque algunos cálculos superan incluso los 150.000. Uno de los países del mundo, el primero es Camboya, con más asesinados esparcidos donde nadie puede velarlos. “Después de 85 años, hasta que se pague esta deuda con los desaparecidos no podemos cerrar nuestra historia reciente, y lo ocurrido en la Guerra Civil”, agregó el cineasta.
A priori, en realidad, Madres paralelas es la historia de dos mujeres. Pero, en el fondo, habla también de ancestros y descendientes, de la memoria histórica y la personal. Janis (Penélope Cruz) busca a su abuelo, enterrado en una fosa común al principio de la Guerra Civil. Y, mientras, se concede un coito casual con un experto de exhumación. Con una elipsis, a veces, el cine sabe contarlo todo. Primer fotograma: dos cuerpos desnudos y entrelazados. Siguiente: hospital, servicio de maternidad. Allí, a la espera de su hija, Janis fragua otro vínculo: Ana (Milena Smit), su compañera de habitación. Se juntan una mujer de 40 años, veterana de las dificultades, preparada para un regalo inesperado, y una joven asustada, que en lugar de un sueño afronta un trauma. Ambas solteras, y solas. Hasta que una serie de vicisitudes las une para siempre.
“Ahora me interesan más las madres imperfectas, las que viven periodos complicados de resolver. Las madres anteriores de mis filmes eran distintas, venían de la educación que recibí”, ha añadido el cineasta. En concreto, de su propia progenitora, Francisca Caballero, y de las mujeres que rodeaban al pequeño Pedro cuando su madre debía dejarlo en algún patio para cuidar de la casa o del campo. Allí, mientras lavaban y tendían la ropa, arreglaban objetos y problemas, cantaban y contaban historias, las vecinas inspiraron, de alguna forma, el cine que aquel chico terminaría rodando. “Cuanto más se complicaba el personaje de Penélope, más me interesaba. Era una novedad para mí. Pero según mi experiencia con madres reales, hay tipos muy distintos, y algunas no tienen instinto maternal”, ha asegurado Almodóvar.
“Puede que sea mi personaje más difícil hasta ahora”, ha concedido Cruz. “Hay muy pocos directores que les den a sus actores y equipo tanto tiempo. Él trabaja con el sistema que más respeto y valoro, es un artesano. Quedan pocos en el mundo. Y para mí eso es oro. Ves a un hombre dispuesto a dar su vida por la película. Intentar sacar toda la verdad que tenemos. Ha sido duro pero mágico y precioso”, ha explicado. Y Smit ha sostenido que este papel era probablemente “el regalo más bonito” que había recibido en su vida.
Las preguntas de la prensa, sin embargo, devolvieron los focos a la memoria histórica. Y el cineasta entró en detalles. “Es la generación de los nietos y bisnietos la que pide la exhumación. Eso sorprendió muchísimo a los relatores de la ONU que vinieron a España en 2014. La explicación es sencilla: la generación anterior tenía mucho miedo, que le impedía hablar. Yo lo viví en mi casa”. Y al hablar de Lorca, evocado en la película a través de Doña Rosita la soltera, Almodóvar añadió: “Su figura demuestra que nuestra sociedad no tiene una buena relación con nuestra historia inmediata. Y el cine tampoco. Ha costado mucho trabajo hacer películas sobre ETA u otro problema que nos haya afectado como conjunto”.
Hay otra evocación en la película, mucho más explícita. Porque el expresidente Mariano Rajoy sale con su nombre y apellido, y con una frase que Almodóvar no ha olvidado: “En presentación de los presupuestos, dijo, lleno de orgullo, que había dedicado ‘cero euros’ a la memoria histórica. Una de las ventajas del cine es que nos sobrevive a los que lo hacemos y a los que lo ven y él va a estar eternamente vinculado, al menos en esta película, a esta frase tan dañina”. “España está muy crispada, y su clase política más que nunca. Eso es reflejo de que hay un partido que dice cosas que nunca se han dicho, que normalmente ya cae en la ilegalidad, en lo anticonstitucional. Nunca habíamos visto a profesionales de la política que se comportaran con tanta vulgaridad y de una forma tan baja”, aseveró Almodóvar.
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