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La vida por aquí
Columna
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Una amistad contra las guerras

El editor Jean-Pierre Barou homenajea en su libro, ‘La guerra de España: reconciliar a los vivos y a los muertos’, a los que sufrieron la Guerra Civil y el exilio

Juan Cruz
Jean-Pierre Barou, con gafas, con Simone de Beauvoir a su derecha, en 1973.
Jean-Pierre Barou, con gafas, con Simone de Beauvoir a su derecha, en 1973.

Jean-Pierre Barou es ahora un editor de 81 años, artífice del éxito internacional de ¡Indignaos!, el opúsculo de Stéphane Hessel aparecido tras la crisis de 2008 y que, en España, fue protagonista de las protestas del 15-M. En mayo del 68 fue de los que estuvo en la calle buscando la utopía debajo de los adoquines de París. Entre otros, fue compañero de Simone de Beauvoir y de Jean-Paul Sartre en la ideología de los que buscaban una nueva razón revolucionaria. Este hombre de pelo blanco, que mantiene asombrados sus ojos claros, fue seducido por lo que representó el estupor de la guerra de España. Un compañero de clase, Xabier Landaburu, hijo del que aún era vicepresidente del Gobierno vasco en el exilio, fue el que lo llevó a conocer aquella historia a la que ha dedicado su memoria y un libro, La guerra de España: reconciliar a los vivos y a los muertos (Arpa), una carta de amistad al adolescente que le enseñó que la guerra entre españoles fue, como la subsiguiente guerra mundial, “una revolución a favor de la libertad de las conciencias”. Xabier y su familia (a la que pertenecen los periodistas Gorka y Ander Landaburu) están en su dedicatoria. Xabier murió hace cinco años. Cuando eran muchachos, le llevó a Jean-Pierre el libro de Víctor Montserrat El drama de un pueblo incomprendido: la guerra en el País Vasco, publicado en 1937 y cuyo viejo ejemplar conserva Barou como una reliquia de aquella lucha que juntó a católicos y anarquistas contra el fascismo. El ejemplar que exhibe a través de Skype tiene la firma de Francisco Javier Landaburu Fernández de Betoño, que murió en el exilio de París el 6 de mayo de 1963, a los 55 años, cuando aún era vicepresidente del Gobierno vasco. Xabier le había dicho a Jean-Pierre: “Lee este libro y lo entenderás todo”. Más de 60 años después Barou exhibe su propio ejemplar como la respuesta a su amigo muerto.

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Aquel libro de Víctor Montserrat explica cómo fue posible que católicos y anarquistas se unieran para enfrentarse a los franquistas. “¡Dios y el diablo luchando juntos!”. Durante años, aquel libro fue solo un recuerdo de infancia. Fue cuando murió Franco y él vio, en Barcelona, que ya podía hablarse del aborto en la prensa española cuando se dio cuenta de lo que había supuesto la dictadura, capaz de seguir agrediendo la libertad de las conciencias. En mayo del 68 él había dejado su trabajo, se fue a las fábricas, como un militante que buscaba la libertad “más allá de los partidos políticos y más allá de las ideologías”. En cuanto acabó la dictadura franquista juntó sus recuerdos con los del adolescente que fue y se dedicó a reflexionar sobre lo que Xabier trató de enseñarle cuando eran adolescentes. Ahora firma su gratitud a su amigo y dice que ni Europa ni España han superado la contaminación de las conciencias que produjeron las guerras sucesivas. “Como decía Ortega y Gasset, aquellas fueron guerras contra la libertad de las conciencias, que es la guerra que perdura hoy”. Él atribuye el éxito del libro de Hessel, que editó, y del que se han vendido cerca de cinco millones de ejemplares en el mundo, a que constituyó “una insurrección pacífica del pensamiento libre”. Esa insurrección sigue vigente y es la que le quiso inculcar Xabier Landaburu cuando le regaló aquel libro cuyas páginas nunca han envejecido en sus manos. Es una historia de amistad contra las guerras.

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