Y el Oscar es para... una pequeña distribuidora de Barcelona
El éxito de ‘Parásitos’ es también el de La Aventura del Audiovisual, la compañía especializada en cine coreano que apostó por ella
La madrugada del lunes, durante la ceremonia de los Oscar, el chat echaba humo. En el grupo compartido por los cinco trabajadores de La Aventura Audiovisual, la pequeña compañía de Barcelona que ha distribuido en España Parásitos, la película del director coreano Bong Joon-ho, no paraban de entrar y salir mensajes. Pero ni se imaginaban lo que estaba a punto de ocurrir. “Cuando nombraron Parásitos entre las nominadas a mejor guion, el auditorio se vino abajo, eso fue una señal, y se lo llevó”, comenta José Tito, cofundador de la compañía, junto con Ferran Herranz. “Yo creo que en ese momento pensamos –y mira a Ferran con complicidad– que algo gordo podía pasar… Cuando Spike Lee dijo que el premio al mejor director era para Bong Joon-ho, realmente empezamos a pensar que se le había dado la vuelta al asunto y pasábamos a ser favoritos. Fueron ocho minutos de espera. Una locura”.
La escena era de película. Cada uno estaba a su rollo: uno viendo la ceremonia con 15 amigos, otro de fiesta… Herranz y Tito, cada uno en la oscuridad de su casa, cada uno tratando de no despertar a su hijo pequeño (de dos y de un año, respectivamente). “Yo vine directo para aquí [la oficina] y hasta esta noche [la del lunes] no he dormido…”, dice Herranz, con un aspecto muy digno para lo que ha soportado (y disfrutado) en las últimas horas. Cuatro premios de seis nominaciones, “algo que nunca nos hubiéramos imaginado e incluso ahora nos cuesta creerlo”, aseguran.
Pero estos dos cinéfilos de 41 años (Herranz) y 40 (Tito), aunque ha pasado poco tiempo, tienen los pies en el suelo. El tema les pilló en plena mudanza y van a dejar el piso en el que empezaron en 2013. “Pero no tenemos intención de crecer, de ir a buscar películas más grandes, películas de cabecera”, asegura, categórico, Tito. “Habíamos encontrado ya un nicho en el que estábamos muy a gusto, con nuestra propia empresa, sin dar explicaciones a nadie, trabajando cómodos, en películas que nos gustan”. La comunión con Herranz es absoluta: “Si vemos algo como Parásitos iremos a por ello, claro, pero no creo que nuestra manera de trabajar cambie para nada. No iremos a por apuestas más seguras, nada de eso. Cuando hemos llevado películas que no nos gustan ha sido por necesidad, por pagar las facturas de las que sí nos gustan”.
La contratación de los derechos de Parásitos muestra perfectamente cómo trabaja La Aventura. “A ver, estábamos comprando los derechos de una película coreana; de dos horas y cuarto; de un director cuya última película, Okja, de Netflix, no había sido muy bien recibida; la industria la consideraba una película muy buena pero que no trascendería los circuitos de versión original”, explica el director de la distribuidora, Herranz. Y concluye, con total optimismo: “Para nosotros, en el peor de los casos, iba a ser buenísima”.
Una absoluta locura
Para una compañía pequeña no es fácil comprar los derechos de estas películas. “Lo normal es haya 20 empresas más grandes que la tuya dispuestas a ofrecer más que tú, pero parece que por esta película si no estábamos solos, casi”. ¿Por qué? “Es una pregunta que no es para nosotros. Que haya acabado en una empresa como la nuestra es una absoluta locura y creo que va a ser un acicate para que no vuelva a ocurrir”.
La Aventura Audiovisual arrancó en 2013, “en el peor momento de la crisis”, en palabras de Herranz, pero sacaron tajada de la situación. Las empresas con más estructura (y con más riesgo económico a final de mes) no arriesgaban y muchas películas interesantes y premiadas se estaban quedando sin distribución en España. “La primera peli que compramos fue la israelí Pie de página, nominada al Oscar como mejor película extranjera, ganadora del premio al mejor guion en Cannes… y no encontraba distribuidora en España. Snowpierce (también de Bong Joon-ho) fue la primera que nos hizo aparecer en críticas con cinco estrellas”.
Una de las apuestas de la distribuidora es el cine coreano. “Ha sido muy importante para la cinefilia en los últimos 20 años”, sostiene Tito. “Tiene una industria bastante potente y hacen cine para consumo local con ciertos tics que podrían alejarlo del público occidental, pero también hay una vertiente de cine de autor muy sana como la de Hong Sang-soo o Lee Chan-dong, muy respetados por la crítica internacional, que hacen un cine de muchísima calidad que suele ganar en festivales europeos de prestigio como Locarno o Rotterdam. Al mismo tiempo hay directores que coquetean con las dos vertientes: un cine popular pero al mismo tiempo con rasgos autorales. Aquí, entran Bong Joon-ho o Park Chan-wook”.
Este último es el director de La doncella (2016), una de las películas de las que Herranz y Tito se sienten más orgullosos de haber distribuido. Ganó todos los premios de la crítica americana a mejor película extranjera y, sin embargo, Corea del Sur ni la envió a los Oscar. “Fue un éxito. De hecho, comentamos entre nosotros que la próxima película coreana buena que haya nos la quitarían. Pero no… Luego llegaría Parásitos”, bromea Tito.
La cada vez más evidente apertura de Hollywood ha tenido su peso en el triunfo histórico de Parásitos. “Este éxito del cine coreano o la internacionalización de la Academia se pueden leer como una respuesta a la política de Trump, al proteccionismo, a su nacionalismo tan agresivo que a la gente del cine de allí, un poco más progresista, no les gusta. De todas formas, de nueve títulos nominados a mejor película solo uno era de fuera”, comenta Tito.
En la selva de las productoras y la majors han irrumpido las plataformas digitales, que afectan, sobre todo, a las distribuidoras pequeñas. Por ejemplo, dicen, Atlantics, gran premio oficial del jurado en Cannes en 2019, no ha tenido estreno en cines en España y ha pasado directamente por Netflix y no ha tenido gran visibilidad. “Para estos gigantes financieros, el precio de estas películas es insignificante y así callan muchos tuits que dicen que fuera de las tres o cuatro grandes películas que produce cada año Netflix, el resto son medianías. Entonces comprar a golpe de talonario películas muy premiadas en los principales festivales europeos es una operación de márketing para ellos”.
La Aventura Audiovisual sigue, por lo tanto, trabajando como siempre, centrada en sus proyectos, en el cine que les gusta. Un lujo, desde luego. El viernes estrenan Sinónimos, Oso de oro de Berlín, del director israelí Nadav Lapid, y el 28 La famosa invasión de los osos en Sicilia, adaptación de la novela de Dino Buzzati. “Las llevaremos, como hacemos normalmente, a las poco más de 20 salas de España que programan cine en versión original”.
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