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Albert Uderzo, un talento más allá de la aldea gala

Artistas españoles del cómic homenajean al creador francés, fallecido a los 92 años, y su legado

El dibujo con el que Albert Uderzo homenajeó en 2015 a las víctimas del atentado contra la revista 'Charlie Hebdo'.
El dibujo con el que Albert Uderzo homenajeó en 2015 a las víctimas del atentado contra la revista 'Charlie Hebdo'.

Siempre será el dibujante de un mito. Incluso de varios. Pero, en realidad, el talento de Albert Uderzo iba mucho más allá de la aldea gala y sus habitantes. Campamentos romanos, barcos piratas, antiguos guerreros, héroes musculados y cualquier personaje de nombre extraño y nariz rechoncha: cada viñeta contenía su arte. “¡Y cómo hacía los caballos!”, recuerda Javier Olivares, ganador del Premio Nacional de Cómic junto con Santiago García por Las meninas. “Uderzo también escribió Astérix con sus dibujos”, agrega. Y, como él, varios artistas del tebeo español se rinden ante el creador francés, fallecido hoy a los 92 años, y su maestría. Hay quien, de cierta manera, le debe incluso su carrera.

“Los tebeos de la editorial Bruguera, Tintín y Astérix, son los que me hicieron lector. Pero estoy seguro que fueron los álbumes de Astérix los que me convirtieron en dibujante. Copiaba y copiaba las viñetas. Me maravillaba, y lo sigue haciendo, el dibujo de Uderzo. Si el alma de los personajes de Astérix, entrañable y divertida, era creación de René Goscinny [el guionista], el cuerpo donde habitaba era la gran aportación de Uderzo. Sus personajes estaban llenos de vida y dinamismo. Sus gestos, cómo ponía en escena los gags, esos fondos de la antigua Roma…”, afirma Paco Roca, autor de novelas gráficas como Arrugas o Los surcos del azar. Al fin y al cabo, más de seis décadas después de su primera aventura, el galo bigotudo y sus amigos han entretenido a millones de lectores por todo el mundo. Y, entre ellos, figuran muchos de sus compañeros de profesión.

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El dibujante Gerardo Balsa, autor de La sombra del cóndor o U-47, consideraba a Uderzo “un maestro” y destaca que fue para él “una lectura iniciática”. Subraya “su capacidad de narrar y de crear personajes creíbles, humanos y cercanos, aunque fuera desde la caricatura”. Y también, técnicamente, “la fluidez y la expresividad, sin necesidad de grandes movimientos de punto de vista, pero capaz cuando la historia lo requería de grandes panorámicas como las de la ciudad de Roma, con un detalle impresionante”.

Para mí Uderzo era un genio, de lo mejorcito; la fama de Astérix debía mucho también a Goscinny, claro. Pero Uderzo me maravilla, los paisajes, cómo resolvía las situaciones, era algo único. He sido lector de todos sus álbumes, sus viñetas eran para mí un asombro continuado, se me caía la baba hasta los tobillos, y me decía: ‘Ah, si yo supiera…’. Tenía mucha gracia incluyendo personajes de su país en las aventuras. El cómic ha perdido uno de sus pilares”, relata Francisco Ibáñez, el padre de Mortadelo y Filemón. La propia web oficial de los personajes inventados por Uderzo y Goscinny defiende que su legado forma parte “del patrimonio literario y artístico universal” y que leer sus obras siempre supone “un placer y una alegría profundos”.

Precisamente ahí se halla otro enorme mérito del creador, según el dibujante Alfonso Zápico (La balada del norte, Dublinés): “Supo poner su descomunal talento como dibujante al servicio de unas historias que engancharon al gran público y se ganaron su fidelidad durante generaciones de lectores, hasta hoy”. Y Carles Santamaria, ex director del Salón del Cómic de Barcelona y que ha traducido dos álbumes de Astérix al catalán, añade que “Uderzo era uno de los autores clásicos del cómic europeo, que es difícil entender sin él y sin Goscinny”. Cree que su criatura gala “es un personaje inmortal, un fenómeno que traspasa el género del cómic para devenir un icono universal de la cultura popular, a la altura de Mickey Mouse o Superman”.

Santamaria recuerda que en una edición del salón realizaron una exposición sobre Astérix y recrearon la aldea gala. “Desgraciadamente Uderzo ya era octogenario y no pudo venir, así que lo representó su hija; fue una pena no poder conocerlo personalmente”. Para el estudioso del cómic, el secreto de Uderzo, “como el de cualquier gran maestro del arte”, estribaba en “su capacidad de crear historias y personajes con características que conectaban con gente de cualquier país y generación”. También, “en su genialidad para plantear dicotomías (Astérix/Obélix) e inventar grandes antagonistas (galos/romanos) así como la estupenda idea de la itinerancia de las aventuras”. Para Santamaria, la obra maestra de Uderzo es Astérix y Cleopatra. Aunque el experto también invita a rescatar del olvido el resto del currículo del genio francés. “Antes, ya había dibujado centenares de páginas guionizadas por René Goscinny: series para magazines infantiles, historietas para periódicos belgas y hasta cómics publicitarios para una marca de loción capilar”, señala Zapico. Y Roca cita a “Oumpah-Pah o Michel Tanguy… grandes creaciones que el éxito de Astérix eclipsó”. Tal vez el encierro forzado de estos días sea una buena ocasión para recuperarlos. O para regresar a la aldea gala. Al fin y al cabo, es toda una lección de resistencia.

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