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Temporada de premios (pluri)nacionales

El Cervantes al catalán Joan Margarit cierra el calendario de galardones más diversos y descentralizados. Azar o justicia, el palmarés refuerza la visión de una España plural del Gobierno

Ferran Bono
Cartel de Marisa Gallén (premio nacional de Diseño) para Graphispag, feria de la industria gráfica española, en 2011.
Cartel de Marisa Gallén (premio nacional de Diseño) para Graphispag, feria de la industria gráfica española, en 2011.EL PAÍS

“Los premios son para los espíritus libres y para los amigos del jurado”. Lo dijo Nicanor Parra por boca del nieto al que envió para recibir y agradecer el premio Cervantes que se le concedió en 2011. El poeta chileno tiraba de la ironía que recorre su obra para referirse a una cuestión susceptible de interpretaciones no siempre literarias. Este año, tres premios nacionales han recaído en escritores que escriben en euskera (Bernardo Atxaga, premio de las Letras a su trayectoria), en catalán (Raimon Portell, galardonado en literatura infantil, por Camins d’aigua) y en gallego (Pilar Pallarés, en poesía, por Tempo fósil). Además, la poesía en catalán (y también en castellano) de Joan Margarit fue reconocida el pasado jueves con el Premio Cervantes. Todos estos galardones son otorgados por el Ministerio de Cultura.

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Bernardo Atxaga, premio Nacional de las Letras

Nunca antes habían coincidido tantas obras y autores en las distintas lenguas cooficiales de España en las modalidades más literarias de los premios (faltaría la de narrativa, que se ha llevado la granadina residente en Barcelona, Cristina Morales, por Lectura fácil). Esta idea se refuerza con la distribución descentralizada del resto de galardones nacionales: Comunidad Valenciana (Cómic, Ilustración y Diseño), Galicia (Poesía y Ensayo), Asturias (Poesía Joven), País Vasco (Letras y dos de Música), Andalucía (Mala Rodríguez) y Cataluña (Historia).

El palmarés dibuja un panorama plurilingüe que para la mayoría de los escritores, jurados y estudiosos consultados obedece a una mera casualidad, reflejo de una normalización y sensibilidad hacia las cuatro lenguas de España. No obstante, también se apunta la posibilidad de incurrir en una hipercorrección que compense los años en blanco de las lenguas minoritarias (hay siete en catalán, uno en euskera y ninguno en gallego desde 1984, cuando comenzó a concederse el Nacional de Las Letras). Además, alguno sugiere que los galardones ofrecen un panorama de la España plural que se ajusta más al ideario del partido que hoy sustenta el Gobierno, el PSOE. En lo que coinciden todos es que no han recibido ninguna consigna para apoyar a un candidato.

El pasado año, tras la eclosión del movimiento Me Too, las mujeres coparon los principales premios nacionales, desde narrativa (Almudena Grandes), hasta el Cervantes (Ida Vitale), pasando por el de las Letras (Francisca Aguirre) poesía (Antònia Vicens), ensayo (María Xesús Lama) o teatro (Yolanda García Serrano).

Quim Torra tarda 24 horas en felicitar a Joan Margarit

Carles Geli

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, tardó casi 24 horas en felicitar al poeta Joan Margarit por el Cervantes, que recaía por vez primera en un escritor con producción bilingüe de matriz en catalán. El propio Margarit desveló ayer en TV3 la tardanza, que también caracterizó a la consejera de Cultura, que se demoró unas 18 horas en felicitar personalmente al poeta. Un cierto revuelo en las redes provocó que, a media mañana, el poeta recibiera una llamada de la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, que hasta entonces se había limitado a reenviar la felicitación de su departamento en Twitter. Poco después recibió la llamada de Torra. Tampoco había habido felicitación del vicepresidente, Pere Aragonés (ERC). “El president preparaba el juicio del lunes [por desobediencia al no retirar las pancartas del balcón de la Generalitat en periodo electoral]”, admiten desde Presidència, aunque reconocen que “eso no es excusa, pero no hay nada político detrás”. Al retraso con Margarit se añade también el silencio por parte de esta institución que recibió Anna Caballé cuando obtuvo el Nacional de Historia.

“¿Y cuántas veces las mujeres no han sido premiadas y no se dice nada?”, se pregunta la escritora mallorquina bilingüe, Carme Riera. La académica de la RAE considera que ha habido una feliz coincidencia y que no se puede poner en duda la excelencia tanto de Atxaga como de Margarit. “Todas son lenguas de España. Faltaría más que no se tuviesen en cuenta. Y los jurados hacen bien premiando a los buenos autores que no escriben solo en castellano”, señala la que fuera miembro del jurado del Cervantes del pasado año. Riera lamenta que “últimamente la gente suele asociar literatura catalana con el independentismo, cosa que no es así”.

“Me parece muy bien reconocer la diversidad”, apunta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes. “España tiene tradiciones maravillosas en catalán, gallego, euskera y español y solo puede extrañar que se reconozca en una coyuntura de crispación política. En España se persiguieron las lenguas que no eran el español y ahora vivimos un esfuerzo por respetar la diversidad”, señala. El poeta granadino sostiene que “las situaciones sociales siempre influyen: para mal, cuando empujan a premiar mala literatura; para bien, cuando se distingue gran literatura, como ha sucedido ahora”.

El poeta madrileño Manuel Rico ha formado parte del jurado del Premio de las Letras, como representante de la Asociación de Escritores de España. Entre sus miembros, hay también representantes de los periodistas, de los críticos, de las distintas academias, de las universidades, de estudios de género y del Ministerio. Rico atribuye a una “coincidencia” los premios, pero incide en una reflexión: “En la composición del jurado siempre han estado miembros de las academias vasca, gallega y catalana, que, en muchas ocasiones, defienden a uno de sus candidatos mejor colocados. Buena parte de los libros en esas lenguas no se han leído, porque los jurados no tienen conocimiento profundo de ellas. Hay que reflexionar en el futuro en dar un premio nacional en cada una de las lenguas y que se impliquen las comunidades autónomas con lenguas propias, como suceden en los premios de la crítica. El caso de Atxaga es indiscutible porque todos lo han leído en castellano”.

Legimitidad de lenguas

El escritor valenciano Martí Domínguez, jurado del Premio de Narrativa en calidad de miembro del Institut d’Estudis Catalans, constata que “hay un criterio más amplio a la hora de otorgar los premios y que el plurilingüismo del Estado español está más presente”. Considera que la coincidencia de los premiados obedece al “azar y la necesidad”. “La necesidad viene de que ahora hay una presión desde el punto de vista del Estado de reconocer la multiculturalidad de la nación española de una manera natural”.

Domínguez destaca la “legitimidad” de las lenguas minoritarias, término que también emplea el escritor y académico del euskera Jon Kortazar. “Es una cuestión compleja, que responde a una legitimidad cultural. En este caso, todos salen ganando, no dudo de la importancia de Margarit ni de Atxaga. Los premios dan fuerza a su trabajo y, a su vez, también legitiman a quien los organiza. Los diálogos que comienzan culturales pueden llegar a establecer en otros campos”, dice.

“Es positivo que las cuatro lenguas estén en igualdad de condiciones, que no se restrinja el territorio donde se habla, porque si no desdibujamos la realidad de todo el país, plurilingüe”, destaca la poeta gallega Luisa Castro. “Cuando se da el premio nacional de las Artes no te fijas en si es mallorquín o de Zaragoza, sino en que la obra sea virtuosa y merezca el galardón”, dice la escritora bilingüe, que ve natural que se premien obras en las distintas lenguas. “El caso de las mujeres responde a lo mismo: a la normalización”.

José Guirao: "Los jurados son libres e independientes"

El ministro de Cultura y Deportes, José Guirao, quita hierro a las interpretaciones sobre los premios nacionales. En declaraciones realizadas a este periódico desde La Habana, donde se encuentra en viaje oficial, señala: "En la concesión de premios no hay que buscar nada más que dos cuestiones: Una, los jurados son libres e independientes para determinar quiénes son los premiados. El Ministerio nombra a los jurados pero no presenta candidatos. Y dos, la creación se produce en todo el territorio nacional y calificarla de centro y periferia no deja de ser un tópico como cualquier otro. Yo no haría esa división. La creación se produce donde le parece bien al creador".

Fuentes del ministerio de Cultura recuerdan que las asociaciones y academias de las autonomías se incorporaron hace dos décadas a los jurados de los premios nacionales también para dar visibilidad a creadores de toda España en el jurado de los premios nacionales.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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