Musicalizar el dolor
El nuevo disco de la cantante FKA Twigs recibe una calificación de 9 sobre 10
El dolor tiene una cosa magnífica: puede presentarse en cualquier momento, de cualquier forma y provocar cualquier tipo de reacción, tanto física como mental. El dolor es tal vez el sentimiento más completo y complejo que existe. Ya le gustaría al placer tener la mitad de matices. De hecho, el placer es la forma de neutralizar el poder del dolor, ya sea mitigándolo, ya sea convirtiendo el sufrimiento en algo agradable. Regocijarse en la pena, ansiar el dolor, es masoquismo, algo mucho menos complejo y profundamente más aburrido. Al menos, en términos artísticos. El segundo largo de la británica FKA Twigs está construido a partir de la pena emocional y el dolor físico. Desde la ruptura amorosa con un actor que se hizo celebridad interpretando a un vampiro hasta la extirpación de seis tumores de su útero. De aquel dolor esta gloria. A través de este vía crucis, la artista ha facturado un álbum cuyas letras son poesía descriptiva y cuya música suena a traducción al lenguaje musical del siglo XXI de casi todos los ismos que se desarrollaron durante la centuria previa. A ratos somatiza la aflicción, a ratos la intelectualiza.
Artista: FKA Twigs
Disco: Magdalene
Sello: Young Turks
Calificación: 9 sobre 10
Producido por la propia Twigs con la ayuda de Skrillex, Jack Antonoff, Nicolas Jaar y Benny Blanco, arranca Magdalene en modo soprano con thousand eyes, corte de aires medievales y ligeros guiños robotizados a aquellas letanías que hicieron estrella élfica a Joanna Newsom. Luego, se le pasa el efecto de los analgésicos y se enfada en la sublime Home With You, un tema tan cabreado consigo mismo que termina tan enredado que es casi un milagro que logra terminarse. En Sad Day aparece el inevitable fantasma de Kate Bush, madrina de todas epifanías viejas y nuevas. El resultado es la canción más literal del disco, pero no por eso la menos interesante. Porque sí, este es un disco que es interesante, un adjetivo que, cuando hablamos de música erróneamente tendemos a interpretar del mismo modo que lo hacemos cuando a alguien se le llama simpático por no llamarle feo. Este álbum es feo e interesante. En resumen, bello. Ya sea en el nervio casi epiléptico de Fallen Alien, ya sea en Mary Magdalene, un tema que se va llenando de música hasta casi quebrar. Todo aquí es un banquete opíparo, gula pura. Cuando sales del hospital, lo primero que te apetece es comer. Hasta reventar.
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