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Itziar Pascual: “El ogro contemporáneo es el patriarcado”

La dramaturga acaba de ganar el Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud

Por primera vez desde que fue creado, el Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud no ha recaído en una compañía, sino en una dramaturga. El jurado ha distinguido a Itziar Pascual (Madrid, 1967) por su talento a la hora de abordar temas tabúes o difíciles para los niños.

¿Qué la llevó al teatro? ¿Y al teatro para niños? Luces de Bohemia, de Valle-Inclán, en el montaje de Lluís Pasqual en el María Guerrero. También Yerma, por Núria Espert, y El hombre deshabitado, de Alberti. Al teatro para niños me condujo una obra, Miauless, que no concebí para ese público, pero de la que se apropiaron niños y adolescentes. Y por supuesto, tras escribir Mascando ortigas, mi encuentro con Suzanne Lebeau. Una maestra de vida y de creación.

¿Qué espectáculo infantil le ha gustado más últimamente? Nada, de Ultramarinos de Lucas. Es una obra poderosa, lúcida, valiente.

¿Y el que más le ha impactado de toda la vida? El ruido de los huesos que crujen, por la compañía Le Carrousel. La vi en Biarritz y comprendí que el teatro podía propiciar un diálogo profundo entre distintas generaciones.

¿Y para adultos? Acera derecha, de Rodrigo García, en el teatro Jovellanos de Oviedo.

Es usted la primera dramaturga que gana el Premio Nacional de Teatro para la Infancia. ¿Por qué hay tan pocos autores que escriban obras para niños? ¿Es que se considera un género menor? Hay mucha escritura para la infancia. Hay talento, rigor y gran innovación, pero no se conoce lo suficiente. Se divulga la producción para adultos de un dramaturgo, pero no la creación de ese mismo autor para niñas y niños. La metonimia está consolidada en muchos ámbitos. Hay muchas creadoras, por lo que no descarto también el sesgo de género.

Una de las cosas por las que le han dado el premio es su valentía para abordar temas tristes y difíciles para los niños. ¿Quedan muchos tabúes todavía en este género? Sí. En un país con más de seis mil menores extranjeros no acompañados, desconozco si ya tenemos obras que nos hablen de ellos. Las necesitamos.

¿Qué obra le habría gustado escribir? Sopro, de Tiago Rodrigues. Pero la vida es generosa conmigo. Me ha permitido prologarla en el número 357 de la revista Primer Acto.

¿Quién es el ogro en el mundo contemporáneo? El patriarcado.

¿Y el hada madrina? Las mujeres sabias que nos anteceden y que iluminan nuestra confianza. Tengo cinco hadas madrinas para escribir: Jeanette Winter, Gloria Fuertes, Cecile Roumiguiere, Michele Lemieux y Suzanne Lebeau.

Díganos una obra para niños o jóvenes para leer en familia. Mejor dos. El ogrito, de Suzanne Lebeau, y A lo bestia, de Mar Benegas.

¿Qué libro tiene en su mesilla de noche? ¡No tengo uno solo! Vengo del XX Salón Internacional del Libro Teatral… Conviven en mi mesilla Piezas breves (Teatro), de RESAD Fundamentos; Urtain, de Juan Cavestany (Nórdica); Poética del drama moderno, de Jean-Pierre Sarrazac (Artezblai), y Escribir teatro para público joven, de Suzanne Lebeau (ASSITEJ España).

¿Qué película ha visto más veces en su vida? El lamento de la emperatriz, de Pina Bausch.

¿Qué canción le cantaba a su hijas? Todas las nanas y las canciones que les he cantado las componía para ellas.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? El ruido.

¿Qué autor de teatro para niños merecería un Nobel? El Premio Hans Christian Andersen (el Nobel de la literatura infantil y juvenil) debería ser para Suzanne Lebeau. Y el Cervantes Chico, para Luis Matilla.

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