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El empleo cultural: más formado pero más precario

Los trabajadores del sector artístico lucen más estudios académicos, pero la temporalidad de sus contratos supera la media nacional

Rodaje de la segunda temporada de 'La Peste', en Carmona (Sevilla).
Rodaje de la segunda temporada de 'La Peste', en Carmona (Sevilla). PACO PUENTES

La precariedad se mantiene inasequible al desaliento en el empleo cultural. Los datos de los trabajadores del sector en 2018, publicados ayer por el ministerio de Cultura, demuestran que los contratos indefinidos caen un 2,6% (de 358.000 a 348.800) mientras que los temporales crecen un 19,4% (de 111.700 a 133.400). Los números reflejan que 690.300 personas trabajaron en algun industria cultural el año pasado. El empleo del sector representa el 3,6% de los puestos de trabajo del país, con un crecimiento del 0,4% respecto a 2017.

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Desde 2012 el empleo cultural se registra en la Encuesta de Población Activa, del INE, y en estos siete años ha crecido en un 21,2% (de 569.200 a 690.300 trabajadores). Pero el crecimiento no ha paliado la precariedad que genera el sector. El 64% de lo que se define como “empresa cultural” es una Pyme con una persona al frente, y el 28,6% de las empresas oscila entre uno y cinco asalariados. Solo el 0,7% suma 50 o más trabajadores. Otra prueba se halla en las empresas más numerosas del sector: las que se dedican a las actividades de creación, artísticas y espectáculos (33.623 en 2017) son también las que más trabajadores por cuenta propia acumulan (26.637).

Por si fuera poco, el empleo cultural se caracteriza por una formación académica superior a la media. El 69,3% de los trabajadores es universitario, frente al 42,9% nacional. A cambio de su alta formación, los trabajadores culturales reciben una alta precariedad: el 70% del empleo es asalariado; la media españolaes del 84%.

Estas débiles cifras empeoran al revisar las condiciones laborales de la mujer. El 60,9% de los empleados culturales son hombres. La brecha se mantiene, al menos, desde los últimos siete años. Ellas nunca han llegado a ser al menos el 40% del trabajo cultural y los hombres nunca se han apeado del 60%. De los registrados, el año más desigual fue 2013, con un 62% de hombres. Aquel año sólo trabajaron 216.800 mujeres en las industrias culturales. En la evolución de las cifras puede verse cómo durante los peores años de la crisis financiera la brecha no era tan abultada. Según remonta la industria, la desigualdad vuelve a incrementarse.

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