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Peter Weir: “Tuve una vida aventurera de niño... en mi cabeza”

El popular cineasta australiano es uno de los principales invitados del festival de Sitges, que arranca hoy jueves y donde recibirá un premio

Jacinto Antón
El cineasta australiano Peter Weir.
El cineasta australiano Peter Weir.Gareth Cattermole (Getty Images)

Peter Weir (Sidney, 1944) es uno de los invitados del festival de Sitges (oficialmente Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña) que arranca hoy jueves y donde recibirá un Gran Premio Honorífico. Director de películas tan populares como El año que vivimos peligrosamente, Gallipoli, Único testigo, El club de los poetas muertos, Master and Commander o El show de Truman,Weir es sin embargo un director que se prodiga poco. En su filmografía hay películas de todos los géneros: considera que es tan difícil hacer drama como comedia y asegura que en realidad "es incluso difícil hacer una mala película". Al cuestionario ha respondido por correo electrónico.

Pregunta. Nos ha hecho vivir grandes aventuras con sus películas, aventuras en el mar, en la guerra, en la exploración... ¿Cuál es su relación con el género?

Respuesta. Tuve una vida aventurera de niño. Al menos en mi cabeza. Era una infancia pretelevisión, vivía trepando a los árboles o pescando con arpón en el puerto de Sidney, era el héroe de mis propias imaginaciones, todas alimentadas por libros y películas. Cada sábado por la tarde estaba lleno del sonido de los tiroteos y de los gritos de guerra de los indios. Todo ese tiempo yo no sabía que las películas de vaqueros eran un género, ni tampoco mis otras favoritas, las de terror. La más aterradora fue también la primera, El mago de Oz. No pude dormir durante días después de verla. Maravilloso. Recuerdo un dibujo de una tira cómica de una revista que vi hace años, una vieja dama cansada en la taquilla de un cine preguntando a la taquillera sobre la película en cartel: "Pero, ¿me va a devolver mi sentido de la maravilla?".

Russell Crowe y James D'Arcy tuvieron que subir al palo mayor de la Surprise. Y también lo hice yo. Simplemente para saber qué se sentía, ¡y fue terrorífico!

P. ¿Qué le atrajo de las novelas marineras de Patrick O'Brian para rodar Master and Commander? Él pensaba que era muy difícil llevar sus historias a la pantalla pero el resultado, pensamos todos sus fans, le hubiera encantado. ¿Lo conoció? ¿Ha leído sus novelas?

R. Me hubiera encantado conocer a O' Brian pero me habría puesto muy nervioso tener una cita con él. Perdone un poco de humor negro pero prefiero trabajar con novelistas muertos. De esa manera ninguno de los dos podemos sentirnos ofendidos. Para convertir la obra de un escritor en la tuya propia tienes que cambiarla, a menudo drásticamente. Muchos años antes de leer el primero de los libros de la serie de Auibrey y Maturin compré una espada. Fue en Londres, en una tienda especializada en memorabilia naval y el arma era un sable de capitán de la Armada del siglo XVIII. Ha estado durante años en mi escritorio y antes de empezar una nueva película sacaba la espada y la ponía al lado de su vaina. Al acabar el filme la volvía a envainar. Un curioso ritual, puede pensarse. Y había algo más. Cuando un ejecutivo de los estudios me preguntaba qué clase de película estaba buscando, le contestaba: "Una historia sobre un capitán de la Royal Navy en el siglo XVIII". Eso normalmente detenía la conversación. Entonces, un día leí mi primer O'Brian, y no mucho después llegó una llamada de Tom Rothman de la Fox preguntando si conocía las novelas...

P. Cuando Russell Crowe presentó la película en España, explicó que él era en realidad un mal marinero y que había pasado mucho miedo trepando al mástil de la Surprise. ¡Eso no le habría pasado al verdadero Jack el Afortunado (y audaz)!

R. Russell Crowe y James D'Arcy tuvieron que subir al palo mayor de la Surprise. Y también lo hice yo. Simplemente para saber qué se sentía, ¡y fue terrorífico! Terrorífico y estimulante. ¡Muy parecido a hacer la película!

P. Usted trabajó con Mel Gibson en la mejor época del actor. ¿Cómo era ese Mel Gibson prístino de Gallipoli y El año que vivimos peligrosamente?

En realidad Harrison Ford  fue quien sugirió Wonderful World para aquel momento de Único testigo. Me encanta inventar escenas sobre la marcha

R. Mel estaba mucho más cómodo con el papel que hizo en Gallipoli que con el de El año que vivimos peligrosamente. El personaje de esa segunda película era bastantes años mayor que Mel y ese hecho, y otros aspectos del carácter le molestaban. Quizá esa incomodidad jugó en última instancia a su favor porque yo aún pienso que es una de sus mejores interpretaciones.

P. ¿Qué opina del retorno de Picnic at Hanging Rock? ¿Qué recuerda de esa película suya tan misteriosa que nos conmovió tanto en los setentas, con la música de flautas de Popol Vuh?

R. No he visto la nueva serie de televisión pero creo que es muy diferente. Tiene que serlo dado que cuentan la historia en bastantes horas. Yo estuve siempre recortando la película incluso reduciéndola en 12 minutos en la versión del director. Me encantaba el libro, el hecho de que no hubiera solución al misterio. Ese era a la vez su atractivo y su peligro. Ofrecer una historia de misterio sin solución siempre ha sido un reto. Por eso es por lo que la hice soñadora, alucinatoria, tratando de alcanzar un punto en el que la audiencia no quisiera que se rompiera la atmósfera con un desenlace convencional.

P. ¿Cómo era trabajar con Robin Williams?

R. Conocí a Robin en una fiesta en Nueva York. El segundo encuentro fue años después en la playa justo debajo de la carretera a mi casa en Sidney. Estaba sentado con mi familia cuando mi esposa dijo "me parece que es Robin Williams, ahí, en el borde del agua". Miré. Puede ser. Pero no había oído que estuviera en Sidney, y la coincidencia de que estuviera en mi playa era demasiado grande. Solo había una manera de saberlo a ciencia cierta. Así que desde la distancia de veinte o treinta metros grité: "¡Robin!". El hombre en el borde del mar se volvió. Vino a tomar un café y hablamos, y nos reímos, durante una hora. Estaba de camino para filmar Good Morning Vietnam y nos prometimos mantenernos en contacto. No fue mucho después que me llegó el guion de El club de los poetas muertos. Y Robin estaba interesado dependiendo del director. El guion original de Tom Schulman era un buen trabajo. No hice mucho pero corté cosas. Le di a Robin la clase durante medio día sin secuencias con guión. Simplemente lo dejé hacer. Algunos momentos maravillosos salen así, uno de ellos fue en el que él demuestra por qué a menudo no nos gusta Shakespeare por cómo lo interpretan ciertos actores...

P. ¿Es más difícil un filme épico o una comedia como Matrimonio de conveniencia?

R. Todos son difíciles. Como dijo una vez un amigo, es difícil incluso hacer una mala película.

P. Una parte de nosotros estará siempre en aquel cobertizo de Único testigo con Harrison Ford y Wonderful World. ¿Cómo se hizo esa secuencia? ¿Eran conscientes de que creaban un momento tan especial?

R. Es un bonito cumplido. En realidad Harrison fue quien sugirió Wonderful World para la escena. También añadió el anuncio de café en la escena del desayuno después de ordeñar a la vaca. Me encanta inventar secuencias sobre la marcha y a menudo dejo medio día en el plan de rodaje para acomodarlas (algo que desconocen en el estudio).

P. ¿Cómo se hace para atar corto a Jim Carey?

R. Jim y yo nos divertimos mucho creando secuencias para El show de Truman. Yo empecé en la comedia de sketchs como escritor y actor y desde el momento en que nos encontramos en ese proyecto empezamos a inventarnos escenas. No llevaba ni media hora en su casa en el primer encuentro cuando sugerí que el personaje hablara consigo mismo en el espejo del baño. "¡Vamos al baño!", dijo Jim. Lo seguí allí y él agarró un jabón y empezó a dibujar y a hablar consigo mismo.

P. Ha hecho usted tan pocas películas... ¿Por qué? ¡Quisiéramos ver más!

R. Está en lo cierto. ¡Tengo que volver al trabajo!

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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