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La SGAE aprueba recurrir el apercibimiento del Ministerio

El órgano gestor de la entidad alega inexactitudes en el escrito en el que el Gobierno daba un plazo de tres meses a la entidad antes de intervenirla

Fachada del palacio de Longoria, sede de la SGAE.
Fachada del palacio de Longoria, sede de la SGAE. CARLOS ROSILLO

Como un duelo de esgrima. El Ministerio de Cultura y la SGAE se provocan, se persiguen y, de vez en cuando, se atacan. Quizás su contienda no comparta la elegancia de los espadachines, pero la sustancia se mantiene: tras largas fases de estudio e inmovilismo, el enfrentamiento ha entrado en el momento decisivo y ambas partes buscan el asalto definitivo. Cultura envió la semana pasada un apercibimiento a la entidad, con un límite de tres meses “para cumplir la ley” bajo la amenaza de una intervención. La SGAE permaneció en silencio unos días, analizó sus opciones y, finalmente, para defenderse contraatacó: su consejo de dirección, en una reunión extraordinaria celebrada hoy miércoles, aprobó presentar un recurso contencioso administrativo contra el documento que le remitió el ministerio, alegando que contiene “inexactitudes”, según confirmaron a EL PAÍS fuentes de la entidad.

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La batalla adquiere así nueva tensión e incertidumbre, por más que ambos organismos se esfuercen en restarle hierro. La reacción de la SGAE se produce, además, la víspera de que su presidente, José Miguel Fernández Sastrón, declare ante el juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional, en calidad de imputado por el caso rueda, un presunto fraude que investiga la justicia por la que socios de la entidad y directivos de televisiones ingresaron millones gracias a la música emitida en los programas de madrugada, sin apenas audiencia.

Cultura señalaba el pasado jueves “incumplimientos graves” por parte de la SGAE, para justificar su apercibimiento. Las quejas del ministerio se centran en tres aspectos, los mismos que ya destacó en varios requerimientos oficiales enviados “sin éxito” a la SGAE: quiere una reforma de sus estatutos, que la entidad intentó en balde en junio y todavía no llevó a cabo; modificaciones en su sistema de reparto que obstaculicen las colosales recaudaciones por los temas nocturnos; y la presencia del voto electrónico en las elecciones que Sastrón adelantó al próximo 26 de octubre. Cultura considera que la SGAE ha ignorado sus peticiones y le ha concedido tres meses antes de poner en marcha una intervención que, en todo caso, debería aprobar un juez.

Aunque los tres problemas sacuden a la entidad desde hace meses, tal vez el voto electrónico sea actualmente el más crítico. De los estatutos ya se encargará la futura junta que salga de los comicios; y tal vez arregle incluso los desequilibrios históricos en el reparto. Pero faltan tres semanas para las elecciones y, de momento, no habrá voto electrónico. Sastrón defiende que esta opción no suele estar disponible en los comicios internos, que los estatutos no lo exigen y que su gobierno, en funciones, no puede introducir un cambio tan relevante. Cultura insiste sin embargo en que es imprescindible. Y algunos de los candidatos más conocidos, de Kiko Veneno a Jota de Los Planetas, ya han anunciado que se retirarán si no se implementa el voto electrónico. Así que las dudas invaden hasta los propios comicios, su celebración o su credibilidad. Dependerá, cómo no, de los próximos asaltos.

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