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‘Tiempo compartido’ o unas vacaciones de pesadilla

La segunda película de Sebastián Hofmann plantea una angustiante crítica a la industria turística

Fotograma de 'Tiempo compartido'. En vídeo, el tráiler de la película.
Sonia Corona

El director mexicano Sebastián Hofmann (Ciudad de México, 1980) miró durante horas vídeos en YouTube que contaban las horribles experiencias de los turistas cuando contrataron paquetes vacacionales. Tiempo compartido, su segunda película, está inspirada en todo aquello que vió: acoso, maltratos y situaciones absurdas. El filme muestra el caso de Pedro —interpretado por Luis Gerardo Méndez—, un hombre de familia de clase media que al comprar una estancia en un tiempo compartido en el Pacífico mexicano obtiene todo menos las vacaciones que soñó.

“Nos planteamos hacer una película angustiante y un tanto claustrofóbica, en el sentido de que toda la película sucede dentro de este hotel. Y en el lenguaje cinematográfico decidimos que no se viera el mar, la cámara siempre le da la espalda al mar para generar esa sensación de estar atrapado dentro de un espacio artificial e inorgánico”, cuenta Hofmann a EL PAÍS. Tiempo compartido combina el humor negro con lo absurdo hasta llegar a la culminación de una historia siniestra, explica el director que escribió el guion de la mano de Julio Chavezmontes.

Hofmann ha elegido dos perspectivas masculinas para contar las vacaciones de pesadilla. Por una parte está el personaje de Luis Gerardo Méndez, Pedro, que como turista va descubriendo la estafa; mientras que Andrés, un empleado del hotel —interpretado por Miguel Rodarte— vive la impaciencia de alertar sobre los peligros del Everfields International, el resort de los tiempos compartidos. El director decidió que durante los 96 minutos del filme ninguno de los dos actores faltara y los convirtió en la columna vertebral de la historia.

Inspirado en el cine de horror y en la películas familiares de la década de los 80, Hofmann reconoce que Tiempo compartido también hace una crítica a la industria de las vacaciones que somete a un ambiente artificial a los turistas. “Siempre me ha parecido que detrás de estas imágenes de las familias felices en el paraíso se esconde algo muy siniestro”, explica. Las vacaciones de pesadilla de Hofmann es un espiral de paranoia que contrasta con su ópera prima de horror Halley, estrenada en 2012 y que le valió un Premio Ariel.

Para Tiempo compartido, el director apostó por el italiano Giorgio Giampà para musicalizar la difícil experiencia de la decepción turística. La música se inserta en el relato casi como un personaje que además suma con los colores brillantes de la fotografía para dar la sensación al espectador de que está en una ficción en todo momento. “[Giorgio Giampà] la interpretó como una película antiimperio que crítica al capitalismo y que son estos seres oprimidos que no tienen espacio para expresar sus emociones. A la hora de hacer la película hizo una intervención artística y entendió perfecto la angustia y el tono de la película. Lo que hace la música es amarrar la atmósfera”, señala Hofmann.

Tiempo compartido ha sido muy bien recibida por la crítica internacional. El guion de Chavezmontes y Hofmann fue galardonado en el Festival de Sundance; y la actuación de Rodarte obtuvo un Ariel en la última edición de los premios. El filme se estrena este viernes 31 de agosto en 200 salas de 26 ciudades de México (su primer filme solo se distribuyó con nueve copias). Hofmann apunta a que la buena salud del cine mexicano ha abierto un abanico muy diverso en las producciones cinematográficas que se están haciendo en el país.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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