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Los últimos mohicanos del IVA cultural

Las plataformas de películas 'online', el libro electrónico, los discos o las galerías de arte siguen tributando al 21%

Una usuaria ve una película 'online' en su casa.
Una usuaria ve una película 'online' en su casa. SANTI BURGOS

En la sala de cine o en el sofá. La película es la misma, por más que se disfrute en lugares y pantallas distintas. Pero, a partir de ahora, sus impuestos también serán diferentes. Porque, con la aprobación definitiva, ayer jueves, de los Presupuestos Generales del Estado, la industria del séptimo arte celebra la reducción del IVA del 21 al 10%, lo que culmina una larga pelea de la industria cultural. Hace un año, les tocó a los espectáculos en directo. Ahora, al cine. Y, sin embargo, no todo el sector está de fiesta. “No se baja el IVA del cine, sino de las entradas a las salas”, matiza Juan Carlos Tous, CEO y socio fundador del portal online Filmin. En efecto, el descenso no afecta a la compra o alquiler de las películas en plataformas de streaming (visionado en Internet) ni tampoco en formato físico (DVD, Blu-ray): ambos continúan tributando al 21%.

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“¿Se quiere beneficiar al espectador o a los exhibidores y la industria? Si el objetivo fuera el público, se reduciría el impuesto también en el formato donde el número de películas que se ve es infinitamente mayor que en las salas. Va en contra de lo que hoy es el consumo”, agrega Tous. Junto con él, hay unos cuantos últimos mohicanos del Ivazo—como se bautizó a la subida del impuesto del 8 al 21% aprobada en 2012 por el Gobierno del PP—. Ayer jueves muchos vítores anunciaron que la cultura ganaba al fin una batalla empezada hace años; y un estudio de la organización de consumidores Facua calcula que el precio de las entradas en consecuencia debería bajar 0,6 euros de media. Pese a ello, hoy, varios miembros del sector siguen en la trinchera: libros electrónicos, tiendas de videoclub, galerías de arte, discos y vinilos. Para todos, el IVA no ha bajado ni va a hacerlo, al menos a corto plazo.

Para el ebook español, por extraño que parezca, la solución está a miles de kilómetros. Hace años, la UE aprobó una directiva en la que consideró libros electrónicos, revistas y periódicos online como servicios digitales. De ahí que su impuesto fuera mayor que el de sus hermanos de papel: la Comisión Europea calcula que en media, según el Estado miembro, la distancia entre el IVA del formato digital y el físico es de entre el 10 y el 20%. En España, el libro de papel tributa en la categoría superreducida: 4%. “Los gobiernos y el ministerio de Hacienda siempre han mostrado la intención de bajar el IVA del libro electrónico, pero depende de Bruselas”, aclara Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España. La Comisión sacó adelante en diciembre de 2016 una propuesta para que cada Estado pudiera decidir libremente si reducir el impuesto para seis productos, entre ellos e-books, revistas y diarios online. Tanto que el entonces ministro de Economía de España, Luis de Guindos, anunció que la bajada ya estaba a la vuelta de la esquina.

El Parlamento Europeo dio su visto bueno pero la reforma se encalló en el Ecofin, que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de los 28 países miembros. “Lleva un año parado porque hace falta unanimidad. Varios estados no estaban por la labor o intentaban sacar otras concesiones a cambio. Al final, se han convencido. Pero hace un mes se volvió a votar y República Checa fue la única que confirmó su negativa”, relata Ávila. Varias sentencias de la justicia europea han dejado claro que, entretanto, los Estados no pueden equiparar IVA de papel y digital.

El lamento del cine online tiene elementos parecidos. “Lo voy a seguir repitiendo en cada debate al que asista. En todas las conversaciones que he tenido de altura se me dice que esto es comercio electrónico, no es una venta de entrada de cine”, asevera Tous. En su caso, además, el IVA ya se situaba en el 18% en 2011. Subió al 21%, y ahí se quedó. “Nos encontramos solos”, añade.

La compañía de otros afectados, como las galerías de arte, no debe de ser un gran consuelo. Idoia Fernández, presidenta del Consorcio de Galería Españolas de Arte Contemporáneo, explica que esta normativa también "procede de Bruselas, donde se ha determinado que el IVA que asumen las galerías por la venta sea un 21%, mientras que los artistas plásticos solo pagan el 10%". De todos modos, indica que en otros países, como Francia, se han aplicado políticas gubernamentales que "reconocen la labor de promoción y ayuda a los artistas que realizan las galerías, permitiendo que se pague un tipo reducido". "No somos unas meras intermediarias", sentencia.

En esa misma línea, Álex Noguera, presidente de Art Barcelona, indica que ese 21% implica un "agravio comparativo": "En ARCO, por ejemplo, galerías de otros países venden obras de los mismos artistas que tienes tú y lo hacen de forma más barata, lo cual limita también tu capacidad de exportación", explica. Deja una luz encendida respecto a la entrada de José Guirao como Ministro de Cultura y Deporte: "Esperemos que él, que es una persona con mayor sensibilidad respecto a las artes plásticas, sí lleve a cabo alguna política en este sentido". Esa es su puerta hacia la esperanza.

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