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Janus Metz: “Borg y McEnroe comparten el mismo dolor existencial”

El director danés lleva al cine el duelo en una pista de tenis de dos hombres solitarios

Janus Metz, entre Shia LaBeouf y Sverrir Gudnason, en un momento del rodaje.
Janus Metz, entre Shia LaBeouf y Sverrir Gudnason, en un momento del rodaje.
Rocío García

Janus Metz tenía seis años cuando el mundo entero asistió a uno de los duelos deportivos más impactantes: el que enfrentó en la pista central de Wimbledon (Inglaterra) en 1980 a dos gigantes solitarios, el sueco Björn Borg y el norteamericano John McEnroe. Hoy, el director danés estrena en España la película Borg McEnroe, una historia apasionante del encuentro de dos leyendas del tenis, dos grandes deportistas que buscaban la gloria y el reconocimiento. “Borg y McEnroe son dos hombres primarios, hechos del mismo material, que comparten los mismos miedos y el mismo dolor existencial, pero que lo afrontan de dos maneras muy opuestas porque fueron criados en dos sociedades también muy opuestas”, aseguraba Metz el pasado mes de abril en una entrevista con este periódico durante el Festival Internacional de Cine de Barcelona. Interpretada por el actor islandés Sverrir Gudnason y el norteamericano Shia LaBeouf, la película se adentra en la vida y la soledad de dos atletas enfrentados a sus propios demonios.

Borg McEnroe recrea algo más que un partido mítico, en el que el tenista sueco se jugaba su quinta victoria como campeón de Wimbledon. “Es un drama existencial en el que hemos tratado de buscar quien es cada uno realmente. Ha sido como ir pelando las capas de una cebolla para encontrar a estos dos personajes que trascienden el tenis y se convierten en un reflejo de la conducta humana”, asegura Metz, el realizador que en 2010 obtuvo el Premio de la Semana de la Crítica en Cannes con su película Armadillo y que ahora prepara una serie de televisión sobre la mafia italiana. “El deporte es hoy como una guerra civilizada y moderna. Lo hemos convertido en un teatro y reconocemos esa especie de lucha de perfección del cuerpo y la mente. Borg y McEnroe son como dos soldados atletas entrenados tanto física como emocionalmente para la guerra”, explica el realizador danés.

 Borg era el hombre frio, sensato y silencioso. McEnroe, un deslenguado, caprichoso y gritón, que perdía los estribos con una facilidad asombrosa. Aquel campeonato, celebrado el 5 de julio de 1980, lo terminó ganando Borg para perderlo al año siguiente ante el mismo rival. A Metz, lo que más le interesaba del enfrentamiento de estos dos rivales era trascender la realidad y poner el foco en la dramatización de lo que uno se juega desde una perspectiva humana. “Lo más hermoso de esta historia es llegar a comprobar que ellos eran los únicos que se entendían entre sí, que comprendían el drama y el dolor existencial por el que estaba atravesando el otro, esa búsqueda de amor y reconocimiento, tan parecida a la de los artistas. Solo un solitario es comprendido por otro solitario”, explica Metz, que añade que el guion no les fue presentado a ninguno de los dos protagonistas. A Borg, que tuvo una mayor implicación en el proyecto porque su hijo es el que hace de él mismo de joven en el filme, ha mostrado su satisfacción con el resultado, según el realizador. “McEnroe es más escéptico, aunque tras el estreno del filme en Estados Unidos creo que se ha relajado un poco”, dice Metz.

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