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Brancusi, avanzadilla del arte multimedia

El Pompidou Málaga muestra todas las facetas creativas del escultor en una retrospectiva que incluye 25 de sus películas

Margot Molina
Exposición retrospectiva de Constantin Brancusique que inaugura hoy el Centro Pompidou de Málaga.
Exposición retrospectiva de Constantin Brancusique que inaugura hoy el Centro Pompidou de Málaga.Daniel Pérez (EFE)

Más allá de los óvalos de rasgos minimalistas y de sus columnas sin fin, Constantin Brancusi (Hobita, Rumanía, 1876-París, 1957) fue un artista multimedia. Aunque el término resulte anacrónico eso era lo que hacía el escultor que entendía el arte como un todo en el que tenían cabida la fotografía, las películas, los dibujos y, lo que para él era más importante, la naturaleza. El Centre Pompidou Málaga inaugurará hoy una muestra con 141 obras de Brancusi, realizadas entre 1909 y 1946, en las que demuestra que era un verdadero ‘performer’. “Componía cuidadosamente sus puestas en escena para que sus obras tuvieran la iluminación que buscaba y pudieran verse desde distintos ángulos y, luego, se colocaba él mismo; como si fuera también parte del conjunto y se autofilmaba”, explicó ayer ante sus obras Julie Jones, adjunta de Conservación del Centre Pompidou de París y comisaria, junto a Philippe-Alain Michaud, de la retrospectiva que podrá verse en la capital andaluza hasta el 24 de junio.

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El taller de Brancusi

‘Brancusi’, como se titula la muestra para la que el Pompidou parisino ha prestado siete de sus más preciadas esculturas, es un acercamiento al lado más íntimo del creador que se presentaba a sí mismo como un “artista-artesano-obrero”, en palabras de Jones, y que tras medio siglo viviendo en París donó sus obras al Estado francés a condición de que se conservaran juntas. El Pompidou, que recibió el legado formado por unas 2.000 obras –entre ellas 1.600 fotografías y 800 negativos- recreó su estudio junto al museo y allí el arquitecto Renzo Piano reprodujo el espacio en el que trabajaba en el ‘impasse’ Ronsin y que frecuentaban, entre otros, Marcel Duchamp, Modigliani, el poeta dadaista Tristan Tzara, el compositor Erik Satie o la fotógrafa Florence Meyer.

“Esta es la primera vez que se organiza una exposición multimedia que reúne todas las facetas de Brancusi. En los ochenta y los noventa hubo muestras con esculturas y dibujos en París y, después, se han hecho exposiciones con sus fotografías y filmaciones, pero nunca una tan completa como esta que presentamos en Málaga”, explicó ayer Florian Ebner, jefe de Fotografía del Pompidou París. Con la misma filosofía, pero con menos piezas, una exposición similar pudo verse el año pasado en el Museo de Arte Multimedia de Moscú. “Tenemos peticiones de varios museos norteamericanos importantes para mostrarla, pero aún no hay nada firmado, lo estamos estudiando”, precisó Ebner.

“Brancusi se inició en la fotografía en 1914, como amateur, porque estaba insatisfecho con las imágenes que tomaban de sus esculturas los profesionales. Así que él comenzó a hacerlas, multiplicando los puntos de vista de sus piezas y sin prestar demasiada atención a los detalles técnicos, no le importaban”, desveló Julie Jones, quien insiste en que todo el trabajo del artista rumano sufre una transformación, una metamorfosis, similar a la de la naturaleza.

“Mi patria, mi familia, es la Tierra que gira, la brisa, las nubes que pasan, el agua que fluye, el fuego que arde, las hierbas verdes, las hierbas secas, el barro, la nieve”, decía Brancusi, un artista que se nutrió del arte africano –al igual que hicieron otros muchos en el París de principios del siglo XX, especialmente Picasso y Derain- y las artes tradicionales rumanas para alcanzar una simplicidad de una modernidad sin precedentes en las formas.

Junto a las siete esculturas, entre ellas el bronce ‘La musa dormida’ (1910), el Pompidou Málaga muestra 120 fotografías todas en positivos originales y algunas copias en gelatina de plata, seis dibujos y 26 películas en blanco y negro sin sonido. “En 1920 Man Ray le ayuda a instalar una cámara en su estudio y un taller de revelado, además de enseñarle a filmar y desde entonces Brancusi documenta todo su proceso creativo. También graba a modelos en movimiento para inspirarse, como a Florence Meyer, que bailó en el estudio subida a uno de los pedestales y él mismo saca fotografías de sus grabaciones”, apunta la comisaria. Entre las películas, que van desde los 10 segundos de duración hasta los 10 minutos, se ha incluido una de Man Ray realizada en 1936 en el estudio de Brancusi.

El artista tenía tal fijación con su estudio, en el que recibía a sus amigos, organizaba comidas y hasta pequeños conciertos de Satie, que convirtió al espacio en una obra de arte. Su concepción era tan total que cuando vendía alguna de sus piezas, la sustituía por una copia en escayola para no alterar un conjunto del que también formaba parte su figura bohemia y desaliñada.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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