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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Más que la serie de un libro prohibido

En realidad, el secuestro de 'Fariña' es una anécdota. La serie es una de las primeras que baja al suelo (en este caso a la ría), atrapa la atmósfera que allí flota y la refleja fiel

Nacho Carretero (centro) en el rodaje de 'Fariña'.
Nacho Carretero (centro) en el rodaje de 'Fariña'.

Será complicado que algún día Fariña deje atrás la etiqueta de libro secuestrado. El marketing, en un giro final, lo ha elevado a libro prohibido. Y, de ahí, al anuncio: este miércoles se estrena “la serie del libro prohibido”.

Fariña es, como la mayoría intuye, bastante más. Cuando no, directamente, otra cosa. Es una de las primeras series que baja al suelo (en este caso a la ría), atrapa la atmósfera que allí flota y la refleja fiel. Los actores y actrices viven en los mismos sitios donde se ha rodado y, en su día a día, hablan como los personajes que interpretan. Los escenarios son los paisajes reales donde no hace tanto se aparecían las descargas y los hechos se pegan tanto como la ficción permite a una realidad reciente y cercana. Fariña es una serie; también, por momentos, un documental.

El verano pasado visité el rodaje en uno de sus primeros días. Como en un viaje en el tiempo, allí estaban cuatro tipos, en la ría de Muros, descargando cajas de Winston de batea. Los coches de época, la vestimenta, la exhibición de tecnología, cámaras, trabajadores, grúas… Unos conductores me preguntaron para cuándo la segunda parte, que necesitaban trabajo también para el año siguiente. Noté cierto escalofrío.

Cabecera de 'Fariña' con el tema compuesto por Iván Ferreiro.

Cientos de personas se han involucrado en la serie. La cosa empezó con un café una helada mañana de febrero de 2016 entre los muchachos de Libros del KO y los gallegos de la productora Bambú: Ramón, Teresa y Gema. Yo me limité a escuchar. Me entusiasmé al segundo.

En pocas semanas los guionistas ya me estaban friendo a preguntas y Ramón trazaba sobre una pizarra nombres de clanes, contrabandistas, jueces y policías. Se supervisó el guion, se revolucionó Galicia para el rodaje y se editó con una factura y un cuidado cuyo resultado final no desmerece comparación alguna.

Por el camino el trabajo fue bestial. Y hace unos días pareció quedar ensombrecido por una decisión judicial que paralizará la venta del libro durante un tiempo. En realidad, el secuestro de Fariña es una anécdota. Ruidosa y significativa, pero una anécdota. Y, como tal, no significa (o no debería significar) nada al lado de todo el proceso creativo de este proyecto. Un proceso que comenzó hace dos años y medio a las mismas teclas que ahora golpeo y que todavía sigue vivo. Una forma de contar un capítulo -oscuro, sí- de nuestra historia reciente que no está dispuesto a guardar silencio.

Nacho Carretero es periodista de EL PAÍS y autor de Fariña, libro en el que se inspira la serie televisiva, en cuyo guion ha colaborado.

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