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MÚSICA

La pérdida, según Laurie Anderson

La artista firma con Kronos Quartet un nuevo disco en el que flotan las consecuencias de la tormenta que colapsó Nueva York en 2012 y la muerte de su compañero, Lou Reed

Laurie Anderson, en Berlín en 2017.
Laurie Anderson, en Berlín en 2017.adam berry (redferns)

Proyectores. Algunos teclados antiguos. Papeles y libros. Múltiples objetos del pasado, acumulados en un sótano, sumergidos en el agua descomponiéndose o estropeándose. El huracán Sandy había azotado Nueva York con una fuerza inusitada. Cuando Laurie Anderson bajó al lugar donde acumulaba sus archivos, contempló esa escena. Lo narra con su voz sobrenatural en ‘Everything Is Floating’: “Vi todo aquello flotando en el agua oscura y brillante, disolviéndose, / todas las cosas que fui guardando cuidadosamente durante toda mi vida convirtiéndose en nada salvo basura. / Y pensé: qué bello, qué mágico y qué catastrófico”. Landfall es una obra sobre la pérdida cuya génesis se remonta al otoño de 2012, cuando la gigantesca tormenta colapsó Nueva York. Es también la obra que, tras años de conversaciones, ha unido a Anderson y Kronos Quartet. Un matrimonio artístico escrito en algún pliegue del universo. Anderson es una de las artistas contemporáneas más fértiles, imaginativas y completas de la escena estadounidense. Los californianos han redefinido la música clásica a través del cuarteto de cuerda, colaborando tanto como con Steve Reich como con Astor Piazzolla, interpretando a Bill Evans o Thelonious Monk, musicando Howl, de Ginsberg.

Anderson compuso la música de Landfall y en 2013 comenzó a interpretarla con Kronos Quartet. En su versión de estudio se presenta como un ciclo musical en el que las cuerdas sostienen la narración. La cuentacuentos Anderson irrumpe puntualmente, en pasajes concretos como ‘We Learn To Speak Yet Another Language’, ‘Our Street Is A Black River’ o ‘Dreams’. No hay canciones, solo recitados y música. Las historias fluyen a través de los movimientos de las cuerdas. La electrónica refuerza sutilmente el efecto de algunas composiciones. Mientras, la tormenta se convierte en diluvio y la fantasía se abre paso sobre la realidad. ‘Nothing Left But Their Names’ nos recuerda cómo miles de especies animales han sido borradas de la faz de la tierra por causas naturales. Y cuando el temporal amaina y los dispositivos electrónicos resucitan, los informativos convierten la catástrofe en espectáculo y el mundo sigue pegado a sus móviles para no perderse nada, salvo la vida. Landfall es la ensoñación de lo que perdemos con cada tormenta. Una purificación y una condena. La muerte de Lou Reed, compañero de Anderson durante dos décadas, tuvo lugar un año después de Sandy. Esta realidad también flota silenciosamente en el agua oscura de Landfall.

‘Landfall’. Laurie Anderson & Kronos Quartet. Nonesuch / Warner.

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