_
_
_
_
El hombre que fue jueves
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Caleidoscópica Nathalie Poza

Uno de los premios Goya que más feliz me han hecho fue el de actriz protagonista

Marcos Ordóñez
Más información
Nathalie Poza, el frenesí del éxito
Nathalie Poza: “Hay una falsa positividad, sobre todo en las redes”

Uno de los premios que más feliz me han hecho es el Goya a Nathalie Poza. Soberbia, mutante, caleidoscópica actriz. El primer adjetivo es innegable. Los otros dos quizás sean cosa mía, pero cada vez que la veo (en la pantalla, en las tablas o en vivo) me cuesta reconocerla, y se lo digo. Ella cree que es una manía o un chiste privado, pero yo creo que es un regalo de los dioses para un intérprete. Así ha sido mi relación escénica con ella. Selecciono una serie de trabajazos a partir de 2000, porque me perdí buena parte de su época en Animalario. Para mí comienza a girar el caleidoscopio en 2004: Como en las mejores familias, de Jaoui y Bacri, a las órdenes de Manel Dueso, donde era Betty, una heroína rebelde y fatigada. En 2007 es Carlota Corday, la fanática de Marat / Sade, de Weiss, dirigida por Andrés Lima, a la que insuflaba inquietantes acentos esquizoides. En 2009 vuelvo a verla llevándose el gato al agua en Tito Andrónico, uno de los shakespeares más brutales: de nuevo a las órdenes de Lima (diría que su director "de cabecera") es una Tamora sensual, suculenta de perfidia. 2011: Penumbra, de Mayorga y Cavestany. Quizás el espectáculo más personal, más íntimo, más arriesgado y doliente de Animalario, otra vez firmado por Lima, donde Poza era una madre con el terror sacudiendo sus ojos, su cuerpo entero, que le hubiera dado cien vueltas a Shelley Duvall en El resplandor. 2013, triunfazo: Kyra Hollis en A cielo abierto (Skylight), de David Hare, mano a mano con José María Pou, que también dirigía. Su Kyra era un portento de fuerza serena, empeño y elegancia, y admirable también la química que transmitían ambos intérpretes. Al año siguiente, otra maravilla que no fue celebrada como merecía: Desde Berlín (Tributo a Lou Reed), otra gran pareja (esta vez con Pablo Derqui) y dirigida, lo adivinaron, por Lima. Escribí: "La Caroline de Nathalie Poza tiene algo de la pureza de Sharon Tate, de la deriva sonámbula de Edie Segwick, de la mezcla de dulzura y tiniebla de la primera Marianne Faithful. ¡Y cómo canta y toca el piano!".

En 2017, doble y rotunda mutación en Sueño, texto y puesta en escena de Lima que ha girado por toda España, donde Poza pasaba de ser la Helena del bosque shakesperiano a convertirse en Andrés, el hijo del desnortado Faustino: una pieza alucinada y llena de fuerza.

He paseado por algunas muestras de su talento múltiple pero a veces, por el contrario, surgen roles inequívocos. El otro día hablaba de Regreso al hogar, de Pinter, con un director, y a la hora de imaginar el papelazo de Ruth los dos dijimos, a la vez: "¡Nathalie Poza!". Propongo otro clásico que le iría como anillo al dedo: Hester Collyer, el corazón libre y salvaje de The Deep Blue Sea, de Rattigan. Pero tendrá que esperar. Noticia: para la próxima temporada tiene en cartera la protagonista de La resistencia, la estupenda función de Lucía Carballal, a las órdenes de Israel Elejalde. Cuento los días.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_